El Pollino se retracta ahora del triple crimen y culpa al monitor de boxeo
la investigación judicial por el triple asesinato de dos hermanas
Ricardo García asegura que el Tapita y otros dos individuos a los que alquiló la vivienda le "amenazaron de muerte" si contaba lo ocurrido.
La juez encarcela al sexto implicado.
sevilla/Ricardo García Hernández, el Pollino, se retractó este viernes de su confesión inicial sobre el triple asesinato del turco Mehmet Demir, su mujer Sandra Capitán y la hija de ésta, Lucía Begines, de seis años. En la nueva declaración que prestó ante la juez de Instrucción número 19 de Sevilla, el principal sospechoso aseguró que se "inventó" su relato del triple crimen porque había sido amenazado de muerte por otros imputados y se declaró "inocente" de los tres asesinatos.
El Pollino, que inicialmente confesó los crímenes de estas tres personas al afirmar que "se tiroteó" con el turco por la deuda que tenía con él, sorprendió en su nueva comparecencia judicial, al ofrecer una versión exculpatoria y retractarse de su anterior confesión.
En su nueva declaración, el Pollino sostiene que se limitó a alquilar la vivienda del número 168 de la calle Cerro Blanco donde fueron recuperados los cadáveres sepultados bajo ocho metros cúbicos de hormigón. La casa la alquilaron otro de los implicados, David Hurtado Pino, el Tapita, un amigo de éste, J. A. M. B. -el sexto imputado, que este viernes se entregó voluntariamente ante la Policía- y un tercer individuo que no ha sido localizado.
Ricardo García añadió que la tarde del crimen, el sábado 16 de septiembre, cuando llegó a este domicilio ya se habían cometido los tres crímenes y cuerpos habían sido arrojados al pozo, siendo en ese momento cuando el Tapita y los otros dos individuos le amenazaron diciéndole "cómo hables de esto te matamos" y por eso fue a comprar el hormigón con el tapó la zanja, para lo cual empleo ocho metros cúbicos de hormigón. El Pollino insistió en que "no tiene nada que ver" con lo ocurrido y es "una persona inocente", añadiendo que se "inventó" la confesión tras recibir esas amenazas de muerte.
Por su parte, el Tapita declaró que acudió al domicilio a petición del Pollino y que sólo intervino para "reducir" al turco. El Tapita dijo que iba acompañado por el sexto detenido, J. A. M. B., quien este viernes se presentó voluntariamente ante la Policía y fue conducido a declarar ante la juez. Este joven también reconoció que estuvo en la casa ubicada en el número 168 de la calle Cerro Blanco de Dos Hermanas, que vio a las tres personas secuestradas con vida, y que ayudó a reducir al turco. Según el Tapita y este otro sospechoso, el Pollino le colocó unas bridas en las manos a Mehmet Demir y le tapó la boca con cinta adhesiva. Pero ambos coinciden en que se marcharon porque no les gustó la situación, tras ver a Elisa Fernández, la mujer del Pollino, empujando a Sandra Capitán y a la niña Lucía.
Además se produjo un careo entre el Tapita y el Pollino, pero no otro que se había previsto entre el Tapita y el Cabo porque este último investigado se negó. En el careo, el Tapita acusó al Pollino de haber mentido con la nueva versión que ha ofrecido y se reprocharon mutuamente su supuesta participación en los hechos.
Al término de estas declaracines, la Fiscalía y las acusaciones particulares solicitaron el encarcelamiento del sexto implicado por delitos de detención ilegal y complicidad al menos en el asesinato del turco Mehmet Demir. La juez de Instrucción número 19, Ana Escribano, ordenó el ingreso en prisión por la gravedad de los delitos que se le imputan, la existencia de riesgo de fuga y las elevadas penas que podrían imponérsele en función de estos delitos, según confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
Los imputados por el triple crimen de Dos Hermanas fueron increpados en los juzgados de Sevilla por un numeroso grupo de familiares y amigos de las tres víctimas -el turco Mehmet Demir, su mujer Sandra Capitán y la hija de ésta, Lucía Begines, de seis años-, a los que profirieron gritos de "asesinos" e insultos y reclamaron "Justicia", lo que motivó el despliegue de un fuerte dispositivo policial para controlar el acceso a los juzgados.
La Policía tuvo que identificar a varios de los concentrados después de que una persona fuera confundida con uno de los sospechosos y tuviera que refugiarse a la carrera en los juzgados de guardia, siendo perseguido por numerosas personas que pretendían agredirle. El padre de Lucía tuvo que ser atendido igualmente tras sufrir un desmayo.
Entre los manifestantes se encontraba Josefa Capitán, madre de Sandra y abuela de Lucía, quien aseguró a los periodistas que "no hay derecho a lo que han hecho", en alusión al triple asesinato y pidió que ninguno de los implicados salga de prisión. "No tenemos vida" desde que fueron asesinadas, afirmó la madre y abuela de las víctimas.
La juez que investiga el triple asesinato había citado a declarar de nuevo a varias personas que están imputadas por este caso: Ricardo Hernández García, el Pollino; Ricardo García Gutiérrez, el Cabo, padre del Pollino; David Hurtado Pino, un monitor de artes marciales y de boxeo apodado el Tapita; y Manuela Muñoz Ortiz -la única de los seis imputados que permanece en libertad y que recientemente fue detenida por un robo y agresión a una mujer en Carmona-, quien presuntamente puso en contacto al Tapita con el Pollino y que le dijo a la juez que no vio nada ni tiene conocimiento de los crímenes. La única que no fue citada este viernes es Elisa Fernández Heredia, la mujer del Pollino.
La investigación policial ha determinado que el turco y su familia fueron voluntariamente a la vivienda de Cerro Blanco, engañados con la excusa de celebrar el cumpleaños del Pollino, y una vez en la casa fueron retenidos por la fuerza y asesinados a tiros.
En uno de los atestados, los investigadores del Grupo de Homicidios sostienen que la niña de seis años fue la primera en ser asesinada de un disparo en la cabeza y arrojada "inmediatamente" a la fosa, pudiendo estar aún con vida en ese momento, dado que la autopsia determinó que tenía "abrasiones en las vías respiratorias profundas compatibles con haber inhalado ante mortem restos de alguna sustancia encontrada en el interior del pozo".
Después asesinaron a la madre, Sandra, a la que "ejecutaron con cinco disparos a la cabeza", y finalmente "ejecutaron" al turco de un único disparo en la cabeza.
Las tres víctimas presentaban además hematomas por diversas partes del cuerpo, propios de haber sufrido "brutales agresiones" ante mortem, "destacando especialmente por su crudeza e importancia, un gran hematoma que presentaba la niña en el pecho, compatible a juicio de los médicos forenses con un fuerte golpe".
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