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Un verano con arcanos

La herencia maldita del consejo anterior dificultó la labor de la dirección deportiva · El segundo punta que pidió Mel pudo ser Franco Jara, pero el Benfica se negó por la deuda de Nelson.

Un verano con arcanos
Samuel Silva / Sevilla

07 de septiembre 2011 - 05:02

El verano no ha sido sencillo para la dirección deportiva verdiblanca. A la dificultad de encontrar salida a los descartes realizados por Pepe Mel se unió la problemática de encontrar refuerzos que entrasen en los parámetros económicos de un club metido de lleno en el concurso de acreedores. Pero aún hubo más y los técnicos se encontraron con una negativa influencia del pasado a la hora de afrontar algunas incorporaciones, algo que provocó que se rompieran negociaciones que llegaron a estar muy avanzadas.

El caso más paradigmático lo refleja el de Franco Jara. El delantero argentino, de sólo 23 años, fue uno de los objetivos de la dirección deportiva para satisfacer el deseo de Mel de contar con un segundo delantero. De hecho, la operación llegó a estar muy avanzada, al considerar Jara que la opción del Betis era muy beneficiosa para su futuro. El delantero quería un equipo donde poder contar con minutos, después de que adaptación al Benfica no fuera la mejor, y aceptó las condiciones que le puso encima de la mesa el equipo verdiblanco. Cuando todo parecía prácticamente cerrado, el Betis se encontró con la negativa del Benfica a facilitar su cesión. Y es que los dirigentes del conjunto lisboeta se pusieron en contacto con sus homólogos béticos para comunicarles que la operación no sería posible de realizar mientras continúe la deuda por el traspaso de Nelson, cifrada en casi dos millones de euros.

Ni los intentos por desbloquear la situación, atendiendo al cambio de dirigentes que se ha producido en el club verdiblanco en los últimos tiempos consiguió cambiar el destino de Franco Jara, que finalmente acabó recalando en el Granada, un equipo que ha mantenido contactos permanentes con el Benfica durante este verano y que ha conseguido hacerse así con varios jugadores.

Con otras operaciones, los problemas han sido similares. La negativa imagen dejada por los consejos anteriores, con impagos y otros problemas con clubes, dificultaron las negociaciones para que el Betis pudiese obtener algún jugador en calidad de cedido. Incluso cuando se planteó una compra, los demás clubes siempre solicitaron garantías bancarias de pago, algo difícil de cumplir para un club inmerso en el concurso de acreedores.

En otros casos, los problemas fueron meramente económicos. Ahí está el de Chico, que acabó firmando por el Mallorca, ante la imposibilidad del Betis de afrontar su cesión mientras no diera salida a alguno de los descartes. O el tema de Alfaro, con quien se pactaron unas condiciones de futuro, pero que fue imposibles de realizar por las peticiones económicas del Sevilla. Algo parecido ocurrió con el ruso Pavlyuchenko, por quien el Betis se interesó en los últimos días del mercado, pero que solicitaba unas condiciones económicas imposibles para el club bético. Incluso por Miguel Lopes, con quien no había problemas para su contrato, no se pudo llegar a un acuerdo por la presencia de los ahora tan de moda fondos de inversión.

El trabajo de la dirección deportiva se ha encontrado con múltiples obstáculos este verano para confeccionar la plantilla. Problemas con agentes para las salidas, falta de recursos económicos, herencias del pasado o incluso el tema de la lesión de Zigic. Todos ellos son los arcanos del mercado de fichajes verdiblanco.

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