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Antonio Garrigues Walker: "Los españoles no tenemos derecho a quejarnos"

El jurista y presidente de la Fundación Garrigues insiste en que el país está en una situación "envidiable", mucho mejor que la del resto de economías occidentales

Aquí, afirma, la economía crece más, la convivencia es mejor y "la extrema derecha está controlada"

Francisco Herrero, Antonio Garrigues Walker, Ana María Orellana y Cristóbal Cervantes, que ejerció de entrevistador

Es historia viva del devenir jurídico y político de este país, que es lo mismo que decir historia viva de España. La magistrada jerezana Ana María Orellana se detuvo en leer su currículum y tardó tres o cuatro minutos. Dio una conferencia pero no usó un solo papel. Iba sobre el tema de la privacidad ante la irrupción de las nuevas tecnologías, pero habló de Cataluña también. Le preguntaron sobre vivir en la incertidumbre y terminó hablando de la necesidad de entrenar a nuestro cerebro, nuestro órgano más importante.

A sus 84 años, Antonio Garrigues Walker, presidente de la Fundación Garrigues, ya dice lo que le da la gana y como le da la gana. Como él mismo afirma, si algo ha perdido de viejo es el miedo. No el optimismo, del que hace gala, aunque de vez en cuando inyecta en la audiencia dosis de inquietud.

En la conferencia que pronunció en Torre Sevilla, organizada por la Fundación Cámara de Comercio de Sevilla, se mostró especialmente optimista sobre España y su futuro. "No es una buena noticia que el mundo occidental esté inundado de populismo y, pese a todo, España continúa siendo una excepción. La extrema derecha está controlada y el crecimiento económico es fuerte. No tenemos ningún derecho a quejarnos. España es un país envidiable, convivencial, en el que el mundo empresarial tiene una fuerza admirable, el que más crece de las grandes economías, y no es un tema menor".

"El tema catalán no puede asustarnos, se irá arreglando como se ha arreglado a lo largo del tiempo"

Garrigues volvió a insistir -ya lo ha hecho en otras ocasiones- en no cambiar a España "por ningún otro país Europeo" y advirtió de una oportunidad histórica: la de hacernos fuertes y ser decisivos en un eje francoalemán muy debilitado por el declive de Macron y la salida de Merkel. "No lo hacemos porque tenemos complejo de inferioridad pero tenemos capacidad".

Los españoles, según él, no tienen "derecho al pesimismo", incluso con el conflicto catalán sin visos de desinflarse. "Es un tema que no puede asustarnos, se irá arreglando, como se ha arreglado siempre a lo largo del tiempo". ¿Cómo? Pues de la forma en la que se ha solucionado todo en el mundo político (y en el normal) a lo largo de la historia: con el diálogo (inteligente). "Hay que seguir dialogando incluso cuando no se pueda dialogar. Entonces, más todavía", afirmó, y añadió: "No dramaticemos el tema. Encontraremos una solución y será razonable y válida. La Constitución española permite todo tipo de soluciones".

La nueva esclavitud

Su faceta de jurista salió a relucir cuando habló del tema al que se refería el título de su conferencia: 'Privacidad, verdad, libertad'. Aquí no fue tan optimista: "Empieza a haber mucha gente a la que no le importa perder su privacidad", dijo, contundente. Eso es preocupante, porque desde la sociedad en general y desde el mundo jurídico en particular es muy difícil responder a ese acecho de las nuevas tecnologías (de sus propietarios, más bien). "La gente que domina el mundo del consumo sabe qué pensamos, qué sentimos, qué queremos, y hay por nuestra parte una cesión de nuestros datos en beneficio de ese tipo de comercio. La sociedad está indefensa, y hay un cierto derrotismo, pero tenemos obligaciones. Hay que hacer más (por defender nuestra privacidad) y los medios de comunicación tienen una responsabilidad".

"Empieza a haber mucha gente a la que no le importa perder su privacidad"

Quizás más preocupante aún, para Garrigues Walker, sea la contaminación informativa que sufrimos, y para esto sí tiene más clara la defensa jurídica. "Estamos viviendo en un océano de falsesades -proclama-; el 70% de lo que vemos en redes sociales no es verdad y a veces es radicalmente falso. Esto nos afecta a todos y todos estamos en peligro". El jurista pone el ejemplo de "esos vídeos manipulados hechos para destruir a una persona". Y alerta de que "el mundo se dirige a la mentira y la falsedad de una manera absoluta".

Reclama articular un "derecho a la verdad" para que se pueda actuar jurídicamente contra los que difunden noticias falsas

Por eso propone una nueva figura jurídica: el derecho a la verdad. No es exactamente derecho a la información, ya que de éste son depositarios los medios y los periodistas, ni tampoco tiene que ver con el delito de injurias o de calumnia, que implican un ataque personal. "Es el derecho a, si alguien me ha mentido, tomar acciones contra él". "Va más allá, significa que no se puede mentir, en ningún sentido, porque eso ofende a la condición ciudadana", afirma Garrigues, que admite que ese nuevo derecho tendrá que estar bien vertebrado. "Creo que si somos capaces de definir el problema y afrontarlo tenemos alguna posibilidad de solucionarlo". Si no es así, "vamos hacia ciertas formas de esclavitud mental". Inquietante.

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