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Europa se expone a abrir la caja de los truenos si prohíbe a las agencias de calificación evaluar la salud financiera de sus miembros bajo perfusión internacional, aunque esta decisión podría permitir descartar a corto plazo el riesgo de un contagio de la crisis, según diversos analistas. La UE cuestionó ayer de nuevo el "oligopolio" que forman Standard & Poor's, Moody's y Fitch.
"Hay que preguntarse (...) si hay que permitir las notas soberanas cuando un Estado está bajo un programa internacional", recalcó el comisario europeo de Servicios Financieros, Michel Barnier. "Es una manera de matar al mensajero de malas noticias", comentó Nicolas Véron, del think tank Bruegel.
"¿Qué hay de la nota de las empresas y de las instituciones financieras de los países en cuestión?", se interroga Cyril Régnat, de Natixis, que estima que esta propuesta "añade incertidumbre, volatilidad y alimenta la especulación". Principalmente porque muchos inversores hacen su elección en función de estas agencias. "Coincidimos en que algunos inversores se basan demasiado o dan la impresión de basarse demasiado en las notas en vez de tomar decisiones mediante sus propios análisis", señaló una fuente de Fitch. S&P y Moody's declinaron hacer comentarios.
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