Que siga sonando la música celestial

Copa del rey · Previa

El Sevilla abre en Cornellà una eliminatoria copera de cuartos marcada por la ilusión y por su mejor momento deportivo desde la llegada de Emery.

Que siga sonando la música celestial
Que siga sonando la música celestial
Jesús Alba

22 de enero 2015 - 05:02

La inmediatez a veces ciega perspectivas y anula visiones anteriores, pero tampoco hay que discutir mucho si alguien afirma que el momento deportivo que vive el Sevilla en la actualidad es el mejor desde la llegada de Unai Emery al banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán. Se podría debatir si el final de la temporada pasada, con el clímax de la consecución del título de campeón de la UEFA Europa League, superaría a los días que corren como súmmum de disfrute de sus aficionados, pero lo mejor sería concluir que son momentos distintos, quizá uno más prolongado en el tiempo, en el que tiene que ver más una regularidad y una constancia en el nivel de rendimiento (los 39 puntos actuales en la Liga), y otro, más potente en cuanto a manifestación de emociones pero mucho más fugaz (Turín y sus últimos pasos hasta la final).

Lo que nadie duda y en lo que todos coinciden es en que el Sevilla está lanzado, que ha enganchado a toda su tropa (también a los más reticentes) y que inicia hoy un nuevo reto con la ilusión de repetir la historia de hace cinco años y meterse en la final de la Copa del Rey, una competición que ha hecho disfrutar de lo lindo al sevillismo contemporáneo junto con la Europa League en los últimos diez años, los más dorados de toda su historia, ya sea computada desde 1905 o desde 1890.

No será fácil eliminar al Espanyol pese a que el martes que Caicedo batía a Diego Alves se celebraba en Sevilla casi igual o más que en Cornellà, pero tampoco se falta a la verdad si se afirma que evitar al Valencia estaba en la mente de todos en el Sevilla -dentro y fuera del equipo- antes de la resolución de la anterior ronda copera, en octavos de final. El equipo de Emery, pese a lo que se ha podido leer y escuchar, no tiene el camino libre hacia la final, ni a las semifinales tampoco. Por delante hay 180 ó 190 minutos en los que tendrá que pelear duro ante un rival al que se ha querido minusvalorar y que tiene argumentos como para poner las cosas difíciles a los blancos, sobre todo si éstos bajan la guardia. Con el equilibrio que le da el ex bético Cañas en una posición en la que un solo hombre con las características adecuadas puede cambiar la faz de un equipo entero, el Espanyol cuenta en ataque con jugadores que pueden hacer bastante daño. El ingenio de Sergio García o Lucas Vázquez y la potencia en las palancas motoras de Caicedo son argumentos que invitan a Emery a tratar de tener al enemigo lo más alejado posible de su zona de tres cuartos.

Tocará sufrir, por supuesto, y en la mente estará que quedará otro partido que jugar en Nervión, pero el Sevilla debe mandar en el campo como lo hizo últimamente ante el Málaga para someter a un adversario temeroso de tener enfrente a un equipo que sólo ha caído esta temporada en escenarios como el Camp Nou, el Calderón y San Mamés.

Ése es el aval y a la vez la responsabilidad de este Sevilla, que tiene inmediatamente después de la visita a Cornellà -al ahora denominado Power8 Stadium-, el domingo (21:00), una prueba de verdad ante el Valencia en la Liga con muchas connotaciones que lo hacen un duelo especial.

Pero eso será otra historia. El fútbol requiere un ejercicio diario de atención exclusiva a todo lo que rodea al presente, aunque es cierto que condicionado de alguna manera con lo que esté en el escalón más inmediato a subir y en este sentido el Sevilla se juega muchísimo en esta ronda de cuartos de final que no superarla significaría que todo el crédito ganado por los de Emery ante los más exigentes en el último mes casi no valga para nada. El espectacular momento que vive el grupo, refrendado por los resultados, es un acicate más para seguir aumentando esa pequeña leyenda. Récord a récord, el Sevilla de Emery refuerza los pilares de su crecimiento y se retroalimenta de sus propios éxitos. Ése es el mensaje de exigencia sin descanso que propone e impone el técnico vasco, que en una semana ha pasado de ser criticado por muchas de sus decisiones a escuchar su nombre cantado en el Sánchez-Pizjuán y a verlo escrito como el quinto mejor entrenador del mundo en foros oficiales de estadísticas.

En cuanto a los protagonistas, con la salvedad de la portería, donde Emery ha decidido dar descanso a Beto, nadie duda de que el Sevilla sacará a un equipo fuerte y competitivo, pero también es cierto que el abanico es amplio y que pocos jugadores se han quedado atrás en cuanto al nivel competitivo que les pide un entrenador que puede hacer muchas y buenas combinaciones.

En Cornellà, como bien ha avisado Emery, no se va a encontrar ningún pasillo, sino, entre otras cosas, una campaña de revanchismo por la final europea perdida por los periquitos en Glasgow, lo que no debe hacer sino estimular más a un equipo que quiere seguir haciendo sonar la música y mantener la ilusión en sus aficionados. No es fácil, pero con no bajar el nivel le da para eso y para más.

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