Caffé Imperiale producirá para Masterchef café en cápsulas controlado desde el origen
Café de máxima calidad, controlado desde el origen, encapsulado en Andalucía para Masterchef. Ése es el próximo reto de Caffé Imperiale.
La empresa andaluza ha firmado un contrato con Masterchef para producir en exclusiva para el mercado español café en cápsulas bajo la marca del famoso talent show televisivo de alta cocina.
El novedoso modelo de negocio de Caffé Imperiale, basado en la producción industrial de café tostado artesanalmente y separadamente según su origen y en la formación de los baristas para llevar la excelencia del producto hasta el cliente final, llamó la atención de Masterchef. Esta empresa multinacional acudió a conocer la nueva fábrica de Caffé Imperiale en Utrera, donde se se ha invertido para asegurar el crecimiento de ese modelo de negocio en los próximos decenios.
Así, la nueva planta ha mejorado las instalaciones de formación para hosteleros, su principal canal de distribución. Los clientes de bares, restaurantes y hoteles tienen una fidelidad del 99%, gracias precisamente a este negocio.
Tras conocer el modelo de negocio y la nueva línea de cápsulas de café para alimentación, Masterchef decidió contratar a Caffé Imperiale para desarrollar su primera experiencia comercial en este producto.
El acuerdo incluye la producción y el comercio justo del café desde el origen, cultivado en fincas propias en Honduras, el tueste artesanal y el encapsulado en Utrera para máquinas compatibles con los sistemas Nespresso y Dolce Gusto, que son los más usados del mercado.
La previsión es que las cápsulas Masterchef by Caffé Imperiale estén disponibles en supermercados este mismo verano, según confirmó José Antonio Rodríguez Abril, CEO y fundador de la empresa cafetera, una vez que la línea de encapsulado esté en marcha en la nueva fábrica de Utrera.
Caffé Imperiale ya tiene en plena producción su nueva planta, en la que los propietarios de la compañía han invertido 4,1 millones de euros, una apuesta por la expansión del negocio que decidieron mantener y completar en 2020 pese a la irrupción de la pandemia y las graves consecuencias que para su negocio tuvo las restricciones impuestas para combatir el coronavirus.
La construcción de la nueva fábrica de Utrera, de 4.000 metros cuadrados, comenzó en enero de 2020, mientras se mantenía abierta la planta de producción anterior, ubicada en Alcalá de Guadaíra. “En el primer trimestre de 2020 íbamos lanzados, con un importante crecimiento de las ventas y con las obras de la fábrica en marcha, pero a mediados de marzo se declara el primer estado de alarma y todo se paralizó”, afirma José Antonio Rodríguez. “En ese momento tuvimos que decidir si seguíamos adelante con la inversión o la aplazábamos”, agrega el propietario de la empresa familiar.
Rodríguez reconoce que 2020 fue “un año muy duro”, en el que la empresa estuvo “tres meses con facturación cero”, hasta que la hostelería pudo ir reabriendo los negocios. “La única actividad que hubo desde mediados de marzo a final de mayo fue la producción de cápsulas de café para donar a hospitales”, recuerda Rodríguez.
Caffé Imperiale había cerrado el ejercicio de 2019 con una facturación de la marca –que agrupa las ventas de los distribuidores propios o participados– en 2,7 millones de euros, lo que generó para la compañía un Ebitda de 700.000.
En 2020 el negocio de la marca cayó, tras cuatro meses cerrados, a 1,9 millones de euros, gracias a que el año se había iniciado bien. El Ebitda del ejercicio fue de 300.000 euros. Pese a la prueba vivida, Rodríguez asume la decisión de haber seguido adelante con la nueva fábrica, donde ya se concentra toda la producción. Y mantiene su apuesta de reinvertir el beneficio. Tras levantarse las restricciones para la hostelería, Caffé Imperiale espera un fuerte crecimiento para 2021, año en el que prevé que la marca llegue a 3,4 millones de cifra de negocio, con un objetivo de Ebitda de un millón de euros.
El levantamiento del estado de alarma y la entrada en funcionamiento de la nueva fábrica son claves para ello. La planta está totalmente automatizada pero mantiene la esencia de la fórmula de éxito de Caffé Imeperiale, tostar de forma artesanal cada variedad de café y mezclarlo posteriormente.
La planta es capaz de producir 6.000 kilos de café diarios y está a punto de poner en marcha una línea encapsuladora, lo que permitirá abordar la venta del formato tanto a la hostelería como en el canal de alimentación. La empresa tiene ya ha un cerrado acuerdos entre otros distribuidores con el andaluz Grupo MAS.
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