La temporada en un suspiro

Sevillismo y equipo se conjuran para no fallar en el último aliento en una cita histórica en Mestalla para la que ya empezó la cuenta atrás. Nunca una trascendente derrota como la de Bilbao se olvidó en tan poco tiempo.

El grupo demuestra el buen ambiente que reina en él en un entrenamiento reciente.
El grupo demuestra el buen ambiente que reina en él en un entrenamiento reciente.
Jesús Alba / Sevilla

29 de abril 2014 - 05:02

Nunca el lamento por una derrota, importante además, duró tan poco. El sevillismo saltaba como un resorte justo cuando el pasado domingo en San Mamés su equipo certificaba el adiós definitivo (o casi) a la posibilidad de conseguir a una plaza de Champions. Cinco minutos después, o antes, la afición tenía puestos ya los cinco sentidos en el choque de Mestalla, una cita con unas características especiales y con el poder de cambiar una temporada.

Quizá pueda pensarse a bote pronto que hace tiempo, años, que el Sevilla no tiene una ocasión así, pero no es del todo cierto. La semifinal en la Copa del Rey la temporada pasada ante el Atlético, con un resultado que permitía ser optimistas en la ida del Vicente Calderón (2-1), también tenía ese don que al final no se dio por la actuación estelar de Diego Costa en Nervión.

Ahora, en una temporada marcada por las rachas -negativas y largas unas; positivas y también largas, otras-, el Sevilla de Unai Emery puede entrar en la historia con su presencia en una final europea, la tercera. Pero tal posibilidad, quizá no como hace poco más de un año ante el Atlético, se ve ahora más al alcance de la mano. El profesional es prudente; el sevillismo está arrebatado por la ilusión.

Con el objetivo en la Liga ya de amarrar la quinta plaza para evitar rondas previas en la Liga Europa y competir a principios de agosto, el Sevilla, desde hace tiempo, ya tiene encendido y parpadeando el piloto rojo de la cuenta atrás de lo que va a suceder en Mestalla este jueves. Aun con las críticas recibidas por Emery tras su pobre planteamiento en Bilbao en un encuentro que para el club no era uno cualquiera, a día de hoy el sevillismo quiere a los suyos a tope de fuerzas contra el Valencia.

La ilusión se ha apoderado de la afición en una reedición de los años -o, mejor dicho, el año y medio- de grandeza que vivió bajo la batuta de Juande Ramos. La carretera se llenará a partir de la noche del miércoles de una interminable marcha de sevillismo hasta la ciudad del Turia, donde al equipo de Emery no le va a faltar apoyo para el último aliento.

La final de Turín puede ser la guinda a una temporada salvada en los dos últimos meses de competición. Y sería salvarla a lo grande, pues significaría otra cita histórica, como fueron en su día las de Eindhoven y Glasgow, en la memoria eterna del sevillismo.

El grupo está cohesionado y sensibilizado con la importancia del momento deportivo que vive un proyecto realizado por sus responsables con vistas al futuro, con una plantilla muy joven que ha rendido por impulsos más que con la regularidad que buscan los directores de equipo, ajenos a todo lo que se cuece fuera del vestuario pero permeables a las motivaciones manifestaciones más o menos populosas del entorno.

Entre los parámetros analizados a priori en este tipo de citas está la estadística, manejada cada cual para su propio interés, pero estadística al fin y al cabo, sin más.

Así, el sevillismo recuerda que en Valencia no sufre una derrota por más de dos goles desde 1983 (4-0), aunque posteriormente en otros seis partidos disputados allí perdió por 2-0, un resultado que el jueves llevaría al sufrimiento de la prórroga. Mientras, en el bando valencianista se recuerda que Mestalla asistió a una remontada europea con este mismo resultado. Fue en la Copa de Ferias (anterior nomenclatura de la Liga Europa previa incluso a la de Copa de la UEFA) de la temporada 65-66, cuando el Valencia superó un 2-0 sufrido en Escocia ante el Hibernian con un 3-0 que permitió pasar a los locales. No obstante, no corrió igual suerte el Valencia en otras dos ocasiones, ante el Slavia de Sofía y el Schalke 04 en las campañas 69-70 y, más recientemente, 96-97. En sendos encuentros el equipo che no pudo pasar del empate a uno y quedó apeado de la competición.

Sevillismo y equipo sienten que están ante un gran momento y, aun con la clara ventaja en el marcador, se conjuran para no fallar en el último aliento. Pues la temporada está en un solo suspiro.

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