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El presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, ha insitido en que el futuro supervisor bancario único de la eurozona, creado en torno al Banco Central Europeo (BCE), debe poder vigilar a las 6.000 entidades existentes en los 17 países del euro. Barroso, en su discurso del estado de la Unión Europea (UE) ante el pleno del Parlamento Europeo, reiteró que Europa "no puede seguir tratando de resolver los problemas sólo con soluciones nacionales", sino que debe avanzar hacia un frente común con una unión bancaria, económica, fiscal y política en el horizonte.
También subrayó ante los europarlamentarios que ello supondrá aceptar que algunos de los pasos significarán reformar los Tratados de la UE. "Hoy, la Comisión Europea presenta propuestas legislativas para la creación de un supervisor bancario único en la eurozona. Eso es un paso cuántico" hacia la unión bancaria, afirmó el jefe del Ejecutivo comunitario. En su opinión, la crisis ha demostrado que, mientras los bancos se convirtieron en entidades transnacionales, "las normas seguían siendo nacionales" y cuando sucedieron quiebras de bancos y rescates, "los contribuyentes tuvieron que pagar la factura. Necesitamos decisiones supervisoras comunes", subrayó. El mecanismo creará una arquitectura en cuyo corazón estará el BCE y en el que participará también la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) y juntos "restaurarán la confianza en la supervisión en la eurozona", consideró Barroso. Para lograr ese objetivo, ese supervisor "debe poder mirar todo" el sistema bancario del área de la moneda única porque "los riesgos pueden estar en todos los lugares", argumentó el presidente de la CE. Alemania se opone abiertamente a que el BCE supervise todos los bancos de la eurozona y aboga por que se limite a vigilar solamente los importantes, y se queden fuera las cajas regionales.
El objetivo de la CE es que el supervisor bancario entre en vigor por fases a partir del primero de enero de 2013. En una primera fase serán controlados los bancos que hayan recibido o pedido ayudas públicas, mientras que a partir del primero de julio del próximo año lo serán los que pueden ocasionar una situación de riesgo sistémico y, el uno de enero de 2014, las 6.000 entidades de la zona del euro.
Los Estados miembros de fuera del euro podrán participar en el mecanismo si lo desean, según la propuesta comunitaria, que señala que el BCE tendrá la última palabra en decisiones clave, mientras que la supervisión diaria seguirá en manos de las autoridades nacionales.
Durao Barroso ha pedido también a los países en crisis, como España, que prosigan con los ajustes y las reformas y a los Estados más fuertes, como Alemania, que muestren más solidaridad. En estas condiciones, Barroso ha defendido que el BCE tiene la "obligación" de comprar deuda para evitar la fragmentación del euro. "El BCE no puede financiar a los Gobiernos y no lo hará. Pero cuando los canales de la política monetaria no funcionan adecuadamente, la Comisión cree que está dentro del mandato del BCE adoptar las medidas necesarias, por ejemplo en el mercado secundario de deuda soberana", ha dicho.
Barroso ha asegurado que ve posible garantizar este otoño de forma definitiva que Grecia siga en el euro, siempre que confirme su voluntad de seguir con las reformas. "Creo sinceramente que tenemos la oportunidad este otoño de llegar a un punto de inflexión. Si Grecia disipa todas las dudas sobre su compromiso con las reformas y si todos los demás países disipan todas las dudas sobre su determinación de mantener a Grecia en la eurozona podemos lograrlo", ha indicado. "Creo que si Grecia cumple sus compromisos, seguirá en la eurozona como miembro de la familia europea", ha subrayado.
Federación de estados nación
Por otra parte, José Manuel Durao Barroso ha apostado por convertir en los próximos años a la Unión Europea en una "federación de estados nación" con una creciente cesión de soberanía a Bruselas. Barroso afirmó que antes de las próximas elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2014 presentará un conjunto de medidas para reforzar la integración europea, un proceso que exigirá un cambio de tratado. "Necesitamos acercarnos a una federación de estados nación, ese debe ser nuestro horizonte político", afirmó Barroso. "No se trata de un "superestado" europeo, sino una federación de diferentes estados que sea democrática", matizó el jefe del Ejecutivo comunitario.
Subrayó también que "aunar soberanía no resta sino que gana", al tiempo que criticó los discursos populistas y nacionalistas exacerbados por la crisis. El presidente de la Comisión señaló también que quiere que las elecciones al Parlamento Europeo sean "decisivas" y que se centren en el debate "sobre el futuro de Europa". Para ello, Bruselas presentará algunos meses antes de las elecciones "la visión de la Comisión Europea sobre el futuro de la UE", en lo que se incluirán "algunas ideas explícitas para modificar la arquitectura institucional europea". Barroso indicó también ante el pleno de la Eurocámara que tras ese gran debate será el momento de convocar una convención intergubernamental y diseñar el cambio de tratado. "Tenemos que evitar la fragmentación de Europa y estar orgullosos de nuestros valores y del modelo de europa social de mercado".
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