Contra la varita y el resorte

"Creo en Europa". Así de seguro se mostraba Unai Emery en la previa sobre las opciones de su equipo, quizá para inyectar más sangre, roja claro, a sus jugadores. A partir de ahora el mensaje deberá ser otro en los dos partidos que restan para el final de temporada. La Liga Europa queda lejos, casi en manos del TAS, la noche en la que la Real aprovechó la varita con la que está tocado Agirretxe (14 goles este curso ya), que está marcando de todas las formas, hasta con el pecho, en esta segunda vuelta y el resorte del brazo del asistente de Álvarez Izquierdo para, a su manera, vengar la derrota de hace 33 años en el mismo escenario del Sánchez-Pizjuán que le costó una Liga.

Aquel día Bertoni firmó dos goles (2-1) que hacían que, con sólo un partido más por delante, el conjunto donostiarra, invicto en el campeonato hasta entonces, cediera el liderato en favor del Madrid, a la postre campeón. Ayer, la circunstancias eran otras, pero había también mucho en juego y la Real cercenó parte de las opciones nervionenses de pasearse por el continente y dio un paso de gigante para hacerlo en la Champions.

El equipo que ha formado Philippe Montanier en su segunda temporada al frente del cuadro vasco juega una velocidad más que el Sevilla. El técnico galo, capaz de renunciar a disputar la Liga de Campeones para apostar por un proyecto de tres años en el Rennes francés, exprime al máximo sus virtudes, las flechas que tiene en ataque, y esconde bien los defectos de la retaguardia juntando a sus líneas y tirando del compromiso de sus futbolistas.

Del compromiso... y de lo que sea, agarrones incluidos. Ya dijo el ex sevillista De la Bella esta semana que había que parar el juego a balón parado de los hispalenses "como fuera". Y así lo hizo Bergara, cuando antes de la media hora de juego placó a Cala para evitar que éste rematara. La perfecta colocación del colegiado catalán no fue suficiente para pitar penalti. Y también con una perfecta colocación fue incapaz de acertar su asistente, que vio fuera de juego de un Medel que entraba casi tres metros por detrás del último defensa. Incomprensible, sobre todo teniendo en cuenta lo fino que hiló el mismo asistente en el gol de Agirretxe. Ya puede hacer planes viendo lo que le sucedió a su colega que falló de forma parecida en el Betis-Celta de hace una semana.

El Sevilla lo intentó de todas las formas, Babá y Cicinho, primero, y Stevanovic, después, pero eso no fue suficiente para sacar, por ejemplo, el mismo rédito que logró el Granada en Anoeta (2-2) tras la entrada de Aranda y Buonanotte. Así, del "échale huevos" parte de la afición cantó "Del Nido, vete ya". Los resultados dictan sentencia, casi tanto como la varita de Agirretxe y el resorte del asistente.