La Comisión Europea no se resigna al 'grexit', ya que sería "un fracaso colectivo"

Juncker pide apartar los "egos" en la negociación y evitar la salida de Grecia del euro. Manuel Valls, convencido de que "existen las bases de un acuerdo" y ve a todas las partes "muy cerca". Tsipras cree en un acuerdo.

La Comisión Europea no se resigna al 'grexit', ya que sería "un fracaso colectivo"
La Comisión Europea no se resigna al 'grexit', ya que sería "un fracaso colectivo"
Agencias

07 de julio 2015 - 11:28

El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, afirmó que el Ejecutivo comunitario "no se resigna" a un grexit, lo que consideró sería "un fracaso colectivo terrible". "La CE no se resigna al grexit, sería un fracaso, un fracaso colectivo. No lo queremos, pero corresponde a Grecia decir cómo quiere actuar para evitar el peor escenario, el que no queremos", afirmó Moscovici a su llegada a la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (Eurogrupo).

El Eurogrupo se reúne con carácter extraordinario para preparar la cumbre de líderes de la eurozona que comenzará a partir de las 16:00 y en la que se espera escuchar las nuevas propuestas del primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, para relanzar las interrumpidas negociaciones con sus acreedores internacionales. Moscovici insistió en que "las razones para llegar a un acuerdo son urgentes y son más necesarias que nunca", por lo que instó a los países a "dejar a un lado los juegos políticos y actuar en el interés general, de Grecia y de la zona euro".

El responsable comunitario subrayó que "el mensaje que se espera del ministro de Finanzas griego (Euclidis Tsakalotos) es que diga lo que Grecia quiere. Si prefiere seguir por la vía de la aventura o prefiere hacerlo por la de la estabilidad, la credibilidad y la recuperación". "Hace falta que el ministro Tsakalotos nos de respuestas concretas, tangibles, eficaces y creíbles", afirmó Moscovici, que reiteró que el objetivo a "evitar es un grexit', eso sería un fracaso terrible.

También reiteró que la Comisión Europea, que está actuando como mediador entre Grecia y sus acreedores internacionales, que son el BCE, el FMI y los otros dieciocho socios del euro, "está disponible para seguir realizando su papel". "La cuestión central es si podemos elaborar un nuevo programa como Grecia lo ha pedido, y si podemos aún hacerlo", afirmó el eurocomisario francés, que insistió en que para ello hace falta que Tsakalotos presente "propuestas creíbles que permitan iniciar la discusión". "En la CE estamos disponibles para trabajar en favor de un acuerdo, pero corresponde a las autoridades griegas decir cómo desean hacer para evitar el peor escenario", subrayó, al tiempo que señaló que presentará a los ministros las soluciones técnicas posibles.

Tsipras se dirige a Bruselas en busca de acuerdo con el apoyo de la oposición

Grecia mira hacia Bruselas, donde el primer ministro, Alexis Tsipras, buscará reiniciar las negociaciones con los acreedores, esta vez con el apoyo de todos los líderes de la oposición proeuropea. El presidente de los Griegos Independientes y socio de Gobierno, Panos Kamenos, aseguró que "es la primera vez que el pueblo griego va a Bruselas con unidad nacional, a pedir una vez más una solución que lleve el país al crecimiento, con un camino fijo que demuestre que en las democracias es el pueblo quien decide y no los centros de poder". Tras una primera ronda frenética de conversaciones este lunes entre Tsipras y los demás líderes internacionales, Grecia afronta hoy dos reuniones cruciales, una del Eurogrupo y una cumbre con los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la eurozona. La victoria del no en el referéndum del pasado domingo, además de la hoja de ruta firmada con los demás partidos del país, a excepción de los comunistas y los neonazis, deberían dar fuerza al equipo de Tsipras para negociar. Pero los mensajes que se han recibido desde la otra parte no dan a entender por ahora que haya cambiado mucho el ambiente hostil hacia el Ejecutivo griego.

Según fuentes comunitarias citadas por el diario Kathimerini, 16 de los 18 países de la eurozona estarían a favor de dejar salir a Grecia de la unión monetaria. Uno de los dos únicos países amigos podría ser Francia, a juzgar por las palabras de hoy a la emisora de radio RTL de su primer ministro, Manuel Valls, quien afirmó que Europa no puede asumir el riesgo de una salida de Grecia de la moneda única por razones económicas, pero sobre todo por razones políticas. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, calificó este escenario como una cuestión de "egos", que deberían dejarse a un lado para poder evitar el grexit.

Pero en las calles de un barrio céntrico de Atenas, la euforia del resultado del domingo se ha convertido en un aire de fatalismo, a la espera de una "venganza" de los socios, al haber mandado un mensaje contrario a lo que esperaban. "Habrá un acuerdo, pero no hará que mejore la situación de la gente. Tanto en dracmas como en euros, el problema es el sistema, que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres", dice Kuluris, un comerciante de unos 60 años.

En la hoja de ruta para negociar con los acreedores, que publicaron conjuntamente los partidos griegos proeuropeos este lunes, se pide un acuerdo que satisfaga la financiación del país con reformas basadas en un criterio fiscal de redistribución justo, que fomenten el crecimiento y eviten la recesión, y el compromiso de un debate sobre la sostenibilidad de la deuda. Según la prensa local, la oferta que podría presentar Grecia a los socios se acercaría a la publicada por la Comisión Europea después de que se hubiera convocado el referéndum, que, según el Gobierno de Atenas, no había estado nunca formalmente sobre la mesa de negociaciones. María, trabajadora del sector privado y madre de una niña de ocho años, considera que lo único que conseguirá Grecia es "un acuerdo que nos castigue todavía más".

En medio de un corralito, que se extenderá al menos hasta el próximo jueves, la situación financiera de Grecia se encuentra en un momento delicado, quedándose sin efectivo y dependiendo por completo del Banco Central Europeo (BCE) como si se tratara de un paciente intubado. Así, la entidad con sede en Fráncfort decidió este lunes mantener la cantidad de liquidez de emergencia máxima que los bancos griegos pueden pedir al Banco de Grecia en 89.000 millones de euros, pero a su vez aclaró que les dará menos dinero por cada activo que presenten como garantía. Con esto el BCE evita que la banca helena quiebre definitivamente, pero incrementa la presión al Gobierno de Atenas para que llegue a un acuerdo con sus socios europeos.

El Gobierno confía en que si la cumbre de hoy en Bruselas envía algún mensaje positivo que apunte a la reapertura de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores, el BCE podría volver a abrir el grifo de las inyecciones de liquidez, lo que evitaría el colapso definitivo de la banca. A pesar de la incertidumbre, los mercados financieros siguen reaccionando con relativa calma a los acontecimientos en Grecia, como revelaron ayer ante el resultado del referéndum del domingo. En la eurozona las evaluaciones también han comenzado a nivel técnico, en el seno del llamado Grupo de Trabajo del Euro, así como en el consejo de gobierno del BCE, y a escala bilateral entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, que mantuvieron una cena de trabajo el lunes en París.

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