Con el viento a favor y sin marineros

getafe - sevilla · el otro partido

El Sevilla desaprovecha una ocasión inmejorable de meterse de lleno en la lucha por Europa cuando más fácil era. El Getafe sigue complicando a los blancos aunque Míchel y Del Moral hayan variado de bando.

Los jugadores del Getafe se abrazan tras el tercer gol mientras Coke se marcha para sacar de centro.
Los jugadores del Getafe se abrazan tras el tercer gol mientras Coke se marcha para sacar de centro.
José María López

17 de abril 2012 - 05:02

El rídiculo del Sevilla es una bofetada de realidad para todos sus aficionados. No es su equipo tan rematadamente inocente e indolente como se vio anoche, pero ni mucho menos tan solvente y seguro como se demostró ante el Zaragoza. Es simplemente el Sevilla, ese equipo que de un tiempo a esta parte no lo conoce ni la madre que lo parió.

Accidentes tienen todos los equipos, eso es impepinable. Pero hay formas y formas, igual que hay momentos y momentos. No cabe duda de que a estas alturas de la temporada, cuando un empate devolvía al equipo a zona europea y cuando una victoria hacía soñar con la Liga de Campeones, duele mucho más, sobre todo cuando a la media hora ya se ganaba. Y tampoco es lo mismo caer goleado en el Bernabéu el fin de semana de Feria que hacerlo un lunes en un Coliseum Alfonso Pérez cuyas gradas recordaban a cualquier cosa menos un estadio de Primera.

Era un día de reencuentros. Míchel volvía al equipo que le dio la oportunidad de debutar en Primera y Manu del Moral al que lo hizo vestir la camiseta de la selección. El técnico decidió repetir el once que le dio el triunfo ante el Zaragoza con la salvedad de la entrada de Javi Varas por Palop, por lo cual su cuota de culpa en la derrota es difícilmente calibrable. Cabe la incógnita de qué pudo pasar en el vestuario para que el equipo saliera con la desconexión con la que saltó al campo en la segunda parte. Manu del Moral hizo lo que acostumbra. Desmarques, movimientos y poca incidencia en el juego, ya que el jiennense es de esos futbolistas que si logra marcar su actuación parece mejor de la que realmente es, y si no lo hace, pues las críticas se vuelcan sobre él. En cuanto a los regresos, con poca o mucha culpa en los goles, Javi Varas dejó claro a Míchel quién debe ser el portero titular cuando Palop vuelva a estar disponible.

Pero las críticas en esta ocasión deben ser generalizadas. No es de recibo que desde la planta noble se manden constantemente mensajes sobre la necesidad imperiosa de que el equipo llegue a zona europea y que los jugadores muestren la indolencia y la pasividad que, sobre todo en la retaguardia, mostraron en Getafe.

Una de datos. Con Míchel, el Sevilla había ganado todos los partidos en los que se había adelantado, un equipo del técnico madrileño nunca había encajado cinco goles en Primera y Miguel Torres no había marcado como futbolista profesional. Efectivamente todo eso sucedió anoche, en el momento más inoportuno y en el menos esperado.

Si a Polonia se va a hacer caja, el afán recaudatorio se unirá en esta ocasión a un más que merecido castigo a los futbolistas. Soñar sigue siendo posible pero, por suerte o por desgracia, en la vida y en el fútbol la realidad siempre supera a la ficción.

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