Un visitante de gala

No se toma la visita al Santiago Bernabéu como una más de la temporada, aunque los mensajes que se lancen desde el vestuario verdiblanco indiquen que el partido se afronta como siempre. Desde la preparación de Pepe Mel, insistiendo en los conceptos, como en el ambiente que se respira en Madrid en torno al encuentro. Y es que apenas quedan entradas disponibles en el Santiago Bernabéu, lo que provocará con casi total seguridad que se llene el coliseo madridista por segunda vez en esta temporada, siendo la primera el encuentro de ida de la Supercopa ante el Barcelona. Sin llegar como líder, la visita del Betis sí ha levantado expectación en la capital por el buen juego exhibido en el inicio del torneo.

Más de 2.000 béticos se esperan en las gradas, llegados tantos de las peñas béticas de Madrid y alrededores como de la capital hispalense, donde también los aficionados se han movilizado, aunque el club no haya vendido las entradas. No estará solo el Betis en el Bernabéu, donde acude con entusiasmo tras dos años sin acudir a la cita.

Para Mel, que también se estrena como entrenador en el banquillo de tan magno estadio, tampoco será un encuentro más, debido a su pasado madridista. Que el Betis acuda tras dos derrotas consecutivas, mitigadas por el parón liguero, no es óbice para que se prepare el asalto al Bernabéu. El técnico verdiblanco ensayó ayer con una presión tan adelantada como la que ordenó la pasada temporada ante el Barcelona en la Copa del Rey, con la intención de sorprender a su rival y adueñarse del balón. Y es que en el vestuario verdiblanco se considera que adelantarse en el marcador podría ser una de las claves para tener opciones de victoria.

"Si somos capaces de hacer bien la presión arriba y no darle peso a su contragolpe tendremos mucho ganado pero para contrarrestar al Real Madrid hay que hacer algo importante. No es nuestro estilo poner el autobús, luego hay que ver también cómo transcurre el partido. Puedes salir defensivo y que te metan cinco igualmente", manifestó ayer Dorado, con un moderado optimismo que refleja el sentir de la plantilla verdiblanca.

Como ya realizó la pasada semana, Mel volvió a ensayar con su once casi de gala, donde tiene cabida el joven Vadillo. El técnico, que únicamente tiene la duda de Mario o Amaya en el centro de la defensa, apostaría por el sistema con tres centrocampistas -Iriney, Beñat y Salva Sevilla-, un extremo -el puertorrealeño-, y dos delanteros -Rubén Castro y Jorge Molina-, un esquema que ya le dio buenos réditos la pasada campaña. De hecho, el Betis apareció con esos jugadores al mismo tiempo en once ocasiones anteriormente, cambiando únicamente el extremo, y en ocho partidos encontró el premio de la victoria, por un empate y dos derrotas. Precisamente, una de estas últimas llegó en el encuentro copero en Barcelona, pero ni la goleada finalmente encajada amargó el sabor del buen fútbol que se desplegó sobre el césped.

Aunque Mel tiene meditado desde hace días contar con Vadillo en el Bernabéu, e incluso le impidió viajar a Puertollano con el filial, el buen rendimiento que vienen ofreciendo tanto Sergio como Pozuelo, que ayer volvieron a entrenarse a las órdenes de Mel, les podría abrir a alguno de ellos un hueco en la expedición que se desplazará el viernes a Madrid. No quiere el técnico que el filial acumule demasiadas bajas, por lo que la recuperación de Rubén Castro podría dejar sin sitio al trianero, pese a que se quiera premiar su trabajo.

Mel, a la espera de cómo regrese Santa Cruz, prepara el encuentro del Bernabéu con su once casi de gala, algo que ha venido enseñando durante los últimos entrenamientos y que sólo esconderá el viernes con una sesión a puerta cerrada en el estadio. Con la puesta escena que se realizó en el Camp Nou en la mente, Mel quiere un Betis atrevido que sea capaz de sorprender al Madrid desde el inicio, de ahí que ayer insistiera a sus jugadores en los conceptos defensivos.