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A ver qué dicen hoy los titulares

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El Sevilla se fía a la respuesta de su once para batir a la Real y seguir con opciones de meterse en Europa.

A ver qué dicen hoy los titulares
Juan Antonio Solís

18 de mayo 2013 - 05:02

Vista la respuesta de Manu del Moral en los ratitos que sale, vista la tibia confianza que Emery tiene en jugadores como Cicinho y Maduro, que salen al campo cuando apenas queda tiempo para calificarlo en las crónicas, y visto el nulo protagonismo que los Babá y Stevanovic tienen en los planes del entrenador vasco más allá de los entrenamientos, convendrá el aficionado cabal en que el Sevilla, esta noche, afrontará el match ball por el objetivo europeo encomendándose, una vez más, a la respuesta de su once inicial. La suerte de los blancos ante la pujante Real Sociedad de Montanier, que ostenta la cuarta plaza del campeonato, dependerá de lo que sean capaces de hacer Beto, Coke, Cala, Fernando Navarro, Alberto Moreno, Medel, Kondogbia, Jesús Navas, Rakitic, Perotti y Negredo.

A esta situación de desamparo ha conducido la errática planificación técnica de la primera plantilla, que cuenta con un equipo digno y hasta intimidador mientras el partido no se cruce la frontera de los 60-65 minutos y se abra la puerta a las sustituciones. No gozar del denominado fondo de armario mina la capacidad de respuesta, de buscar variantes para acabar con un mal ya endémico: su quebradiza competitividad lejos de Nervión. Por su incapacidad para curar esa enfermedad, que sufre desde finales de septiembre (0-2 en La Coruña), un club con anhelos de Champions y con presupuesto de aspirante a Champions se ve obligado a hacer lo que jamás ha sido capaz de hacer en toda la Liga, ganar tres partidos seguidos, para alimentar sus opciones de acabar entre los siete primeros y clasificarse para la próxima Liga Europa.

La aseveración de que el futuro del Sevilla está en manos de los once que salten a la hierba pierde cualquier atisbo de tremendismo si se echa un vistazo a las sustituciones que realiza, o mejor se ve obligado a realizar. Cuando Unai juega a ajedrecista, empieza a contemporizar y a rascarse la cabeza, meditabundo, por su área técnica. Pida el partido un paso adelante en busca de los tres puntos (ejemplo, Málaga) o pida un retoque defensivo para guardar la viña (ejemplo más doloroso para los sevillistas y puede que decisivo para la temporada, el último derbi), los cambios tardan, desprenden un evidente tufo a "esto es lo que hay" y rara vez surten el efecto esperado. En La Rosaleda, Perotti -providencial su irrupción para no echar de menos a Reyes- fue el mejor, pero su físico da para lo que da hoy, para una hora de calidad. Estaba siendo el mejor del equipo, pero se fue a la ducha, entró Manu y el Sevilla, indefectiblemente, dio un paso atrás. Otro apunte en Málaga: Kondogbia, que arrastró una delicada dolencia gástrica desde el partido ante el Espanyol, perdió sus energías demasiado pronto, la segunda parte se le hizo eterna. Pero Emery no se decidió a sustiturlo por Maduro hasta el minuto 87. Con un banquillo fiable, el Sevilla hubiera podido ir a por los tres puntos con más argumentos de los que esgrimió en el tramo final del partido en la Costa del Sol. Pero no fue así. No pudo. Así le pasó en numerosas salidas en esta Liga.

Y ese déficit de puntos ha desembocado en una apuradísima situación. En un reto. En la primera vuelta, el Sevilla fue capaz de ganar dos partidos seguidos ante Real Madrid y Deportivo; en la segunda, como no ha ganado a domicilio, su seis de seis llegó en los dos partidos seguidos en casa, ante Granada y Rayo Vallecano. Ahora, necesita ir más allá y derrotar sucesivamente a Real Sociedad (aspiarante a Champions), Osasuna (se jugará la permanencia) y Valencia (el otro aspirante a la cuarta plaza). ¿Quién confía en esta machada?

Emery mantiene su impetuosa confianza. No fija sus miras en esa octava posición que hoy, en espera de lo que dicte el TAS en junio, da el billete a Europa. Quiere ser séptimo o incluso sexto. Para ello, debe ganar los tres partidos. Y antes del segundo y el tercero, debe ganar esta noche el primero: ante el equipo que más rápido ataca después del Real Madrid. Un equipo mejor que el Sevilla y que saldrá a por todas, porque el Valencia le ha limado cinco puntos en dos jornadas. La Real Sociedad promete juego abierto, sin ataduras. Quiere llegar a las dos últimas jornadas dependiendo de sí mismo.

El partido será, pues, de una exigencia mayúscula para el Sevilla. Flota en el ambiente que los blancos se pueden sentir a gusto en ese partido desbocado que puede proponer la Real. Que los sevillistas pueden hacer daño con la movilidad de Jesús Navas y Perotti, la creatividad de Rakitic y el gol de Negredo. la lógica así lo dicta. Pero el balance defensivo tiene mucho que decir hoy: cómo sujetar las transiciones de Illarramendi, Vela, Griezmann o Xabi Prieto hasta Aguirretxe, que además está muy en forma. Se anuncia un partido movido, abierto, espectacular incluso. A ver qué dicen hoy los titulares. No los de la prensa: los del Sevilla.

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