El trono está bien ocupado (1-3)
Liga europa· crónica
El Sevilla encarrila la eliminatoria en Villarreal con una exhibición de saber a qué juega y cómo hacerlo.
Brillante disertación del actual campeón de la Liga Europa. El Sevilla se exhibió en El Madrigal contra el elogiado Villarreal y lo hizo a través de aprenderse un método determinado y ejecutarlo de manera casi perfecta. Unai Emery, una vez más, supo hacerle sangre al rival y planteó el encuentro pensando en la diferencia de altura entre los hombres de los dos equipos. Metió a Iborra como segundo delantero y a partir de ahí construyó el resto del edificio. Balones para el valenciano y tres balas detrás, en este caso Vitolo, Aleix Vidal y Gameiro, para sacar rédito de lo que tocaba el gigante hacia atrás. Ése fue el planteamiento y no le pudo salir mejor al vasco.
Porque a los 13,2 segundos de juego el Sevilla ya estaba por delante en el marcador y lo conseguía por esa vía. El rival ni siquiera iba a poder tocar el balón cuando Pareja buscó a Iborra, éste saltó con Musacchio y desajustó todo el sistema defensivo del Villarreal. El resto ya fue efectividad y también calidad, por qué no decirlo. Porque Gameiro se hizo con la pelota, Vitolo le tiró el desmarque por dentro y el excelente pase lo convertía en formidable el canario con su control con el pecho y con su definición.
El Sevilla se había exhibido en esa primera jugada y ya le había marcado el destino a un Marcelino que no disponía de elementos con el físico suficiente como para detener ese vendaval. El Villarreal apelaba a su fútbol de siempre, toques rápidos y desmarques. Pero eso también lo tenía estudiado Emery y lo taponó con dos centrales de tronío por delante de Pareja y Carriço. Mbia y Krychowiak cerraban todas las vías e incluso se convertían en un cuarteto de zagueros por el centro para que fueran Figueiras y Tremoulinas los que se alineaban con Iborra en el centro del campo. El cuadro nervionense era una verdadera orquesta con todos los concertinos con su partitura perfectamente aprendida.
Quedaba, por supuesto, la segunda vía para liquidar, para que el Sevilla le hiciera caso a su entrenador y saliera dispuesto a no dejar con vida a su rival. Ésa no era otra que el balón parado, una cuestión futbolística en la que la ventaja del campeón no podía ser más evidente. Pareja, en ausencia de otros especialistas, se encargaba de hallar los puntos débiles del rival y en una de esas acciones la pelota le cayó a Tremoulinas en el costado izquierdo, centro perfecto del lateral francés y testarazo de Mbia comiéndose enterito a un Jaume Costa que no pudo con él.
Ni siquiera se había consumido la primera media hora del litigio y el Sevilla ya había evidenciado en El Madrigal que el trono, de momento, está muy bien ocupado. Cero a dos contra un rival reputado, contra un Villarreal que trataba de apelar a ese fútbol rápido y combinativo para hallar los espacios por dentro. En ese sentido, Vietto demostraba su calidad, pero entonces surgía el trabajo colectivo, solidario de todo el bloque que había colocado por ahí Emery para meter la pierna en el momento justo. Claro que los locales pudieron marcar algún gol, faltaría más que no fuera así, y lo más claro fue el balón de Vietto al larguero no más adelantarse el Sevilla con el 0-1, pero nadie que estuviera viendo el encuentro podía pensar que sucediera algo que no fuera el triunfo de los sevillistas. Ni siquiera cuando aún restaba un mundo podía ser de otra forma y ahí estuvo el disparo de Aleix Vidal a la cruceta para casi sentenciar.
Se llegó así al intermedio y hasta el Villarreal fue capaz de recortar las diferencias no más empezar, pero el campeón no estaba dispuesto a darle vida al cuadro de Marcelino. La mejor respuesta a ese uno a dos llega otra vez en el balón parado dirigido a Iborra, el valenciano toca el balón hacia atrás y Gameiro empalma espectacularmente a la red. Uno a tres, el resultado que registraría el italiano Orsato en el acta, entre otras cosas porque no quiso pitar el claro penalti a Aleix Vidal con el tiempo casi consumido. El campeón había golpeado con fuerza a su rival y parece que tiene mucho camino andado para estar en los cuartos, entre otras cosas porque se tomó este primer asalto como si se tratara de una eliminatoria a partido único. Queda aún, cierto, pero el trono está bien ocupado.
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