El viernes noche es mejor con sonrisa (3-1)

El Sevilla, en el día de la reconciliación de la grada, vivió su victoria más plácida ante un Deportivo inferior. Medel fue el autor de los tres goles para un equipo con más llegada y también con los sustos habituales.

Foto: Antonio Pizarro
Foto: Antonio Pizarro
Francisco José Ortega

16 de febrero 2013 - 05:02

Victoria cómoda para el Sevilla en el partido de los reencuentros en el Sánchez-Pizjuán. El conjunto de Emery sumó tres puntos más, y ya totaliza 32 para atisbar el horizonte con mucha más tranquilidad, ante un Deportivo que le facilitó mucho las cosas. Pero no siempre son aprovechados esos regalos del adversario y los blancos sí supieron hacerlo en esta ocasión para pasar un fin de semana de lo más tranquilo y, de paso, conseguir que todos los que sienten su fe balompédica se fueran a disfrutar de un buen viernes noche cargados de razones para ello.

Porque el Sevilla no sólo cumplió con su obligación de derrotar al colista de la categoría, también disfrutó del fin de un conflicto en la grada que tal vez no lo ayude a ganar más veces ante los suyos, pero que sí colabora a no facilitarle las cosas a quienes allí acuden como forasteros. No se trata, pues, tanto de sumar triunfos como de estar más cerca de adicionar derrotas y eso es trascendente también con vistas al futuro más inmediato que se avecina para los sevillistas. Sin embargo, los actores principales de esta película estaban, como siempre, en el césped y ahí la diferencia entre un equipo y otro fue considerable. Da igual que el Deportivo tuviera sus oportunidades para haber marcado algún gol más y haber metido el miedo en el cuerpo a los hombres de Emery, el Sevilla fue mucho mejor en todos los sentidos y debió liquidar el litigio con un resultado incluso más abultado. El problema es que está prohibido errar delante de la portería rival como lo hizo Jesús Navas, particularmente él, y también Reyes. Igualmente pudieron marcar tanto Negredo como Rakitic, aunque en el caso de ambos las dificultades eran mayores.

Eso, de cualquier manera, pertenece al repaso de la libreta de anotaciones, otra cosa es el poso que queda a la hora de valorar el juego exhibido por los blancos. Y, en este sentido, salvo los regalos defensivos, que también abundaron, sí es verdad que se atisba un funcionamiento diferente desde el mismo momento en que el equipo ya podía tener dos goles a su favor a los 8 minutos de no haber errado Jesús Navas en ese pase de Reyes que lo dejó con la portería vacía para él. Eso, la posibilidad de ponerse con 2-0 a los 8 minutos del juego, denota ambición, demuestra claramente que el Sevilla salió a por el triunfo desde el mismo momento en el que el protestado José Antonio Teixeira Vitienes dio el pitido inicial para que el balón echara a rodar por el césped.

El planteamiento de Emery había conducido a esa idea y sus hombres se encargaron de desarrollarlo con prontitud. Cuatro defensas atrás, con los dos laterales con marcado carácter ofensivo y con el encargo de ocupar las bandas en ataque cuando el balón estuviera en su poder y aparece la primera variante, pues los centrales se abren y llega en su ayuda un medio centro para facilitar la salida del balón desde el guardameta. ¿A qué conduce esto? Sencillo, a que tanto Reyes como Jesús Navas se tengan que meter hacia dentro y posibiliten que el equipo ocupe mejor esas zonas, que tenga mucha más presencia en el área rival en definitiva. A ello también colabora, por ejemplo, que en la jugada del 1-0 sean Rakitic y Medel quienes acuden a rematar en el segundo palo un centro de Coke desde el lateral. Está claro, pues, que las opciones se incrementan para marcar goles.

Sin despreciar ahora los métodos de Míchel en una posición tal vez ventajista, sí está claro que las ideas de Emery comienzan a calar y el equipo tal vez, dentro de esa inmadurez que siempre le pesa, se ve beneficiado por ello. El dúo que forman Medel y Kondogbia en el centro es dinámico, resta y suma al mismo tiempo, ocupa espacios distintos y el equipo es el principal beneficiado con ello. De ahí los tres goles del chileno en la noche de ayer para totalizar seis en el presente curso en la Liga.

El problema, sin embargo, estuvo en que el Sevilla se quiso gustar y a punto estuvo de pagarlo. Riki aprovechó un despiste generalizado para acortar las diferencias y hasta pudo hacer el empate a dos inmediatamente después. Pero no, fue Medel quien volvió a acertar y dio paso a un segundo periodo de lo más plácido para los sevillistas. El chileno llegó otra vez en la segunda línea, y ya está claro que las indicaciones de Emery en ese sentido eran taxativas, que Medel tenía que convertirse en un delantero más cada vez que los suyos salían al ataque por las bandas.

Era el tercer gol en su cuenta particular y el partido estaba más que liquidado para el Sevilla. Emery incluso aprovechó la placidez de la cita para probar a Spahic como lateral derecho ante el temor de que Coke pudiera ver su segunda cartulina amarilla y ya se sabe que quien evita el peligro... La cosa estaba ya bastante fácil y los blancos se dedicaron a dejar pasar los minutos sin permitir riesgos innecesarios. Pases fáciles al compañero que está desmarcado e invitar de esa manera al Deportivo, que era quien estaba obligado, a que saliera para desprotegerse atrás, algo que tampoco hizo en exceso el nuevo equipo de Fernando Vázquez.

Fue Reyes quien debió sentenciar en un pase atrás de Jesús Navas que lo dejó solo para ello, pero no lo hizo y eso provocó un par de sustos. Pero para cualquier duda ahí estaba Beto para realizar su trabajo y ganarse con dos paradones escalofriantes a una afición que ya se ha entregado a él. El Sevilla, en un día ideal para la reconciliación de todos los sectores de su afición, hizo disfrutar a los suyos de un buen viernes noche. No está mal, sobre todo cuando la clasificación ya indica que suma 32 puntos y ahuyenta los miedos. Ahora sí, partido a partido, toca volver a la senda de los objetivos.

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