El Eurogrupo urge a Chipre a que presente cuanto antes su alternativa al rescate
El Parlamento sigue sin votar el conocido como 'plan B' mientras se restringe el acceso de los ciudadanos al dinero en efectivo.
Chipre vivió su sexto día de inquietud tras el acuerdo del Eurogrupo de imponer una tasa a los depósitos bancarios, desconcierto que cobró un nuevo cariz con el anuncio de la reestructuración del Laiki Bank, la restricción a la retirada de efectivos y un nuevo retraso del voto en el Parlamento. En un principio y ante la urgencia de buscar soluciones inmediatas, estaba previsto que el Parlamento votara ya lo que se ha conocido como el plan B, un compendio de medidas con las que se pretende reunir los 5.800 millones de euros que exige la troika a cambio del rescate de 10.000 millones de euros. Este plan consiste en una serie de leyes que, entre otros, contemplan la creación de un Fondo Nacional de Solidaridad y la restricción del movimiento de capitales.
Mientras, en las calles el nerviosismo de los ciudadanos ha ido en aumento y nada más surgir el rumor de un posible cierre del Laiki, el segundo mayor banco de Chipre, muchos clientes se apresuraron a sacar dinero de los cajeros. Se volvieron a formar las colas vistas ya en la mañana del sábado pasado, horas después de que el Eurogrupo acordara gravar todos los depósitos bancarios de este país, un proyecto que el Parlamento tumbó el martes.
En medio de esta inquietud, el Laiki Bank publicó un comunicado informando de que para mejorar el servicio de los clientes y ante la gran demanda de efectivo, el límite de retirada de dinero de los cajeros queda de momento en 260 euros diarios, en lugar de los 1.000 habituales. El gobernador del Banco Central de Chipre, Panikos Dimitriadis, intentó lanzar un mensaje de calma a la población al asegurar que la ley que había preparado la entidad servía para garantizar el funcionamiento del banco. "Con estas medidas, el banco podrá seguir funcionando y ofrecer sus servicios al cliente", dijo.
La reestructuración de Laiki Bank garantizará el 95% de los depósitos en esa institución financiera, afirmó por su parte el líder del partido gobernante DISY, Averof Neofitu, quien pidió máxima calma. "Con ese proyecto, 361.000 de los 379.000 depositantes de Laiki Bank salvaguardarán el 100% de sus depósitos", dijo Neofitu a la salida de la reunión entre el presidente, Nikos Anastasiadis, y los líderes de los partidos políticos.
El borrador de ley sobre las restricciones a los movimientos de capital pretende evitar una fuga de depósitos en el momento en el que los bancos chipriotas reabran sus puertas, algo previsto para el martes. Según esta ley, el ministro de Finanzas o el gobernador del Banco Central podrán establecer los límites por decreto, una medida que demandaba la delegación de la troika internacional presente en Chipre. Además, se podrá prohibir o restringir la apertura de nuevas cuentas.
Otro borrador de ley establece la creación de un Fondo Nacional de Solidaridad, al que se destinarán parte de las reservas de los fondos de pensiones y del seguro médico de los empleados públicos. El fondo estará abierto a las donaciones de ciudadanos y empresas privadas, y podría incluir más adelante la oferta de la Iglesia de Chipre de hipotecar sus "inmensas propiedades" e incluso de posibles derivados financieros creados en base a las eventuales ganancias futuras de la extracción del gas. El Fondo podrá financiar o contribuir a la recapitalización de entidades bancarias, e incluso al propio Estado chipriota, dice el borrador en la versión filtrada a los medios.
Mientras, en Rusia, el ministro de Finanzas, Mijalis Sarris, sigue sin haber logrado un acuerdo con las autoridades rusas, que más de una ampliación del plazo de devolución del crédito bilateral no parece de momento convencida a entrar en el rescate. En la teleconferencia que celebró el Eurogrupo tampoco hubo decisiones, pero se le pidió a Nicosia aprobar cuanto antes su plan alternativo y garantizar los depósitos inferiores a los 100.000 euros. Mientras tanto, el apoyo del pueblo chipriota va disminuyendo y, según una encuesta publicada este jueves, dos de cada tres ciudadanos se muestran favorables a la salida del euro y a reforzar las relaciones con Rusia.
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