Análisis
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Bruselas/Los jefes de Estado y gobierno de los socios de la eurozona aprobaron el plan de rescate de Grecia acordado previamente por la canciller germana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Este paso es fundamental para que la totalidad de los 27 miembros de la UE den su beneplácito definitivo al mecanismo de rescate de las finanzas helenas. El acuerdo prevé un montante de ayudas por valor de cerca de 23.000 millones de euros, de los cuales cerca de 10.000 millones corresponderían al Fondo Monetario Internacional (FMI) y entre 12.000 y 15.000 a "aportaciones voluntarias" de los socios de la eurozona.
Merkel y Sarkozy, lograron superar sus posturas enfrentadas sobre el rescate de Grecia y presentaron ante el resto de socios de la UE un mecanismo para salvar a la república helénica de un eventual colapso, por su elevado déficit público.
Se trata de créditos bilaterales voluntarios, a una tasa de interés aceptable para Grecia, quizás en torno al 3 por ciento, por parte de los socios de la eurozona (16 miembros) combinados con inyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en caso de que Grecia se encuentre en una situación límite. Sería, además, el último recurso, tal como pedía Merkel. La formulación latina ultima ratio, último recurso, se había puesto de moda entre bastidores de la cancillería de Berlín estos días, especialmente después de que según una encuesta del periódico Financial Times cerca del 80 por ciento de alemanes se mostrase contrario a que Alemania pagase la factura total del rescate griego.
El acuerdo ha sido posible gracias a la tenacidad de Merkel y a una inusual muestra de flexibilidad gala, al aceptar la participación del FMI, extremo que París veía como una "injerencia" en los temas "internos europeos". En una primera reacción, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, aplaudió la propuesta franco-alemana, que será presentada al resto de socios de la UE en el marco del Consejo Europeo de primavera, en Bruselas.
Finalmente, Berlín y París lograron superar sus diferencias sobre cómo acudir al rescate de Grecia. Sarkozy se resistió casi hasta el último momento a que el FMI tuviera un papel destacado en esta operación de salvamento del país heleno, que padece un déficit público del 12,7 por ciento del PIB, cuando el Pacto de Estabilidad sólo permite un máximo del 3 por ciento. Así, mientras Merkel apostó fuerte por una solución mixta para rescatar a Grecia, mediante créditos bilaterales coordinados y con la participación activa del FMI, Francia se resistía, temerosa de que la entrada del organismo multilateral empañe la imagen de independencia o autosuficiencia de Europa para resolver sus problemas por las amenazas que se ciernen sobre la zona euro.
A falta de un Fondo Monetario Europeo, a imagen del FMI, con la crisis de Grecia Europa mostró una vez más sus desacuerdos y sus fisuras internas, que imposibilitan rápidos acuerdos. Las vacilaciones de la UE, que desde febrero pasado (cuando se realizó la última cumbre europea centrada en Grecia) deshoja la margarita de cómo hacer y quién debe hacer qué para apuntalar las finanzas griegas, ha sometido al euro a una prueba de resistencia extrema ante los especuladores internacionales.
Según todas las estimaciones, serán necesarios entre 20.000 y 22.000 millones de euros para poner en marcha un plan de rescate coordinado y crear una especie de cordón sanitario en torno a Grecia, un airbag financiero que la proteja del riesgo de colapso, ante su enorme déficit público.
El acuerdo franco-germano fue bendecido también por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien hubiese preferido ver, al igual que Francia, una solución puramente europea para el rescate de Grecia. El jefe del Ejecutivo español mostró su empeño en resolver las diferencias franco-germanas y llamó por teléfono a Merkel, según confirmaron fuentes de la presidencia semestral española de la UE. "Es fundamental mantener la fortaleza del euro (...) y aportar una solución europea" a la crisis de Grecia, dijo. En palabras de Rodríguez Zapatero, el euro (al que Grecia pertenece desde 2001) "es una moneda de garantía" que es preciso defender a ultranza, ante cualquier tipo de amanaza externa o ataque especulativo.
Por la mañana, el presidente del Gobierno español aventuró la posibilidad de que España participe, junto con el resto de socios de la zona euro, en el mecanismo de rescate de Grecia con hasta un nueve por ciento del total, equivalente a unos 2.000 millones de euros. Aunque apostó por una salida europea, Zapatero consideró como "admisible" la participación del FMI. El presidente del Gobierno consideró además "razonable" que el mecanismo de asistencia se base en préstamos bilaterales. "Estamos hablando no de dar dinero a Grecia, sino de prestar dinero a Grecia, dinero que se devuelve, y además con intereses", indicó.
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