La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Sevilla/La Administración Trump ha puesto en la picota al sector de la aceituna española, y por ende, andaluza. A última hora de la noche del martes, como avanzó en su edición de este miércoles este diario, se conoció que el departamento de Comercio de EEUU impuso, de forma provisional, un arancel extraordinario a la aceituna negra del país por considerar que vende su producto a un precio por debajo de mercado gracias a las subvenciones que recibe.
En concreto, ha sancionado con una tasa del 2,31% del valor de producción en aduana a Aceitunas del Guadalquivir, del 2,47% a Agro Sevilla y del 7,24% a Agro Sevilla. Estas son las tres empresas que han participado aportando documentación en el procedimiento investigador iniciado en julio a petición de la demandantes Coalición para el Comercio Justo de la Aceituna, compuesta por las firmas californiana Bell-Carter Foods y Musco Family Olive. El resto de exportadoras españolas -en total son 25 empresas las que venden allí- abonarán la media de estos porcentajes, el 4,47%.
Puede que el castigo no sea muy cuantioso económicamente, pero tiene implicaciones muy dañinas, tanto para el sector en particular como, en general, para la agricultura española. Respecto a lo primero, el secretario general de Asemesa, Antonio de Mora, señalaba este miércoles que muchas empresas "juegan con márgenes muy estrechos, por lo que cualquier pequeño porcentaje puede ser importante". España, con el 33% de las ventas y 70 millones en ventas, es líder en EEUU, y cualquier penalización daría ventaja a competidores como Turquía o Marruecos. La consecuencia sería, siempre en el peor escenario, el abandono de un mercado no rentable, con una repercusión máxima de 700 millones en diez años, que es el tiempo que previsiblemente duraría el arancel extra (cinco años prorrogables por otros cinco). Las consecuencias se extenderían más allá de EEUU, ya que toda la producción exportada se pasaría a verde o iría a otros mercados, lo que provocaría un desequilibrio en otros mercados (bajadas de precios, exceso de producción, etc.).
Pero la cosa no quedaría aquí. Como señalaba este miércoles la misma Asemesa, "se pone en duda todo el sistema de ayudas de la Unión Europea" y se sienta un precedente peligroso: detrás de la aceituna podrían venir otros productos. De ahí que la Comisión Europea se haya puesto de lado del sector aceitunero y, como reconocía este miércoles Asemesa, sin dudarlo y con energía. Un portavoz del Ejecutivo comunitario señalaba este miércoles que "no hay razón para las medidas antisubsidios" contra el sector, ya que forman parte de la llamada caja verde de la Organización Mundial del Comercio. Estas las subvenciones directas a los agricultores para mantener su renta y no a la producción o al precio, y son exactamente las que corresponden a la aceituna. En la misma línea, las administraciones española y andaluza han cerrado filas. Aparte de los titulares del ramo, Isabel García Tejerina y Rodrigo Sánchez Haro, salieron en defensa del sector la propia presidenta de la Junta, Susana Díaz, y el ministro de Economía, Luis de Guindos, que defendieron la legalidad de las ayudas a la aceituna de mesa.
Desde el sector productor, Asaja-Sevilla reclamó que, ante la posición de EEUU, la Unión Europea opte por la denuncia ante la Organización Mundial de Comercio, ya que la imposición de este arancel extraordinario es "arbitraria y burla todas las normas del comercio internacional".
La medida es muy posible pero sólo si las decisiones del departamento de Comercio son definitivas. Por ahora, el arancel es provisional y se comenzará a abonar en los próximos días a modo de depósito. Es decir, si al final EEUU falla de modo favorable a la aceituna española, se le devolverá el dinero y al revés, si el montante es superior, el sector deberá abonar la diferencia.
El proceso, pues, continúa y además pesa sobre el sector otra investigación más por dumping (hundimiento de los precios para hundir a los competidores), que se inició algo más tarde que la relativa a subvenciones. Respecto a esta última en enero se conocerá el fallo preliminar y si es negativo el daño será aún mayor ya que se impondrían aranceles que se sumarían a los ya existentes por la otra sanción.
En los dos casos -y pese a la decisión de este miércoles- el procedimiento continúa y se alargará previsiblemente hasta junio. Si es negativo, probablemente habrá recurso de la UE ante la OMC y en paralelo puede haber también una demanda ante la Justicia norteamericana. En el marco de la investigación sobre las subvenciones una delegación del departamento de Comercio visitará España en los próximos meses para recabar documentación y entrevistarse con productores, empresas y administraciones.
La administración Trump también tiene abierta una tercera investigación para evaluar el daño a los productores locales, lo que podría traducirse en medidas compensatorias.
La aceituna de mesa española factura 1.300 millones, con un peso del 65% en la exportación y del 30% para la negra, cuya práctica totalidad se exporta. De hecho, ya se vende en el exterior más aceituna negra -en continuo crecimiento- que verde.
Cinco millones de euros. Es lo que le cuesta al sector la contratación de dos prestigiosos bufetes, Garrigues Abogados en Bruselas y el despacho Curtis Mallet-Prevost en Washington, para defenderse de la administración Trump. El Gobierno del presidente norteamericano no tiene precisamente una predisposición favorable hacia los productos que vienen de fuera. Desde que llegó a la Presidencia, ha abierto 77 investigaciones 'antidumping', y suelen ser muy intensas: se pide documentación en ingles, a veces de décadas atrás y con urgencia.
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