La Policía investiga la relación de los tres detenidos con las víctimas
La Policía recupera los cuerpos del turco, Sandra Capitán y su hija Lucía en la casa de Cerro Blanco
Los arrestados ya han pasado a disposición judicial
Tres cadáveres, tres detenidos y varias incógnitas por resolver. La Policía Nacional trata de determinar la relación que tienen los arrestados el pasado sábado con los cadáveres enterrados en sosa cáustica en una vivienda de Dos Hermanas. Los agentes, auxiliados por efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME), rescataron en la madrugada del lunes, tras varios días de trabajo, los cuerpos de un hombre, una mujer y una niña en el número 168 de la calle Cerro Blanco, de la localidad nazarena. El delegado del Gobierno, Antonio Sanz, daba por hecho ayer por la mañana que las víctimas se corresponden con Sandra Capitán y su hija Lucía, de 6 años; que desaparecieron repentinamente de su casa de Bellavista el pasado 17 de septiembre; y un ciudadano turco de 55 años, pareja sentimental de la mujer, presuntamente relacionado con el narcotráfico.
La Policía recuperó entre la noche del domingo y la madrugada del lunes los tres cadáveres que se encontraban enterrados en sosa cáustica y bajo una losa de cemento en la vivienda de Cerro Blanco. Los cuerpos fueron hallados en un estado muy deteriorado, lo que hace pensar a los investigadores que fueron ocultados poco tiempo después de su desaparición. Tras el levantamiento fueron trasladados hasta el Instituto de Medicina Legal (IML) de Sevilla para su identificación. La Policía Nacional estaba buscando desde el sábado los cuerpos de los tres desaparecidos y para ello había activado un dispositivo de la conflictiva barriada de Dos Hermanas, al contar con importantes indicios de que pudiesen estar enterrados en el patio de esta casa, bajo una losa de hormigón. Algunas fuentes ya indicaban el pasado sábado que pudieran encontrarse en un pozo de la vivienda, cubiertos por varios kilos de cemento.
El jefe superior de la Policía Nacional en Andalucía Occidental, José Antonio de la Rosa, confirmó este lunes por la mañana que el mismo sábado fueron detenidas tres personas, en un punto no concretado de la provincia, por su presunta relación con la desaparición de Sandra Capitán, que se encontraba embarazada, y su hija Lucía Begines, además del ciudadano turco, y que todos los detenidos eran de nacionalidad española. En declaraciones a los periodistas tras los actos celebrados en Fibes con motivo del Día de la Policía, De la Rosa no aclaró si lo arrestados tenían antecedentes penales e indicó que, en esos momentos, se estudiaba "el grado de implicación en los hechos". Fueron las declaraciones de uno de los detenidos las que llevaron a la Policía hasta la casa de Cerro Blanco, donde tras horas de excavación, en el patio del domicilio, los agentes localizaron una masa de hormigón nueva que tapaba el pozo ciego y con la ayuda de la UME pudieron excavar hasta sacar los cuerpos.
Fuentes judiciales han informado de que este martes la Policía Nacional ha puesto a los tres detenidos a disposición de la juez de Instrucción número 19 de Sevilla, que investiga la desaparición acontecida el 17 de septiembre, y que mantiene el caso bajo secreto de sumario.
La casa número 168 de la calle Cerro Blanco, en el barrio del mismo nombre, ha sido durante todo el fin de semana un foco informativo ante el que se han concentrado numerosos vecinos y curiosos. Este lunes por la mañana, tras sacar la Policía los cuerpos de la vivienda, eran las televisiones nacionales las que se apostaban frente a la puerta para hacer sus directos. A las diez de la mañana, la Policía Local de Dos Hermanas levantó el último cordón que quedaba en la esquina con la calle Cornicabra.
La vivienda en la que la Policía ha hallado los cuerpos se encuentra en la zona más deprimida de la calle Cerro Blanco, una vía amplia, de dos sentidos, con naranjos a cada lado y casas unifamiliares de una y dos alturas. El número 168 se encuentra frente a la chatarrería Curringui y Carmen. En la acera, una gran cuba esconde los restos de lo que han sido varias jornadas de duro trabajo para encontrar los cuerpos: restos de cemento, una puerta. El precinto de la Policía cubre el acceso y una de las dos ventanas de la casa, cuya reja, arrancada por la Policía, permanece apoyada en la pared. El olor que emana de los contenedores de basura que hay justo delante es insoportable.
En la calle hay varios grupos de vecinos que comentan. También hay varios niños, de unos diez años. Los cámaras montan sus trípodes y empiezan las conexiones para los matinales de las cadenas nacionales. Los fotógrafos hacen sus fotos. Los periodistas se acercan a los vecinos que rehúyen. Dicen que no saben nada. Es la tónica general en una zona acostumbrada a los sucesos. Hace apenas una semana vivieron un tiroteo en la calle Manzanilla. Muy cerca de esta casa de los horrores.
A un centenar de metros de la casa se encuentra la parroquia del Divino Salvador. Una vecina que acude a comprar explica, sin detenerse, que desde el sábado se esperaban lo peor. Y es que la Policía vinculó la desaparición desde un principio al narcotráfico, ya que el ciudadano turco estaba relacionado con una peligrosa organización dedicada a la distribución y venta de estupefacientes en el Polígono Sur, barrio de procedencia de Sandra Capitán y su hija.
Ambas llevaban varios meses viviendo en un piso de la urbanización Nueva Bellavista, frente al Hospital de Valme. La madre y abuela de las desaparecidas fue la primera en denunciar la desaparición, ya que entonces no tenía constancia de la identidad del que era su pareja. Fue el padre de la menor, que iba a pasar el fin de semana con ella, el que se percató de la ausencia de ambas al entrar en el piso. La freidora estaba encendida con patatas preparadas y una hamburguesa a medio hacer en la encimera de la cocina. La única pertenencia que los familiares echaron en falta fue el bolso de Sandra. Su ropa y dinero se encontraban allí. El teléfono móvil estaba apagado desde aquel sábado. Su última conexión en Whatsapp fue a las 14:30 de ese día. Todo indicaba, por tanto, que la desaparición podría haber sido contra la voluntad de los tres.
De la investigación de este caso se hizo cargo el Grupo de Homicidios, tras ser declarada la desaparición de alto riesgo, al haber una menor. Los agentes inspeccionaron la vivienda de Nueva Bellavista y los dos vehículos que poseían, aparcados en las inmediaciones del domicilio. Las pesquisas llevaron el pasado fin de semana a los agentes hasta Cerro Blanco.
Sanz califica el suceso de "espantoso" y no descarta nada
El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, se mostró ayer confiado en que las declaraciones de los detenidos aclaren las circunstancias de la muerte de las tres personas, un suceso que calificó de "espantoso" y en el que "se barajan todas las hipótesis con respecto a las personas que han sido detenidas". Sanz señaló que, ahora, una vez que declaren, hay que "esperar a confirmar definitivamente los que quedan detenidos y su presunta relación con los hechos", que tildó de "tremendamente duros". A falta ayer de realizar el estudio forense, el delegado del Gobierno explicó que es "imposible determinar las causas de la muerte o cómo fueron asesinados". Sanz agradeció la labor de la Policía Nacional y la Unidad Militar de Emergencias, que resolvieron "un trabajo difícil y complejo por las características de donde estaban, en una fosa muy difícil de descubrir y llegar hasta ella, y al final ha tenido un resultado duro y espantoso".
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