Que de una vez se ponga en serio

Reto Los buenos propósitos de intensidad y el concepto de equipo, incógnitas para mejorar en una cita incómoda en Vallecas

El lateral brasileño Cicinho, justo antes de subirse al autobús del equipo sevillista.
El lateral brasileño Cicinho, justo antes de subirse al autobús del equipo sevillista.
Jesús Alba

02 de septiembre 2012 - 05:02

Que de una vez se ponga en serio. Es lo que quiere el sevillismo con su equipo. Lleva escuchando buenas palabritas de su entrenador, propósitos e ilusión por parte del subdirector general deportivo -el presidente hace algún tiempo que no habla-... pero en el terreno de juego la verdad es que el equipo dirigido por Míchel no ha terminado por definirse todavía. Es verdad que no lleva una trayectoria errónea, pues no ha perdido en ninguno de los dos partidos que lleva disputados, pero en ambos encuentros pasó por fases de desconcierto y eso no lo lleva del todo bien el aficionado que demanda divertirse con un Sevilla sólido, brillante y eficaz.

Ha cerrado el plazo de inscripción de futbolistas y quien tuviera ilusión por la llegada de una cara nueva (un delantero sobre todo era lo que la hinchada echaba en falta) vio cómo ésta quedaba diluida mientras otros clubes de no mucha entidad se hacían con puntas que estuvieron en la agenda de Monchi. Giovani dos Santos (Mallorca), Álvaro Vázquez (Getafe)... firmaban el comienzo de una nueva aventura mientras en el Sevilla se defendía con uñas y dientes la idea de una fe ciega en la plantilla actual. Y así ha sido, aunque puede decirse que hasta última hora hubo gestiones con jugadores como Granero o Jonathan dos Santos.

Pero ya todo eso queda para la anécdota y para las hemerotecas. Lo cierto es que el Sevilla se planta hoy en Vallecas con lo que tiene. Sin Reyes, sin Babá y con un juvenil, Álex Rubio, que personifica el futuro de una cantera sevillista que para una parte de la afición no recibe el trato que merece desde dentro del club.

Pero ése es otro debate que ya habrá tiempo de analizar cuando corresponda y cuando los minutos de los canteranos puedan contabilizarse en las preferencias de Míchel. Mientras, los puntos en juego esta mañana ante un equipo que ha hecho pleno quizá contra pronóstico en este arranque de Liga deben marcar las pautas en este domingo todavía caluroso de septiembre.

El Sevilla afronta su segunda salida consecutiva antes del parón liguero y en el paladar del aficionado aún persiste el sabor agridulce que los suyos dejaron en Granada, donde, como otras tantas veces, presentó dos caras bien diferenciadas, lo que a toda costa quiere corregir el cuerpo técnico para que aparezca cuanto antes un Sevilla cohesionado, ambicioso y decidido.

Si la referencia debe ser la forma de comportarse con diez futbolistas y en Los Cármenes, la pregunta del millón es ¿por qué tiene que esperar este equipo a recibir un golpe como puedan ser una expulsión o un gol en contra para ponerse en serio a jugar al fútbol? Es un mal que persigue al Sevilla desde hace tiempo. Ya lo avisó Marcelino García Toral, el primero en señalar algunos pecados de la plantilla. Míchel abundó en ellos en la media temporada que dirigió al equipo la campaña pasada y se ha dicho por activa y por pasiva que, con las medidas de unión de grupo y concienciación, el compromiso de determinados jugadores es totalmente distinto.

Pero es el momento de demostrarlo en el campo con una continuidad que convenza al que asiste desde fuera al trabajo de este grupo renovado pero a la vez no falto de calidad. Todo el mundo está de acuerdo en que hay cosas muy interesantes y que animan a pensar en positivo, como la asociación que en la derecha protagonizan Cicinho y Jesús Navas, pero no es menos cierto que defectos antiguos siguen sin pulirse, como la falta de contundencia en fases del juego para robar el balón en el centro del campo, como la desconcentración defensiva, la falta de intensidad de algunos jugadores...

El Rayo Vallecano va a ser un rival que no perdonará ninguno de estos defectos. La motivación de los seis puntos que suma en la tabla tras vencer al Betis a domicilio y el ambiente que suele gestarse en un recinto peculiar como es Vallecas serán amenazas constantes para un Sevilla que históricamente salta incómodo a este estadio. De hecho, una derrota aquí mismo a primeros de enero empezó a dejar muy tocado a Marcelino la pasada campaña. Por eso, todo lo apuntado más arriba no dejan de ser puntales indispensables en el camino hacia una victoria que dejaría algo más tranquila a la afición a la espera de recibir al Real Madrid tras el parón.

Muchos piensan que eso sólo podría producirse si Jesús Navas y Negredo tienen una buena mañana y tiran del carro, pero de los demás depende que se demuestre que el Sevilla es un equipo. El goleador vivirá un día especial al reencontrarse con la que fue su casa y está claro que será uno de los hombres del partido. Al igual que Palop, quien concentrará todas las miradas tras vivir una situación similar a la del curso pasado cuando llegó Míchel con la expulsión en Granada de Diego López.

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