Con el viento en contra o a favor, pura candidez
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Impericia para dar a las jugadas lo que éstas piden
La impericia colectiva de este Sevilla de chavales y de maduros inmaduros (Negredo, Jesús Navas) para dar a las jugadas lo que éstas requerían volvió a privarlo de una victoria que tuvo a huevo ante un Getafe quebradizo, que llevaba 5 jornadas sin ganar, que salió con 7 bajas y que perdió a Juan Rodríguez al cuarto de hora por lesión.
DEFENSA
La línea de cuatro maniobró lejos de Palop. En la primera mitad fue por el intenso dominio del Sevilla, y en la segunda, más por el fuerte viento a favor que por el juego de los blanquirrojos.
En el primer acto, el único peligro pudo llegar por los escarceos de Sarabia, a la contra, por el pasillo interior, a la espalda de Medel. Y por el viento: Palop, que ya había salido con éxito a una falta indirecta muy similar botada por Colunga, hizo lo mismo en la siguiente ocasión, pero la fuerza del aire envenenó el balón. En el segundo acto, los centrales se anticiparon bien y capearon esos balones cuyo vuelo se veía súbitamente frenado.
ATAQUE
Con Emery, se ve a Jesús Navas y sobre todo a Reyes salir del carril para maniobrar y sorprender por dentro. Eso, más el apoyo de Cicinho y Coke desde atrás y la soltura inicial de Maduro hizo que el Sevilla generara juego y peligro desde la segunda línea. Pero la inocencia, por no decir falta de inteligencia, de los atacantes para hacer daño de verdad volvió a resultar definitivo. Apenas dos buenos desmarques de Negredo, el segundo sirviendo un gol a Jesús Navas, y apenas una combinación trenzada hacia el espacio adecuado, de primeras, para dejar solo a Reyes y que marcara. Pocos ataques bien resueltos para los que condujo.
En el descanso, Emery debió insistir en que debían aprovechar la ventaja de jugar con un fortísimo viento a favor. Pero no. El Getafe decidió apretar más arriba, salir de la cueva porque sabía que en rechaces al borde del área o a balón parado, el Sevilla podía aprovechar esa ventaja. Y los blanquirrojos se bloquearon. Medel y Rakitic no salvaron esa línea de presión (algo más Kondogbia), el juego por las bandas desapareció y los tiros, uno de Rakitic y otro de Negredo, fueron lejanos y cuando la jugada pedía otra cosa. El viento a favor, para ellos, fue... hándicap.
VIRTUDES
Segundo partido con Emery en que apenas sufrió atrás.
TALÓN DE AQUILES
Necesita generar mil veces más juego que el rival para marcar.
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