Conquistas de acento cercano, los sevillanos se despiden de París
Juegos Olímpicos
Sevilla ha aportado 12 deportistas a la delegación española más amplia de la historia en unos Juegos, siendo la provincia andaluza más representada en la capital francesa
Juanlu Sánchez y Juan Miranda vuelven al trabajo con sus clubes con un oro olímpico; las nadadoras Marina García Polo y Alisa Ozhogina hacen la maleta con un bronce de "orgullo"
Los momentos más destacados de los Juegos Olímpicos
Sevilla/El escenario más grande del planeta ha echado el telón. España ha logrado finalmente 18 medallas (5 oros, 4 platas y 9 bronces) y una larga lista de diplomas que pesan tanto que no se valoran, no obstante, pese a que es una marca que supera las 17 de los Juegos Olímpicos de Tokio 20 y Río 16, está por debajo de las expectativas generadas. A los Juegos de París viajó la delegación española más amplia de siempre, se han repartido casi 200 medallas más que Barcelona, y fuera del medallero está Rusia, acostumbrada siempre a subir al podio con su cosecha. Sirva como referencia.
Por seguir hablando de números, Sevilla, la provincia más representada de Andalucía en estos Juegos, tuvo en el país galo a 12 deportistas. También Sevilla, como el país en general, esperaba meter en la maleta de vuelta alguna presea más de las que han caído. Cuatro deportistas sevillanos vuelven con medalla, aunque computan como dos en la clasificación al tratarse de pruebas por equipos: el oro del montequinteño Juanlu Sánchez y el olivareño Juan Miranda en fútbol masculino, y el bronce en la prueba por equipos en natación artística que la nazarena Marina García Polo y la sevillana, aunque nacida en Moscú, Alisa Ozhogina han añadido a su excelso palmarés este 2024.
Sin embargo, el resto de las prestaciones de nuestros deportistas sevillanos nos ha dejado con la miel en los labios, especialmente en waterpolo y en fútbol femenino, dos bazas con las que el Comité Olímpico Español (COE) contaba para impulsar un medallero que vuelve a llenar de interrogantes la gestión deportiva en nuestro país.
La caótica Marsella limitó a Pilar Lamadrid
Los vientos de condiciones casi marginales han sido una constante en la bahía de Marsella durante las pruebas de vela. El iQFoiL, clase debutante como la windsurfista sevillana Pilar Lamadrid, era la clase más ‘exquisita’ al necesitar al menos siete nudos para que las tablas pudieran sobrevolar el agua. Varias regatas tuvieron que ser suspendidas. A pesar de que la hispalense realizó grandes mangas, imponiéndose incluso en una de ellas el primer día, la irregularidad y el factor mental, como ella mismo reconoció, mermaron sus posibilidades de estar en la Medal Race. Se marchó de París como decimoquinta en la general de entre las veinticinco clasificadas.
Canalejo y García suben un escalón
Los remeros Jaime Canalejo y Javier García tenían ante sí una final de altísimo nivel en la prueba de dos sin timonel, con todos los barcos con posibilidad real de medalla. Los hermanos croatas Sinkovic, Martin y Valent no aflojaron el pistón y lograron su tercer oro olímpico consecutivo, Suiza y Gran Bretaña completaron el podio. Rumanía fue cuarta, aunque la embarcación española formada por los remeros del Club Náutico Sevilla apenas pudo pelear en la final más allá de defender con uñas y dientes la quinta plaza ante los irlandeses. Segunda final olímpica, segundo diploma. Aunque esta vez un puesto por encima de la sexta plaza lograda en su bautismo olímpico en Tokio.
Del abismo a sus segundos Juegos con la cabeza alta
Para la gimnasta Ana Pérez estar presente en París fue el mayor regalo posible tras un pasado oscuro debido a las malditas lesiones. Exprimió al máximo su estancia en la Ciudad de la Luz. Aunque no participó con el equipo nacional al obtener sólo plaza de manera individual en barra de equilibrio, pudo participar en el resto de aparatos. En el mencionado ejercicio obtuvo 11.800 puntos, en barra de equilibrio 13.033, y en suelo 12.866. Puntuaciones que no le permitieron avanzar en la competición más allá de subdivisión inicial.
Pérez dio visibilidad al deporte del que es seis veces campeona nacional, y también a su historia con la que pudo aportar un granito de arena más a la mística de los Juegos Olímpicos.
El waterpolo se hundió en el mejor momento de De Toro
El waterpolista tomareño Miguel de Toro llegaba a París en uno de sus mejores momentos. Antes de emprender un nuevo viaje profesional en Hungría, las piscinas de París eran el último alto en el camino para el históricamente exitoso grupo español. Comenzaron el año derribando un muro: ser campeones de Europa, imponiéndose en la final a Croacia, anfitriona del torneo continental.
Los balcánicos fueron precisamente los que acabaron (10-8) con el sueño olímpico de los chicos de David Martín en los cuartos de final debido a un mal inicio, bajándolos de la lucha por las medallas antes de unas semifinales que no se perdían desde 2019 en cualquier gran torneo. Tras la eliminación y el desánimo que supuso para el combinado nacional, Grecia venció a los nuestros (15-13) en la batalla por el quinto puesto. Por lo que sexta posición, y consiguiente diploma olímpico para un Miguel de Toro que pondrá rumbo a Hungría para enrolarse en las filas del Ferencváros, mejor equipo del mundo.
China, muy lejos, dejo espacio para un bronce español
El ciclo olímpico de Alisa Ozhogina y Marina García Polo, estandartes del CN Sincro Sevilla, sólo podía coronarse con un lugar en el podio. China, aprovechando la ausencia del equipo ruso, creó un abismo con el resto de competidoras. Por lo que el sensacional equipo español dirigido por la japonesa Mayuko Fujiki fantaseó con volver a subirse al cajón sin Ona Carbonell en el equipo. Reto que lograron a pesar de "tener que aprender sincro casi de nuevo" tras un sistema de puntuación que los jueces cambiaron por completo con respecto a Tokio.
Tras el bronce de la prueba por equipos, Ozhogina junto a la barcelonsa Iris Tió en el dúo, buscaron añadir más peso a su maleta. Sin embargo, la pareja española -una apuesta de futuro de la federación- quedó fijada en el séptimo puesto en la rutina técnica y libre.
El 3.000, despedido olímpicamente
Un ritmo infernal en la primera ronda significó un hito inalcanzable para la fondista nazarena Carolina Robles, que se quedó a más de diez segundos de quedar entre las cinco primeras de su serie, y de clasificarse por tanto a la que hubiera sido su segunda final olímpica tras Tokio 20.
A pesar de no lograr el complicado objetivo que la pupila de Antonio Serrano tenía en mente, la actuación de la sevillana fue para estar orgulloso, pues se quedó a 29 centésimas de su mejor marca personal (9.22.19). La atleta hispalense se despide de “una prueba que le ha dado todo” como así reconoció a través de sus redes sociales.
Maribel Pérez pagó la falta de rodaje competitivo
En el debut histórico del equipo nacional en la prueba de 4x100, el relevo corto, la velocista Maribel Pérez, siempre con mucho peso y protagonismo en la alineación al ser la más veterana (31 años), y España finalizaron en séptima posición en las semifinales -pasaban tres de manera directa y las dos restantes con mejores tiempos entre las dos eliminatorias existentes-. Logró la tercera mejor marca española en la prueba de siempre, 42.77, a sólo trece centésimas de meterse en la final olímpica.
La velocista hispalense realizó la última posta, pugnando con Países Bajos y Nigeria para tratar rascar uno de esos dos puestos de clasificación por la vía del tiempo. No pudo aguantar el ritmo en los últimos metros la que fuera galardonada como mejor deportista sevillana en 2022, que no llegaba en un estado óptimo a lo que eran sus segundos Juegos debido a una lesión semanas antes, que le impidió sumar ritmo competitivo antes de pisar la pista lavanda del Estadio de Francia. No obstante, a pesar de no lograr la clasificación, el relevo español sigue creciendo, acabando el torneo olímpico en undécima posición.
La mayor decepción
Lograr el título de campeonas del mundo y el de la Nations League catapultó a la selección española de fútbol femenino, con Olga Carmona como integrante, hacia el favoritismo absoluto en los Juegos de París. No obstante, en el punto álgido del torneo, dos partidos desastrosos para lo que nos tienen acostumbradas las jugadoras de Montse Tomé, acabaron con una de las aspiraciones más serias de España de lograr la medalla. Ni el oro, negado en semifinales por Brasil (4-2), ni el bronce en la final de consolación ante Alemania (0-1).
La sevillana Olga Carmona, autora del gol más mediático de la historia del fútbol femenino español, disputó todos los partidos del torneo desde el carril izquierdo. En el cruel duelo por el bronce, la futbolista de 24 años saltó al campo desde el banquillo cuando las nuestras ya iban por detrás en el marcador. Fue de las más activas hasta que el penalti fallido de Alexia Putellas en el descuento para forzar la prórroga enterró la última opción de medalla. Finalmente, diploma olímpico que no consuela.
El fútbol masculino, as de oros
Los Juegos castigan al fútbol. El deporte rey acaba cada cuatro veranos en una habitación de invitados casi olvidada, una estancia que sirve para sacar del apuro ante una urgencia. La selección española llevaba 32 años sin morder el oro, y en París gracias a una actuación de Sergio Camello colosal en pocos minutos, España enmudeció el hostil ambiente del Parque de los Príncipes. El delantero del Rayo Vallecano comenzó el torneo siendo uno de los cuatro descartes con posibilidad de participar ante alguna lesión o baja de última hora, mismo rol que acató Juanlu.
El lateral derecho del Sevilla tuvo más protagonismo del esperado.Logró anotar el 1-2 definitivo en las semifinales ante Marruecos en una Marsella totalmente entregada al equipo norteafricano. Tan ‘suyo’ es el oro como para Miranda. El de Olivares dejó este verano el Betis, y ya con contrato con el Bolonia italiano, fue titular en todos los partidos de la competición olímpica. Excepto en uno, el de la única derrota del equipo de Santi Denia. Frente a Egipto en el tercer partido de la fase de grupos.
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