2025 empezará con nuevas obligaciones ambientales para las empresas
Entre las novedades, el cálculo de la huella de carbono para las empresas más grandes, la recogida selectiva de residuos textiles y la nueva normativa para etiquetar envases
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Madrid/El cálculo de la huella de carbono para las empresas más grandes, la recogida selectiva de residuos textiles y la nueva normativa para etiquetar envases son algunas de las obligaciones que entrarán en vigor en España el próximo 1 de enero de 2025, dentro del proceso de transición ecológica.
La huella de carbono, uno de los conceptos fundamentales de esta transición, hace referencia a la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos en este caso por las compañías, de manera directa o indirecta, y su medición se lleva a cabo de acuerdo con estándares internacionales, con intención de aplicar planes de reducción o compensación que permita alinearlas con las políticas ambientales.
Hasta ahora, el cálculo de la huella de carbono en actividades empresariales era voluntario en España, pero la Ley 7/2021 estableció la obligatoriedad a partir del próximo 1 de enero para determinadas compañías que, además, estarán también forzadas a desarrollar y hacer público un plan concreto de reducción de GEI.
De acuerdo con la información facilitada por la Cámara de Industria y Comercio de Madrid, las empresas obligadas serán las que tengan una media de empleados superior a 500, que sean consideradas entidades de interés público según la legislación de auditoría de cuentas o que durante dos años consecutivos cumplan dos de estos criterios al cierre del ejercicio: un activo consolidado superior a 20 millones de euros, una cifra de negocio consolidada anual superior a los 40 millones de euros o una media de empleados mayor a 250 durante el año.
Estos son los puntos a nivel nacional, porque los requisitos a nivel autonómico varían: por ejemplo, en Baleares afectan a empresas desde 50 empleados y 10 millones de euros anuales facturados y en Andalucía también están obligadas las que consumen más de 1 GWh al año.
Textiles
Los informes de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo consideran la moda como la segunda industria más contaminante a nivel mundial -en especial la conocida como 'fast fashion'- pues produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales sumados.
El consumo de agua -producir una simple camiseta de algodón precisa 2.700 litros-, la contaminación -cada año se arroja al mar medio millón de toneladas de microfibra- y la cada vez menor capacidad de reciclaje por la decreciente calidad de numerosas prendas son algunos de los problemas ambientales añadidos.
Las grandes marcas de ropa han comenzado a sumarse a la estela de las marcas ecológicas para mejorar la situación buscando la creación de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) para reciclar sus productos, como sucede con otros sectores.
A partir del 1 de enero, la recogida de residuos textiles será obligatoria en todos los países de la UE -que genera 12,6 millones de toneladas al año- para impulsar la economía circular: la Comisión Europea quiere fomentar la recogida selectiva, la clasificación, reutilización y reciclaje del textil dentro de su estrategia de circularidad y sostenibilidad para estos productos.
Además de beneficiar el medioambiente, la medida espera crear puestos de trabajo locales y ahorrar dinero a los consumidores europeos, así como promover tecnologías innovadoras como el reciclaje fibra a fibra y terminar con la mala práctica de exportar residuos como si fueran productos reutilizables.
Etiquetas
También el próximo 1 de enero entrará en vigor la nueva normativa para el etiquetado de envases en España: una respuesta al requerimiento de la Unión Europea (UE) para potenciar la calidad y seguridad en los utilizados para productos alimenticios.
Las etiquetas deberán ofrecer información detallada sobre la gestión de residuos de los envases, incluyendo su reciclabilidad, además de incluir símbolos de identificación de los materiales que los componen.
La medida busca promover prácticas más sostenibles en la producción de envases para ajustarla a criterios de la economía circular como su durabilidad, su calidad de reparación y su reciclabilidad.
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