Ebro Foods impulsa un proyecto para reducir un 60% los gases de efecto invernadero en el arrozal sevillano

La multinacional desarrolla con Mars Food y Danone la iniciativa Oryzonte para aplicar técnicas de riego intermitente

Ebro Foods mejora ventas y Ebitda hasta marzo pero reduce el beneficio neto un 21,4%

Arrozal en la frontera entre Huelva y Sevilla
Arrozal en la frontera entre Huelva y Sevilla
Redacción

19 de octubre 2022 - 14:02

El proyecto de Agricultura Sostenible Oryzonte (https://www.oryzonte.com/) ha demostrado que la aplicación de técnicas de riego intermitente (Alternate Wetting and Drying, AWD) permiten reducir en un 60% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas por el cultivo del arroz en Sevilla. El programa ha sido financiado íntegramente por las compañías Mars Food, Herba Ricemills (Ebro Foods) y Danone "en el marco de su compromiso empresarial con la sostenibilidad de su cadena de valor y la mitigación del cambio climático", señala la multinacional Ebro Foods en una nota.

Su objetivo es el de "mejorar la sostenibilidad del cultivo arrocero de Sevilla en tres áreas clave: agua, emisiones de gases de efecto invernadero y biodiversidad, habiendo obtenido resultados muy satisfactorios en cada una de ellas". Dentro del proyecto, como acción transversal, se han incluido también actividades de formación con los productores de arroz de la región.

Estudio pionero

Ebro Foods explica que campos de arroz de Sevilla, como los de muchas otras regiones, se cultivan en condiciones de inundación, por lo que "son una fuente importante de emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, siendo el metano (CH4) el gas predominante en este cultivo".

Hasta el día de hoy, no se había reportado ningún muestreo de emisiones de GEI en fincas de arroz comerciales en Sevilla.

Oryzonte ha muestreado y analizado las emisiones de gases de efecto invernadero de tres parcelas, tanto en la fase de cultivo como durante la temporada de barbecho invernal, aplicando en cada uno de ellos un escenario diferente de gestión del agua. La monitorización abarcó el período de junio de 2019 a junio de 2020.

La primera parcela implementó el riego intermitente (AWD), una práctica que tiene como objetivo realizar períodos de aireación del suelo durante el ciclo de cultivo. La segunda parcela implementó la no-inundación invernal, una práctica que se enfoca en no inundar los campos después de la cosecha, aumentando así el período de oxigenación de los suelos. Finalmente, la tercera parcela se utilizó como control, para obtener la línea base y verificar si las prácticas aplicadas permiten reducir efectivamente las emisiones de GEI.

Las muestras de gas fueron recogidas por el equipo del proyecto, formado por personal de las empresas Gabinete de Iniciativas Europeas y Optiriego Consulting. El equipo también contó con el apoyo técnico del Instituto Hispánico del Arroz (Hisparroz), uno de los mayores productores de la zona. El análisis de las muestras y de los resultados ha sido realizado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), Centro de Investigación con una importante experiencia en la evaluación de las emisiones de GEI de los arrozales.

Resultados muy positivos

Por un lado, las emisiones de GEI en la parcela control fueron sustancialmente inferiores a las reportadas en otras regiones españolas, lo que podría deberse a los altos contenidos en arcilla y sulfatos de los suelos de Sevilla. Por otro, el trabajo ha permitido comprobar que la aplicación de prácticas específicas de mitigación promovidas a nivel internacional, como el riego intermitente, reducen efectivamente las emisiones de GEI de los arrozales en Sevilla. En este sentido, a través de la implementación del AWD, el proyecto ha medido una reducción de las emisiones de GEI del 60% y una notable reducción de emisiones de metano del 63% con respecto a la práctica habitual de los agricultores.

De manera similar, la medición de emisiones ha demostrado que la práctica de no-inundación invernal reduce significativamente las emisiones de GEI en comparación con la práctica habitual, que supone mantener los campos inundados desde la cosecha hasta mediados de enero.

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