Ni toque ni sistema, fútbol y versatilidad

Xavi lee a la perfección los momentos del partido y encuentra la rúbrica de Villa · La defensa se muestra feble y desajustada

Xavi se impone a Bilyaletdinov, más corpulento que él.
Xavi se impone a Bilyaletdinov, más corpulento que él.
Javier Mérida

11 de junio 2008 - 05:02

España mostró una cara hasta la fecha desconocida. Su versatilidad. Cuenta en sus filas con un centrocampista que ve el fútbol como si habitase en la última grada y no a ras de césped. Y eso es una ventaja. Más allá del dibujo, del toque y demás zarandajas, Xavi sabe regalarle al fútbol inteligencia. Le da igual que su equipo tenga el balón, como reza en su ideario, o que se lo preste al rival, como ayer, porque el temprano gol que armaron Fernando Torres y Villa así lo requería. En corto o en largo, la inquieta madurez del barcelonista decide los partidos. Él marca los ritmos. De salida aceleró el cansino que quería imponer Rusia; luego, introdujo pausa en la locura a la espera de desmarques por delante del balón.

Defensa

No puede estar satisfecha la selección de su balance defensivo. Rusia, que sin Arshavin no es nada, la puso en apuros en momentos determinados por fallos individuales y, lo que es peor, colectivos, como en una jugada que acabó en el palo, en el mal negocio de su banda derecha o en la defensa errónea del córner que acabó en el gol de los rusos.

Además, se atisban dos problemas de urgente resolución ante la presumible llegada en la fase de verdad de rivales más encopetados. El primero atiende a la tendencia de la defensa a vivir amorcillada cerca de Casillas. La escasa acometividad de sus mediocampistas crea inseguridad en los centrales, propensos siempre a dar el paso atrás y arrastrar a éstos para defender por simple acumulación de hombres. El segundo apunta directamente a una zaga abobada con un mínimo sentido de la anticipación.

Ataque

La movilidad de Torres y Villa y su intercambio de posiciones dejó pronto sin referencias a una defensa acostumbrada a vivir con un líbero. Sus desmarques a las espaldas de los centrales resultaron vitales. Xavi lo vio pronto y supo que era el día del contraataque. En su lectura de las líneas de pase radicó el éxito de las transiciones rojigualdas. Fue el hombre que más balones capturó y siempre les dio el destino exacto. No importó siquiera que las bandas anduviesen ciegas, sin extremos y con Sergio Ramos y Capdevila anclados. Los recursos se adivinan ilimitados.

virtudes

España, amén de lo consignado, tiene dinamita de sobra. Hay gol.

talón de aquiles

Los desajustes defensivos y el cansancio tras la hora de juego.

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