Sin trampa ni cartón (0-3)

Copa del rey - mirandés-sevilla

El Sevilla no deja el menor resquicio para la sorpresa del Mirandés y se mete en semifinales sin encajar aún un solo gol. Un penalti tempranero y mucha seriedad zanjan los cuartos de final.

Foto: EFE
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J. Ollero

28 de enero 2016 - 19:33

El Sevilla despachó sin sobresaltos ni contratiempos a un voluntarioso Mirandés que ya había ofrcido su mejor versión en el Pizjuán y bien pronto se dio de bruces con la realidad. Ni el menor resquicio para la sorpresa dejó el equipo de Emery, flamante semifinalista de la Copa del Rey.

A expensas de evitar al Barcelona, la ilusión nervionense en este torneo es total y el desarrollo de la vuelta de cuartos de final en Miranda de Ebro no dejó la menor duda de ello. Con muchos recambios y un campo estrecho, el Sevilla manejó la situación perfectamente, sin dejar que el Mirandés encontrara espacios ni opciones reales de ataque.

Esta vez Emery reservó a Gameiro (Tremoulinas y Banega ni siquiera viajaron), que ni se sentó en el banquillo, y dio la titularidad a Juan Muñoz, amén de a David Soria, Escudero, N'Zonzi, Iborra o Konoplyanka. El canterano, mucho más suelto cuando entró Llorente (con todo más que semtenciado, ciertamente) incluso culminó en gol una gran pared de Escudero y Kakuta, que también entró en la segunda parte, para que Vitolo avanzara y encontrase al delantero delante mismo del meta Raúl Fernández.

Pero ese gol de Juan Muñoz llegaba en el 70. Antes, muchísimo antes, el Sevilla había solventado el viaje en una entrada al bulto de Ion Vélez cuando Cristóforo pretendía enganchar una pelota en el área. Vicandi Garrido, el del 'penalti' de Adán a Messi en el Camp Nou, lo vio claro e Iborra transformó desde los once metros apenas en el minuto 9.

Es un Sevilla segurísimo, solvente atrás a pesar de que el Mirandés no bajó los brazos jamás de los jamases pero que apenas un par de veces, y ya con la sentencia más que firmada, consiguió superar a la línea de medios visitante, con N'Zonzi cada vez más cómodo y no digamos Cristóforo. Buenas noticias para Emery en esa parcela.

El Mirandés hizo los tres cambios en el descanso, rara avis en el fútbol actual, y cambió varias posiciones manteniendo su línea de tres atrás, lo que inducía al Sevilla a buscar más los interiores para ganar superioridad. Así llegaron varias opciones, la mayoría impulsadas por Vitolo, absolutamente libre una vez que entró Llorente por N'Zonzi y además de tener dos delanteros el Sevilla retrasó a Iborra e hizo rotatoria la mediapunta.

Si el local Salinas rozó el gol con un buen remate, totalmente solo, que acabó en el poste, Coke la coló dentro con un cabezazo estupendo a centro medido de Kakuta. Diferencia sustancial entre dos equipos a años luz el uno del otro por mucho que el Mirandés, sobre todo en Nervión, equilibrase las fuerzas en lo posible.

Al cabo, el Sevilla está en semifinales sin haber encajado un solo gol. Cierto que los sorteos y el mal momento del Betis ayudaron en el camino pero eso no resta el menor mérito a un equipo que va cogiendo velocidad de crucero y que, ahora mismo, es un pésimo enemigo para cualquiera.

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