La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
Washington/España crecerá más de lo estimado este año gracias a la recuperación del turismo, aunque el año que viene se frenará más de lo esperado, según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que aumentó al 4,3% sus previsiones de crecimiento para 2022 y redujo al 1,2% la de 2023.
En su revisión de las previsiones económicas globales publicada este martes, el FMI aumenta tres décimas, hasta el 4,3%, su proyección sobre el crecimiento de la economía española con respecto a su cálculo de julio, gracias a la recuperación de los servicios relacionados con el turismo y la producción industrial en la primera mitad de 2022.
Sin embargo, reduce ocho décimas el crecimiento esperado para España para el próximo año y lo deja en el 1,2%, una cifra que es mucho más pesimista que la estimación del Gobierno español del 2,1% en 2023, aunque cercana a la estimación del Banco de España, en el 1,4%.
Respecto a la inflación, el FMI prevé que cierre este año en el 8,8%, para moderarse al 4,9% el año que viene, en tanto que la tasa de paro se reducirá al 12,7% en 2022 y al 12,3% en 2023.
El FMI también calcula que, tras nueve años consecutivos con superávit por cuenta corriente, España cerrará este año con un déficit del 0,2%, tasa en la que se mantendrá en 2023.
España seguirá creciendo por encima de la Eurozona, que también ve mejoradas sus previsiones de este año y empeoradas las de 2023.
Así, el conjunto de las economías del euro crecerá el 3,1% este año (cinco décimas más de lo previsto anteriormente), pero se resentirá más de lo esperado en 2023, y sólo avanzará el 0,5% (siete décimas menos de lo estimado en julio).
El débil crecimiento de 2023 en toda Europa, señala el FMI en su informe, "refleja los efectos secundarios de la guerra en Ucrania, con revisiones a la baja especialmente pronunciadas para las economías más expuestas a los cortes del suministro de gas ruso y condiciones financieras más estrictas".
Alemania, la primera economía del euro, sufre una de las peores estimaciones de crecimiento este año, el 1,5%, y el FMI incluso la coloca en recesión en 2023, con una caída del 0,3%.
Todo ello a pesar de que el país gobernado por Olaf Scholz ha logrado reducir su dependencia energética de Rusia desde que comenzó la invasión de Ucrania, de forma que sus importaciones de gas ruso han pasado de representar el 55% del total al 9% de agosto.
Tras una dilatada crisis política, Italia también se lleva la peor parte a futuro ya que, aunque este año crecerá el 3,2% gracias a la recuperación del sector turístico, el año que viene se frenará hasta acabar cayendo el 0,2%, según el FMI.
Francia, por su parte, registrará un crecimiento del 2,5% este año y del 0,7% el año que viene.
La invasión rusa de Ucrania continúa desestabilizando "poderosamente" la economía global y en Europa ha llevado a una "grave crisis energética", recuerda el FMI, como confirma el dato de que los precios de la gasolina se han multiplicado en el continente por más de cuatro desde 2021.
"Con Rusia recortando las entregas a menos del 20% de sus niveles de 2021, aumenta la perspectiva de escasez de energía durante el próximo invierno y más allá", advierte el organismo liderado por la búlgara Kristalina Georgieva.
Y añade: "El invierno de 2022 será un reto para Europa, pero el invierno de 2023 probablemente será peor".
Considera además que esta crisis energética "no es un shock transitorio" sino que a raíz del conflicto iniciado por Rusia está habiendo una "realineación de los suministros de energía".
La continua incertidumbre sobre el suministro de energía ha contribuido a una actividad económica real más lenta en Europa, particularmente en la industria manufacturera, lo que ha debilitado la confianza de los consumidores y, en menor medida, de las empresas.
En cuanto a la inflación de la eurozona, el FMI calcula que cerrará este año en el 8,3% y estima que la tasa vaya bajando hasta el 5,7% en 2023. Además hace su previsión en cinco años y espera que en 2027 ya se vuelva a la senda cercana al 2%, con una tasa de inflación del 1,8%.
Los precios de los alimentos, uno de los principales impulsores de la inflación mundial en lo que va del año, podrían empezar a bajar gracias a la caída de los precios de los futuros y al acuerdo de exportación de cereal ucraniano, que dan "alguna esperanza de mejora de la oferta en los próximos meses".
Aún así, estas estimaciones podrían quedar en papel mojado si Rusia detuviera por completo el suministro de gas a Europa en 2022.
Esto causaría que los precios de la energía aumentaran aún más a corto plazo, ejerciendo más presión sobre los hogares, y con una inflación en la zona euro elevada durante más tiempo.
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