Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Cajasur ha muerto. 150 años de historia quedaron enterrados por una decisión del Cabildo, que se opuso a la fusión porque quería garantizar un empleo que ahora mismo está más en el aire que nunca. ¿Quién garantiza los puestos de trabajo de una caja que puede llegar a ser subastada? Repartir culpas el día después del sepelio suele ser lo común en estos casos: políticos, técnicos, financieros y curas se miran de reojo diciéndose "y tú más" tras un proceso que no ha tenido madre y sí muchas madrastras. Y lo cierto es que el Cabildo tendrá que salir en algún momento a explicar los motivos de su decisión final con más pormenores de los cifrados hasta el momento, por mucho que señalaran -sólo días antes- que no estaban dispuestos a firmar la fusión sin acuerdo laboral, sobre todo teniendo en cuenta que había tiempo hasta las asambleas, que tendrían que haberse celebrado el 30 de junio. Es la clave, había margen. De no haberlo habido todo el mundo hubiera entendido la defensa del Cabildo de un acuerdo cerrado el viernes. Incluso el Banco de España estaba dispuesto a dar posibilidades. Tanto que Aspromonte, el sindicato mayoritario de Cajasur, había conseguido el mejor acuerdo. Tan bueno era que cabreó a CCOO y UGT porque agraviaba a los empleados de Unicaja. Pero el Cabildo dijo no pese a su cerrada defensa del empleo y lo ha perdido todo.
-¿Por qué Gómez Sierra estuvo el viernes en Unicaja y no se vio con Medel?
-El presidente de Cajasur fue a Málaga, pero no negoció con Medel. Sólo lo saludó y le dijo que iba a ver unos flecos de los acuerdos institucionales. Medel le respondió que eso estaba ya casi hecho y no se habló más. Pero Gómez Sierra se quedó e incluso llegó tarde al consejo en Córdoba. ¿Qué hizo allí durante más de cuatro horas si sólo se estaba cociendo el acuerdo laboral? Dicen las fuentes consultadas que estuvo muy pendiente de todos los pasos que se daban. ¿Los condicionó?
-¿Por qué el Cabildo esperó a la última semana para decir que sólo aceptaría la fusión con acuerdo laboral firmado y no presionó antes a Unicaja?
-Unicaja ha dilatado las negociaciones en exceso, hasta el límite, pero esto entra dentro de la licitud de todo tira y afloja. No obstante, esto no debería haber supuesto la casi total inhibición del Cabildo en el tema. Los negociadores de Aspromonte, preguntados sobre la actitud que mantenían los responsables de Cajasur en las mesas laborales, señalaron: "No hablan". Pero, ¿por qué? Es cierto que la Iglesia siempre ha repetido que sin acuerdo laboral no habría pacto, que la defensa del empleo suponía para ellos lo más importante, pero sólo respondieron a última hora, el pasado martes, y el mensaje no sirvió para desbloquear nada. También hay que decir que el Cabildo defendió el empleo a la vez que se garantizaba importantes privilegios en la ya imposible Unicajasur, con importantes dotaciones para su fundación, que hubiera tenido ocho millones por año.
-¿Por qué el Cabildo no ha apurado todos los plazos teniendo en cuenta que el acuerdo laboral no era de obligada aprobación el viernes?
-La fecha dada por el Banco de España sólo se refería a la parte del proyecto de fusión. El acuerdo laboral podría esperar hasta la asamblea que, según la ley, es el órgano que debe ratificarla. Sin embargo, los patronos del Cabildo no quisieron ni oír hablar del tema. Querían un acuerdo cerrado pese a que Unicaja les garatizaba seguir negociando. Es más, según fuentes consultadas por este periódico, el Banco de España dio una prórroga en la que no intervendría para prolongar la negociación hasta el 28 de mayo, a la espera de que hubiera un pacto que se cerró en parte y verbalmente por Aspromonte a última hora de la tarde. El Cabildo no quiso acogerse a la citada prórroga.
-¿Por qué el Cabildo no atendió al resultado de la negociación de Aspromonte, que era favorable para los empleados de Cajasur? ¿Por qué Aspromonte defiende su propuesta como buena y luego su representante vota en contra en el consejo cuando el sindicato ha insistido en que apoyaba esta fusión?
-Había margen hasta el 30 de junio. Aspromonte había conseguido, y así se lo aseguraron el viernes a todos los medios, que las condiciones de los trabajadores de Cajasur iban a ser muy favorables. Eso se sabía en el consejo de Cajasur y el Cabildo no lo tuvo en cuenta. Aunque no era un acuerdo firme, sí abría una puerta a la esperanza y si el objetivo del Cabildo era garantizar los puestos de trabajo ahí tenía una opción. Negociada además por su gente. Pero tan incongruente como esto es que Aspromonte, con su acuerdo verbal positivo, hizo votar a su representante en contra de la fusión. ¿Alguien lo entiende? La respuesta podría estar en que Aspromonte y el Cabildo querían más garantías. Pero, ¿qué garantías hay en la intervención?
-¿Cree realmente el Cabildo y en extensión la Iglesia que la intervención garantiza más empleos que la fusión? ¿Tiene la Iglesia a alguien que pueda llegar en el futuro a pujar en la subasta y quedarse con la caja y sus activos? ¿A cambio de qué?
-El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, dijo ayer que la Iglesia lo ha perdido todo a cambio de los empleos. ¿Qué empleos? Habría que preguntarle al Cabildo y al obispo qué visión tienen de la intervención y qué garantías creen que ofrece este proceso para los trabajadores. Sobre el papel, muchas menos que la fusión porque, llegado el momento, Cajasur puede hasta ser vendida por paquetes. Fuentes consultadas por este periódico apuntan a que la Iglesia puede tener un as en la manga, un caballero blanco que venga cuando el FROB tome una decisión final y decida hacerse con la caja garantizando puestos de trabajo y devolviendo a la Iglesia algún tipo de prebenda. Pero esto a día de hoy es casi ciencia ficción. Hoy, técnicamente, la intervención es peor para el empleo en la caja.
-¿Qué papel han jugado los impositores?
-Cuatro de los cinco impositores votaron a favor de la intervención, en el mismo sentido que el Cabildo. ¿Por qué votaron con el Cabildo? ¿Cómo se negoció su voto? Este diario habló al mediodía del viernes con uno de ellos, que aseguró que no tenían nada decidido, que estaban reunidos. ¿Sabían de verdad lo que votaban? Fuentes del consejo de la caja señalaron que uno de ellos apeló a que "no vamos a dejar ahora solo al presidente" para dirigir el sentido de su voto. ¿Es ése suficiente motivo para negar la fusión?
Éstas y otras preguntas deberían ser contestadas por el Cabildo, cuya actuación en el proceso ha sido muy opaca e insuficientemente explicada, sobre todo porque se ha basado en el interés de los trabajadores y al final la intervención puede ser peor que la fusión, para la que no han agotado el plazo.
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