Otra zancada de Llorente

Sevilla-eibar · el apunte

El delantero riojano sigue mejorando y rompe su racha de 15 jornadas de Liga sin marcar con un gol decisivo. Por arriba fue un desahogo para el equipo y por abajo se asoció bien con la segunda línea.

Foto: Antonio Pizarro
Foto: Antonio Pizarro
A. Galiano

02 de marzo 2016 - 22:14

En los vaivenes de las convocatorias de Emery, hoy le tocaba a Llorente salir a escena para seguir intentando avanzar hacia su mejor nivel. Había jugado hace una semana la vuelta ante el Molde para ofrecer el mismo grado de congelación que el equipo. No contó sin embargo para el técnico en la visita al Camp Nou en beneficio de Juan Muñoz, una decisión que incluso le pudo acabar pesando al vasco, visto como acabó de apretando el encuentro. Ante el Eibar, y tras tres jornadas inédito en Liga, Llorente ha roto su mala racha goleadora en el campeonato doméstico (no marcaba desde el partido frente al Real Madrid en la 11ª jornada) con un tanto decisivo y mejorando para aplacar las dudas de la afición, con las que sigue saliendo a la espalda desde el primer minuto.

De Blanco a negro. De no jugar ni un minuto, a hacerlo de titular. Podría ser hasta comprensible por la carga de partidos que lleva un Sevilla abocado ya al miércoles-domingo, pero impropio habiendo llegado como uno de los referentes del equipo este verano. Por las características del rival, y la paliza que se dio Gameiro durante los 90 minutos ante el Barça, hoy le venía perfecto a Emery emplearlo. Arriba, para fijar a los centrales y aprovechar su envergadura en una defensa muy retrasada; abajo para contrarrestar el juego a balón parado de los de Mendilíbar.

De inicio, como es habitual, no se le perdona casi nada en el Pizjuán. Cualquier error era castigado con pitos, aunque cada vez más tímidos, todo hay que decirlo. Nada mejor que marcar pronto para alejar esos fantasmas y ganar en confianza, tanto como propia como la de su público. Muy activo, antes del gol estuvo lento controlando una pelota que Mariano le filtró desde la derecha para que encarase al portero. Se desquitó muy poco después, en el minuto 11, con una de sus especialidades. Un centro de Krohn-Dehli pasó por delante de infinidad de piernas antes de caer en botas del riojano, que, ahora sí, estuvo muy rápido de espaldas en el área pequeña para engañar con un giro a los centrales y alojar la pelota en la meta de Riesgo. Antes del cuarto de hora respiraba y se volvía a quitar lastre de encima para jugar mucho más suelto.

Se notó el alivio en el delantero internacional. Casi todas las pelotas que peleaba con Ramis y Pantic acababan en sus pies o en los de sus compañeros. Crecía así como desahogo en las salidas. En uno de esos balones caídos del cielo él mismo se creó una ocasión, pero luego estuvo poco acertado en el disparo desde fuera del área. Por abajo de cara, su cruz hasta ahora el Sevilla, también ha mejorado y lo demostró en un par de jugadas, sobre todo una con Krohn-Dehli en la que dejó en muy buena posición de disparo dentro del área al danés, cuyo disparo fue taponado por la defensa eibarresa.

Junto a Banega y la banda izquierda sevillista (Krohn-Dehli-Tremoulinas) fue lo mejor del Sevilla en el primer acto. Salió también en la segunda, en la que notó el bajón de inicio del equipo. Aún así estuvo a punto de conectar un remate por abajo en una jugada por la derecha. No le dio tiempo a más. Gameiro entró por él para intentar cerrar el partido. Los pitos se cambiaron por una ovación. Llorente da otra zancada en su recuperación, y hoy también la victoria.

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