La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Informe técnico
Mucho se habla en los días previos del derbi, en esas horas que ayer comenzaron muy temprano en Heliópolis, de la importancia de la mentalización, de la necesaria intensidad con la que se deben afrontar estos encuentros. Y el Betis de Pepe Mel, el mismo que otras veces sí enchufó a este equipo, dejó claro que ayer no era su día desde los 13 segundos hasta el minuto 92 del partido, cuando se produjeron los regalos del primer y del último gol, aunque ya antes había dejado las puertas de casa abiertas de par en par.
Mel intentó sorprender al Sevilla con la colocación de un doble pivote por detrás de Beñat y con la entrada de Pozuelo para jugar con el factor canterano. Pero si a los 13 segundos Adrián le entregó el balón a Reyes, lo que vino después tampoco fue mucho mejor. Ni Cañas ni el vasco sacan a relucir su mejor versión con esa acumulación de centrocampistas de parecidas cualidades, a la vez que la posterior entrada de Jonathan Pereira tampoco arregló el desaguisado.
Defensa
El Betis maximizó sus peores carencias defensivas, con desaplicaciones en las marcas, con un alarmante déficit de atención en Nelson... Como ejemplo en las jugadas a balón parado, donde Fazio remató con comodidad hasta que Paulao abandonó su liberada posición en el marcaje mixto para ocuparse del central argentino. Un completo desastre de un equipo que se fue al descanso con cuatro goles en contra.
Ataque
Únicamente Pozuelo pareció capaz de enlazar alguna jugada de ataque, con un Beñat perdido en el centro del campo. Tras el descanso, el equipo sí da un paso adelante y las conexiones entre el trianero, Juan Carlos y Rubén Castro intentaron lavar la cara, aunque la roja a Rubén Pérez exigió todavía más a los jugadores.
Virtudes
Con cinco goles encajados en el derbi, cuatro al descanso, nada se puede resaltar.
Talón de aquiles
Escasa concentración, nula atención defensiva, mala colocación... Todos los defectos posibles en un equipo de fútbol aparecieron en 45 minutos. El Betis fue una caricatura y vivió una pesadilla toda la noche.
Uno a uno
Adrián. A los 13 segundos comenzó una noche horrible, que tardará en olvidar.
Nelson. Tan desaparecido como el día del Granada.
Paulao. Fue a mil balones y Fazio remató cómodo hasta que él se encargó de su marca.
Mario. Fuera de ritmo y del partido. Se fue lesionado.
Álex Martínez. Tenía una dura papeleta y acabó con luces y sombras.
Rubén Pérez. Acabó en la caseta sin haberse enterado de lo que es un derbi.
Cañas. El sacrificado por el resultado, tampoco había estado acertado hasta ese momento.
Beñat. Fuera de sitio al inicio. Al menos tuvo el orgullo de vaciarse hasta el final.
Rubén Castro. Por fin le marcó al Sevilla, aunque sirvió de poco.
Pozuelo. Intentó llevar el balón arriba y a veces lo consiguió.
Juan Carlos. Una buena arrancada en el gol.
Jonathan Pereira. Entró con todo en contra y el partido lo superó. Luego lo intentó.
Amaya. Cumplió tras la lesión de Mario.
Salva Sevilla. Inocente para regalar el quinto.
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