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Befesa se lanza a su expansión tras su exitosa salida a Bolsa en Fráncfort

La compañía que preside el sevillano Javier Molina logra una capitalización en su estreno de 950 millones, que supera los 1.100 millones tras una semana de cotización en Alemania

Javier Molina toca la campana en la Bolsa de Fráncfort, en el gesto simbólico que marca el inicio del regreso de Befesa a los mercados cotizados. / M. G.

Sevilla/Befesa se lanza a un plan de expansión tras volver a cotizar, y con enorme éxito. Ahora en Alemania, tras la decisión de salir a la Bolsa de Fráncfort, que se ejecutó el pasado viernes 3 de noviembre.

Befesa cotizó en las bolsas de Madrid y Bilbao desde 1999 hasta 2011, cuando salió del mercado mediante una opa de exclusión de su entonces propietario, el grupo Abengoa. Los caminos de las dos empresas se separaron en 2013 cuando la multinacional sevillana vendió Befesa al fondo Triton Partners y desde entonces sus trayectorias han sido muy distintas.

Abengoa trata de resurgir tras superar un preconcurso de acreedores que a punto estuvo de convertirse en la mayor quiebra habida en España.

En cambio, Befesa ha seguido bajo la propiedad de Triton y la batuta del presidente, el sevillano Javier Molina, un plan para centrarse en su negocio medioambiental principal, el tratamiento y reciclaje de residuos procedentes de la fabricación de acero y aluminio, que ha desembocado en su retorno a la Bolsa, con tal éxito que es la segunda mejor colocación vivida este año en Fráncfort, según destaca el propio Molina en declaraciones a este diario.

Befesa empezó a cotizar el viernes 3 de noviembre, con un precio de salida de 28 euros por acción. En su primera jornada en el parqué alemán, su valor creció más de un 13,46%, hasta situarse en 31,77 euros. Tras una semana completa, ese crecimiento se consolida, pues ayer viernes cerró a 31,88 euros.

Tras la primera jornada de cotizaciones, la capitalización de la compañía se situó en 950 millones de euros, y durante toda esta semana ha superado los 1.100 millones.

Antes de la salida a Bolsa, Triton Partners era el propietario del 96,66% del capital y tras la colocación conserva una participación del 54,82%, según los datos hechos públicos por la bolsa de Fráncfort, por lo que la colocación ha sido del 45,18% del capital. La mayoría de los inversores que han entrado en el accionariado "son institucionales y de mucha calidad", destaca el presidente de Befesa.

El total del capital colocado es secundario, por lo que la liquidez ha ido a manos del accionista que ha vendido parte de sus títulos en el mercado.

Molina señala que la vocación de Triton, desde un inicio, fue invertir en Befesa para acompañarla en su nueva etapa y posteriormente ir saliendo paulatinamente del capital. En ese sentido, el primer ejecutivo de la compañía considera que "sin prisa pero sin pausa" terminará saliendo de la empresa en unos pocos años.

La decisión de volver a los mercados en Alemania y no en España ha sido por una cuestión "técnica" por recomendación de los bancos asesores de la colocación.

"Befesa es una buena combinación de una empresa hispano alemana", destaca Molina. La tecnología que se utiliza es alemana, la compañía se funda como española en 1993, el equipo directivo es mitad español y mitad alemán, los dos mercados más destacados son Alemania y España, con igualdad de importancia. Eso sí, el propietario es un fondo sueco alemán.

La decisión de salir a Bolsa se tomó este año al considerar la propiedad que era el momento idóneo. Tras cuatro años de gestión desde que dejó de ser filial de Abengoa, Befesa tenía una evolución del negocio muy positiva, tras ejecutar además un plan de desinversión para centrarse en el negocio de tratamientos de residuos, el tradicional de la compañía.

Dentro de este plan, en diciembre de 2015, Befesa vende el 100% de las acciones de la planta Befesa Valorización de Azufre, S.L.U (BVA) a INEOS Enterprises; en diciembre de 2016, Befesa cierra la venta del 100% de su negocio de reciclaje de plásticos de invernadero -Befesa Plásticos- a GEW Plastics, compañía española especializada en la producción de componentes procedentes del reciclado de plásticos usados; ese mismo mes vende el 100% de su negocio de gestión de residuos industriales en España -Befesa Gestión de Residuos Industriales (BGRI)- a Ditecsa, la compañía que preside Gonzalo Madariaga, y en marzo de 2017 enajena su negocio de gestión de residuos industriales en Iberoamérica -Befesa Perú y Befesa Chile -, así como de su negocio de limpiezas químicas - Solarca y todas sus filiales - a Séché Environnement, uno los líderes franceses en recuperación y tratamiento de todo tipo de residuos.

Paralelamente a estas desinversiones, Befesa va dando distintos pasos para consolidar su principal línea de negocio. Acomete la ampliación de la planta en Corea del Sur con un segundo horno que permite tratar 110.000 toneladas adicionales; pone en marcha la planta de servicio de tratamiento de residuos de aluminio secundario en Bernburg (Alemania); completa -a través de Befesa Zinc Korea- la construcción y puesta en marcha de su segundo horno, con una capacidad para tratar 220.000 toneladas anuales; finaliza en ferbrero de 2016 la puesta en marcha de su nueva planta en Bernburg con capacidad para 70.000 toneladas de aluminio secundario y adquiere -julio de 2016- el 20% restante del accionariado del negocio de reciclaje de polvo de acero en Corea del Sur, hasta lograr el 100% de la empresa.

Molina añade también que desde el punto de vista financiero también era el momento de salir a Bolsa "tanto por la coyuntura de los mercados como por nuestro propio calendario de refinanciación de deuda".

Tras el éxito de esas desinversiones y de la salida a Bolsa, Befesa se plantea ahora crecer. La compañía es líder en Europa del negocio de tratamiento de residuos peligrosos del acero y el aluminio y está entre las primeras de Asia, gracias a sus operaciones en Turquía y en Corea del Sur. "El reto ahora es ser un líder global", confiesa Javier Molina, "y hay una oportunidad clara de hacerlo realidad en los próximos años", recalca.

Para lograrlo, Befesa apostará por el crecimiento orgánico. El plan de negocio en los próximos años se marca ese objetivo, para crecer tanto en capacidad operativa como en presencia geográfica.

Esto conllevará tanto inversiones en ampliación de plantas existentes como la creación de nuevas instalaciones sin descartar la posibilidad de adquirir alguna compañía. Pero Molina resalta que en esta última faceta manejan una estrategia "oportunística". Befesa comprará en tanto en cuanto se den oportunidades que se consideren interesantes para consolidar el negocio.

Básicamente, el objetivo es completar su posición en Asia y abordar su presencia en Norteamérica, donde hoy por hoy no tiene actividad. En el caso del continente más oriental, Molina señala el sudeste asiático como futuro emplazamiento de operaciones de la compañía. También China, donde Befesa tiene ya presencia y está a la expectativa para ver cómo evoluciona ese mercado. "China va a ser más pronto que tarde una gran oportunidad", dice el presidente de Befesa tras recordar que el reciente congreso del Partido Comunista chino ha marcado la senda de mejorar en la sostenibilidad de su actividad económica, con especial atención en acometer acciones contra el cambio climático por la vía de reducir la contaminación.

Respecto a Norteamérica, Molina reconoce que "es un mercado donde probablemente sea más factible crecer por la vía de las adquisiciones". Sea por la vía de inversiones en ampliaciones de plantas o construcción de nuevas o por la de adquirir alguna ya existente, el crecimiento vendrá por el aumento de la capacidad de producción. Befesa, especialmente en Europa, tiene poco margen para tratar más residuos, reconoce el equipo directivo.

Una compañía de servicios, rentable y con un alto dividendo

Tras cuatro años de gestión impecable bajo la presidencia de Javier Molina, Befesa se ha transformado en una rentable y eficiente compañía cotizada de servicios medioambientales más que de producción de metales, que son sus dos negocios básicos: el tratamiento de residuos peligrosos de acero y aluminio y la extracción, a partir de éstos, de zinc y aluminio. Befesa trata anualmente 1.300.000 toneladas de acero y aluminio. "Gracias al tratamiento de residuos que hace Befesa evitamos la extracción de unas 600.000 toneladas de minerales", señala el presidente de la compañía. La actividad de servicio que presta a las acereras y fabricantes de productos de aluminio tiene un impacto sensible en el medio ambiente, porque prácticamente se reaprovecha como zinc y aluminio el 50% del volumen de residuos que Befesa trata en todo el mundo. Esta empresa tiene una buena rentabilidad. Los resultados del tercer trimestre de 2017 aún no son públicos -se conocerán el 28 de noviembre-, pero al cierre del primer semestre las ventas eran de 700 millones de euros, con un ebitda de 162 millones y un cash flow de 139 millones. Befesa es por tanto una compañía que hace caja con facilidad. Por todo ello, la compañía se ha comprometido con los nuevos inversores captados en la salida a Bolsa a dar un dividendo que se mueva entre el 40% y el 50% del beneficio, lo qcual se considera alto. Befesa tiene una deuda muy adecuada a su tamaño -ronda los 460 millones de euros- y al cierre de junio representaba 2,9 veces su ebitda, con tendencia a mejorar a lo largo del segundo semestre.

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