Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Madrid/Asegurar la “viabilidad financiera, social y política” del sistema de pensiones español necesita “reformas de calado”, que supondrán ejecutar “ajustes” tanto en los ingresos como en los gastos. Así lo puso de manifiesto este miércoles el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, durante su participación en la Jornada Institucional de Previsión BBVA, desarrollada en la sede central de esta entidad en Madrid.
El directivo del supervisor bancario español puso de manifiesto en su intervención que el sistema soporta un déficit que se cifra en torno al 1,5% del PIB, frente a superávit del 1,2% previo a la Gran Recesión. Y que, además, tiene que hacer frente a tres retos: el aumento de la tasa de dependencia, el hecho de que ahora vivimos más y el problema de incorporar a las clases pasivas a los baby boomers españoles.
Por eso, el director general de Economía y Estadística del Banco de España no ocultó que urge acometer reformas que, como recordó, corresponde decidir a la clase política, si bien reivindicó la obligación de ofrecer vías de ajuste desde el punto de vista técnico.
Arce recordó que las reformas de 2011 y 2013 –ejecutadas por partidos de distinto signo, rememoró– supusieron un avance sustancial para caminar hacia la sostenibilidad del sistema de pensiones. Pero enfatizó que con la eliminación en 2018 del IRP –la fórmula para garantizar la actualización de las pagas de jubilación al menos un 0,25% y el IPC más 0,5% como máximo– “se estima que vincular nuevamente las pensiones al IPC aumentaría el gasto en, aproximadamente, un 2% del PIB en el año 2030 y en más del 3% en 2050”, siempre que no se tomen medidas antes.
El Banco de España defiende que la futura reforma del sistema de pensiones debe sostenerse sobre dos pilares: sostenibilidad financiera y social, y contributividad, predictabilidad y transparencia. Por ello, Arce consideró fundamental contar con mecanismos automáticos que garanticen el equilibrio financiero del sistema y que los beneficiarios reciban información clara y detallada sobre sus obligaciones y derechos dentro del sistema para poder hacer planes con suficiente anticipación.
Entre las vías de ajuste para garantizar la sostenibilidad, Arce citó el aumento de la edad efectiva de la jubilación, situado ahora en 64 años, o ligar la cuantía de la pensión a la esperanza de vida. Respecto a un destope de las cotizaciones, el directivo del Banco de España advirtió de que “tendría un potencial recaudatorio alto tras tomar la medida, pero podría afectar negativamente a la demanda de trabajo y generaría un aumento del gasto de pensiones a futuro, a no ser que se mantenga el límite impuesto por la pensión máxima, en cuyo caso el carácter contributivo del sistema se vería minorado”, explicó.
Subir impuestos, reconoció Arce, podría ser una alternativa, pero recordó que afectaría a toda la población y al carácter contributivo del sistema.
El Banco de España le ve “ventajas” a aplicar un sistema de cuentas nocionales (una relación más estrecha entre cotizaciones y pensiones, mayor transparencia en la determinación de los derechos de pensión), pero también avisó de que no elimina por sí mismo “la disyuntiva entre la suficiencia y los recursos disponibles del sistema público de pensiones”.
Sobre este modelo, similar al sueco, cuyo padre, Edward Palmer, estuvo presente en la jornada, el economista jefe de BBVA Research, Rafael Doménech, cree que hay “que aplicarlo cuanto antes” y opinó que es posible hacer un proceso de transición que durase 10 años y que pudiera estar vigente entre 2030 y 2035.
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