A tiro de semifinales (2-0)

Estaba ansiosa la grada de Nervión, que veía cómo el Mirandés se iba de vuelta con una mínima derrota por 1-0 que alentaba su ilusión para dentro de una semana en Anduva. Estaban festejándolo, incluso, los dos centenares de burgaleses que disfrutaron de un partido de campanillas en un escenario de campanillas. Pero en la última jugada del partido, Raúl, el héroe de un equipo de valientes, no pudo más. Después de realizar hasta media docena de brillantes paradas, nada pudo hacer en ese servicio paralelo a la línea de gol de Krohn-Dehli a Vitolo.

Ese gol del canario calmará mucho el próximo jueves, en la fría noche burgalesa, las pulsaciones de los sevillistas, al tiempo que sofoca, y mucho, esa ilusión castellana. Entre un 1-0 y un 2-0 hay una distancia sideral y la lograron los sevillistas para acercar otras semifinales de Copa, que serían las ¡séptimas! en trece temporadas.

El Sevilla mereció esos goles, incluso alguno más atendiendo a sus copiosas y francamente peligrosas llegadas; pero el Mirandés también mereció algún golito. Por actitud y por fútbol. En el meollo del juego no hubo esa teórica diferencia de potencial.

El Mirandés fue todo lo contrario al equipo de una categoría inferior que se solaza con el mero hecho de hollar la hierba antes del partido, se hace las fotos de recuerdo en ese marco imponente y cuando el árbitro pita que el balón ruede, se atornilla en su área a defender con el alma. Todo lo contrario.

Temeraria, incluso, fue la puesta en escena del Mirandés sobre el rápido tapiz de Nervión. Bajo un inusual patrón (3-1-3-3) que no sufrió matiz alguno por tratarse de la visita que se trataba, los burgaleses allá que se fueron a la aventura, con su trío de atacantes apretando mucho y bien la salida del balón de la defensa blanca. Como el Málaga unos días atrás. Incluso con más determinación e impetuosidad.

Carlos Terrazas jamás dio un paso atrás. Ni siquiera cuando los minutos se desgranaban en la segunda parte, Raúl tabicaba su portería y sus chicos bajaban su vigor físico y, por tanto, su presión. A los 66 minutos ya había agotado sus tres cambios, viendo que el colectivo perdía gas, y con el baile de piezas seguían los rojinegros con la portería de David Soria entre ceja y ceja. Muchos equipos de Primera ya quisieran actuar en el Ramón Sánchez-Pizjuán con la vergüenza torera de este modesto equipo burgalés.

Jamás estuvo cómodo el Sevilla. No estaba Cristóforo, destapado como un actor principal en la importantísima misión de salvar la primera línea de presión del enemigo. Tampoco estaba Banega, la pieza que habitualmente se descuelga algo más atrás para conectar con otro ausente, Krychowiak, recibir la pelota y orientar el ataque hacia las zonas adecuadas. Los llamados a dotar al juego colectivo de esa fluidez eran N'Zonzi, en el vértice más retrasado del triángulo imaginario, con Reyes y Krohn-Dehli unos metros más arriba.

En la primera parte, mientras el Mirandés mantuvo la batería bien cargada, los de Emery sólo plasmaban su superioridad cuando salvaban esa línea de presión con alguna poderosa arrancada de N'Zonzi -el francés ha ganado en agresividad, en brío, y tiene más confianza en el pase-. Pero sólo Escudero, arrancando por la izquierda desde atrás, le siguió la estela. Konoplyanka sigue confundido en su fútbol vacuo. Y por la derecha, Reyes tendía a meterse por dentro, mientras Mariano se tuvo que aplicar más de la cuenta en labores defensivas por la habilidad de Carnicer en su rincón del campo.

El 1-0 llegó en una acción a balón parado que destapó las carencias del Mirandés atrás. Un balón suelto en el área ante el que estuvo blando hasta que le cayó a N'Zonzi, quien por poco no estaba en posición ilegal. El gigante sólo tuvo que tocar con suavidad para enviar la pelota a la red.

En el minuto 28, ocho después del 1-0, Sangalli lo pudo cambiar todo si su balón, tras fantástica acción individual de Carnicer para ganar la línea de fondo, no hubiera ido a la cepa del palo derecho. Sufría el Sevilla, que en cambio pudo hacer el segundo justo antes del descanso en la única acción de Konoplyanka, que enlazó con Reyes para que éste asistiera a Gameiro. El francés elevó por encima de Raúl, que adivinó su intención, y luego Krohn-Dehli chutó fuera con todo a favor.

Tras el intermedio, Raúl se erigió definitivamente en héroe con sus acciones ante Reyes en dos ocasiones, dos más ante Gameiro, otra clarísima ante Krohn-Dehli... El Mirandés mantuvo su valentía siempre, pero las piernas empezaron a fallarle. Y Emery buscó la sentencia con Banega y Vitolo, aunque extrañara que fuera el sacrificado un Reyes a más. La encontró sobre la hora: apertura del argentino, centro de Mariano, Krohn-Dehli asiste y Vitolo, a puerta vacía, acerca, y mucho, las semifinales.

ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea (vasco). Muy discreto en el plano técnico, no aplicó la ley de la ventaja en varias jugadas que la pedían.

TARJETAS: Amarillas Kijera (19'), Kolodziejczak (24'), Abdón (44'), Escudero (85'). Gaffoor (87').

GOLES: 1-0 (20') N'Zonzi bate a placer a Raúl en el área pequeña tras el saque de una falta indirecta. 2-0 (93') Vitolo caza cerca de la línea de gol un centro raso de Krohn-Dehli desde la izquierda.

MOMENTOS CLAVE: 28' Sangalli envía la pelota al palo derecho. 46+' Gameiro trata de elevar ante Raúl y el rechace de éste lo envía fuera Kronh-Dehli con todo a favor. 55' Autopase de Reyes, cuyo zurdazo desvía Raúl. 70' Dejada de Iborra con el pecho y tiro seco y abajo de Reyes que desvía Raúl. 77' Centro de Eguaras que se envenena. 80' Chutazo de Moreno que desvía David Soria. 83' Banega abre a Kronh-Dehli, cuyo tiro se topa con otra mano de Raúl. 89' Raúl sale ante Gameiro.

INCIDENCIAS: Ida de los cuartos la Copa del Rey disputada en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán ante 25.341 espectadores.