Dos víctimas de un atropello con fuga piden ayuda para localizar al autor: "Alguien debió verlo"

Lucas Márquez y Antonio Luengo sobrevivieron al accidente, ocurrido el 26 de noviembre en Dos Hermanas, pero les quedan graves secuelas

"¿Cómo puede una persona dormir tranquila sabiendo que casi nos mata a los dos?", se preguntan ambos

Una grabación captó parcialmente el atropello y el momento en que Lucas trataba de ponerse a salvo

Antonio Luengo y Lucas Márquez, víctimas de un atropello con fuga.

Lucas Márquez Cotán y Antonio Luengo Canales fueron atropellados la tarde del 26 de noviembre en Dos Hermanas por un conductor que se dio a la fuga. Resultaron heridos de gravedad y continúan con secuelas importantes que le limitan por completo la vida. Casi dos meses después del accidente, siguen sin saber quién fue la persona que los arrolló. Esto supone un grave perjuicio, pues no tienen de momento a quién reclamar sus indemnizaciones, que servirían para poder afrontar una serie de operaciones y gastos médicos.

Ambos reciben a este periódico en la casa de Lucas, que se encuentra en una silla de ruedas, tiene la tibia y el peroné rotos (le operaron de la tibia, pero el peroné debe soldar solo) y una vértebra fracturada, que le obliga a mantener las 24 horas un collarín. Lo primero que advierte es que, cuando se publicaron las noticias del atropello, se le añadieron cuatro años. "Tengo 43, no 47", apunta con una sonrisa.

Su amigo, Antonio Luengo, más conocido como Sito, de 38 años, lleva el brazo en cabestrillo. Tiena una lesión importante en el hombro, pero lo más preocupante fueron los coágulos que se le formaron en la cabeza, donde recibió un fuerte golpe. Quedó inconsciente tras ser arrollado por el coche e impactar después contra la mediana. No recuerda apenas nada del accidente.

"Tenía tres tipos de coágulos. Estuve 15 días hospitalizado en el Virgen del Rocío". Padece un sinfín de secuelas. "Tengo vértigos, mareos, me cuesta un mundo hacer cosas básicas como asearme o simplemente colocar un trapo en su sitio. Me he convertido en una persona totalmente dependiente, que pasa dieciséis horas sentado en el sofá y ocho en la cama. Puedo dormir gracias a las pastillas y psicológicamente me encuentro muy mal, muy afectado. Tengo miedo a salir a la calle, y pánico a pasar por un paso de peatones".

Las víctimas del atropello con fuga detallan el calvario que están pasando. / José Ángel García

Luengo se dedica a la carpintería metálica. Dice que siempre ha sido una persona muy activa y ahora se siente inútil. Necesita ayuda de su pareja o de sus padres para todo. "No puedo hacer nada. Me acuesto y tengo que estar cinco minutos para que se me pasen los mareos. Me levanto y tengo que esperar otros cinco minutos. He salido a la calle cuatro veces desde el día del accidente", admite. Está a la espera de una operación en el hombro, que en la sanidad pública lleva una lista de espera muy amplia y que le han recomendado que lo haga por lo privado. "Pero cuesta 7.000 euros que no tengo. Si se hubiera localizado al conductor que nos atropelló, habría un seguro que respondería. Pero así es imposible".

La investigación del accidente recayó en un primer momento en la Policía Local de Dos Hermanas y después pasó a la Policía Nacional. A día de hoy no se ha localizado aún al conductor ni tampoco el vehículo que provocó el accidente. Una grabación parcial de un bar de copas de la avenida de la Libertad, donde ocurrieron los hechos, mostraba un vehículo oscuro. Un BMW, aseguran los afectados, y posiblemente ocupado solo por el conductor. El coche hizo ademán de parar tras el atropello, pero siguió adelante. El espejo retrovisor, roto, quedó en el lugar de los hechos.

Márquez sí tiene guardado en su mente el momento del accidente, que no ha parado de revivir. "Habíamos estado comiendo y yo me había dejado el móvil en el coche, así que decidí volver a por él y de paso me fumaba un cigarro con Sito. Cuando cruzamos escuché a Sito que gritaba mi nombre, '¡Lucas!', y traté de saltar pero me arrolló. Tengo el ruido del porrazo metido en la cabeza. Luego recuerdo que estaba dando vueltas, veía cielo y tierra, estuve subido en el techo del coche, hasta que ya caí al suelo unos metros más adelante. Después todo lo que pensaba es que podía venir otro vehículo y rematarme, y traté de ponerme a salvo". Eso es lo que traté de ponerme a salvose observa en el vídeo, cómo va gateando tratando de alcanzar la acera, y varias personas que estaban en una terraza de copas cercana salieron a auxiliarle. Su amigo, que no aparece en esa grabación, se había quedado más atrás, inconsciente tras golpearse la cabeza con la mediana.

Ambos echan en falta más información, necesitan saber qué se han revisado todas las cámaras de videovigilancia de la zona y que se sigue buscando al conductor. No entienden por qué se fue, y por qué no apareció a los días siguientes. "Yo entiendo que puede uno asustarse, pero oye, al día siguiente, se para uno y piensa lo que ha hecho, ¿no? ¿Cómo puede una persona dormir tranquila sabiendo que aquel día casi nos mata a los dos?".

Detrás de las dos víctimas del atropella venían andando más personas. Ellos no saben quiénes son, pero aprovechan para hacer un llamamiento. "Alguien debió ver algo, aunque sólo fuera un número de la matrícula, con eso nos ayudaría bastante. En esa avenida hay más cámaras de videovigilancia y quizás alguna haya grabado al coche en los momentos previos al atropello, o después cuando se marcha. No puede ser que nadie viera nada".

Ninguno de los dos ha podido volver a trabajar, y sus salarios se han visto mermados por la baja. Luengo no ha podido reincorporarse en la carpintería metálica en la que trabaja y Márquez no ha podido ejercer de nuevo su oficio de camionero. "Además, mi nómina tiene muchos pluses y todo eso lo he perdido. Nos está afectando mucho todo esto, además de que llevo dos meses que no puedo caminar y tengo que estar con el collarín hasta para dormir".

Ahora les quedan semanas, incluso meses, de pruebas médicas para valorar la evolución de las lesiones y sus secuelas. Ambos son conscientes de que aquella tarde podían haber muerto. Para poder disfrutar de esta segunda oportunidad que les ha dado la vida, necesitan encontrar a la persona que los atropelló.

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