Draghi avanza que el supervisor bancario único no estará operativo hasta 2014
El presidente del BCE quiere restar importancia a su fecha de activación, ya que "no supondrá una gran diferencia si el compromiso de los miembros es firme".
Tokio/El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, apuntó este sábado en Tokio a que el mecanismo de supervisión bancaria única no se activará hasta 2014, al tiempo que destacó los progresos en la recapitalización del sector bancario de la eurozona. En una rueda de prensa en el marco de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Tokio, Draghi consideró que hay espacio para el optimismo y aludió, entre otras cosas, a los avances realizados en los últimos meses hacia una unión bancaria.
El titular del emisor europeo recordó que el próximo 1 de enero entrará en vigor marco regulador para un supervisor bancario único, un paso que consideró muy importante, aunque de carácter "institucional". Para que el mecanismo esté realmente en marcha hará falta "aproximadamente un año", advirtió el italiano, ya que será necesario elaborar un marco operativo completo.
No obstante, Draghi quiso restar importancia a su fecha de activación: "No supondrá una gran diferencia si el compromiso de los miembros es firme", afirmó. Para el presidente del BCE las perspectivas de la eurozona se presentan menos negras ahora que a principios de año, pese al oscuro panorama que pinta para la región el informe de perspectivas económicas publicado esta semana por el FMI. "No digo que nuestro mensaje contraste con el del FMI en todas las cuestiones", dijo, pero señaló que el emisor europeo maneja previsiones diferentes a las del organismo en cuestiones como el nivel de endeudamiento de los bancos, algo que achacó a cuestiones de "metodología".
Agregó que finales del año pasado había un fuerte riesgo de que los bancos europeos tomaran acciones de forma "desordenada" para reducir su endeudamiento con consecuencias "muy negativas para el crecimiento". Ahora, aseguró, existe en cambio "un proceso ordenado" y el nivel de endeudamiento se ha reducido, con una recapitalización de los bancos europeos de unos 200.000 millones de euros desde que comenzó el proceso en diciembre de 2011, según los datos más recientes. "Parece que el sistema bancario de la zona euro, centro de muchas preocupaciones durante meses, es más resistente de lo que se hubiera esperado a finales del año pasado", afirmó.
También se pronunció en este sentido el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, quien en la misma rueda de prensa se mostró por su parte "menos pesimista" que en primavera gracias a los "instrumentos globales y efectivos" con los que cuenta ahora la eurozona. "Hemos avanzado un largo camino y fortalecido nuestro gobierno económico", afirmó, e instó a los miembros del área euro a "mantener el ritmo de las reformas y la consolidación fiscal" como único medio de restaurar "una confianza duradera".
Igual que el presidente del BCE, Rehn aplaudió los avances hacia una unión bancaria y la entrada en vigor de la regulación del supervisor bancario en enero, aunque alertó de que la puesta en marcha de la supervisión única "es necesaria, pero no suficiente por sí sola", para la recapitalización directa de los bancos. Así, sería necesaria también una petición de un Estado miembro, un memorando para plasmar el proceso y un acuerdo de los miembros sobre el modo y las condiciones en que la recapitalización se llevaría a cabo, dijo.
Rehn dejó claro que la responsabilidad última de este mecanismo, compuesto por el supervisor único con sede en Fráncfort y los supervisores nacionales, sería la de asegurar que en el sistema no quedan "agujeros negros", "como sucedió hasta cierto punto en Irlanda o en España en el contexto de Bankia", advirtió. El mensaje de optimismo prudente y "menor pesimismo" de Draghi y Rehn se produjo en el marco de una asamblea del FMI y el BM en los problemas de la eurozona han centrado buena parte de los debates.
La directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, se mostró a favor de dar a los países con problemas el tiempo necesario para asimilar los programas de ajustes y apuntó a que en el caso de Grecia serían dos años adicionales.
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