La segunda mejor de toda la historia

El Sevilla, con una inversión de 25 millones, ha cerrado una campaña memorable, superada por la legendaria 06-07, que acarreó tres títulos entre agosto y junio

José Castro y Unai Emery, de muy buen humor a su llegada ayer a Agadir.
José Castro y Unai Emery, de muy buen humor a su llegada ayer a Agadir.
Eduardo Florido Sevilla

31 de mayo 2015 - 05:02

El Sevilla acaba de escribir otra página de oro en su ya larga y exitosa historia. El título de Varsovia le ha puesto la excelente guinda a un temporada memorable, la campaña de los récords, con el añadido del tetracampeonato, un privilegio que ya sólo tiene en solitario el club de Nervión en el palmarés del torneo, y la clasificación directa para la Liga de Campeones. A pesar de quedar quinto en la Liga, se puede asegurar con escaso margen de error que el Sevilla ha cerrado la segunda mejor temporada de su historia. Sólo la legendaria 06-07 se mantiene en el cuadro de honor en un intocable primer lugar, gracias a los tres títulos que el Sevilla conquistó entre agosto de 2006, aquella Supercopa de Europa en la que el equipo de Juande Ramos vapuleó al Barcelona, la segunda UEFA en Glasgow y aquella sufridísima final de Copa frente al Getafe, con las fuerzas agotadas, exhaustas, en el que fue el sexagésimo tercer partido del larguísimo curso.

Aunque habrá algún purista que asegure, no sin cierta razón, que hay que destacar por encima de otras la campaña que trajo a las vitrinas de Nervión la Liga, en la temporada 45-46, la realidad en una perspectiva amplia es que en todos los aspectos este histórico título está muy lejos numéricamente y en significado y trascendencia internacional del presente. Entonces aún no existía la Copa de Europa, que el Sevilla sí disputó en 1957 com subcampeón de Liga. Y entrar en el cuadro de honor de la Champions refrenda la excelencia del logro sevillista, con el añadido de que toda Europa está expectante por ver cómo se desempeña el tetracampeón de la UEFA en el primer torneo continental.

El título conquistado por la legión de Emery en Varsovia ha puesto definitivamente al Sevilla en lo más alto del escaparate internacional, con el peligro que ello conlleva para la continuidad de sus más preciadas piezas, desde el entrenador a Bacca. Pero ese riesgo es el que deben asumir los grandes equipos y es el reto que tienen ahora por delante José Castro y Monchi, en lo que será un factor determinante para la continuidad de Emery. El técnico entenderá la venta por una oferta fuera de mercado de alguna gran estrella, como la que se espera por Bacca, pero no desea afrontar la Champions tras otra revolución en la plantilla. Las promesas de Castro y Monchi están señaladas en este sentido.

El Sevilla ha visto premiada y reconocida con su participación en la Champions una campaña espectacular en la Liga, en la que batió varios récords. Se llevó más de un año si perder en el Sánchez-Pizjuán entre el 9 de febrero de 2014, ante el Barcelona, y el 2 de mayo de 2015, frente al Madrid. Pero hay más. Ha sido la Liga del récord de puntos, 76, cinco más que los que sumó el equipo de Juande Ramos en la 06-07. Esa puntuación también implica la marca de victorias en la Liga, 23. Y es la campaña del récord de goles, 119 entre todas las competiciones, nueve más que los logrados en las temporadas 13-14 y 06-07. Y también hay que anotar que el Sevilla presentó sus mejores números en la Liga Europa: 11 victorias, tres empates y una única derrota. Aun así, la gran diferencia de puntos entre los equipos de la parte alta y la baja sólo le valió al equipo de Emery para ser quinto, a un punto de un Valencia que se centró en la Liga casi exclusivamente, pues sin competir en Europa incluso fue eliminado antes que el Sevilla en la Copa. Con todo, a diez minutos del final de la temporada era cuarto... hasta el gol de Alcácer en Almería.

Lo meritorio de esta excelencia es que la cúpula dirigente del club acometió otra gran remodelación en el verano pasado, tras las superventas de Rakitic y Alberto Moreno y la huida mediante el pago de su cláusula de rescisión de Fazio. Aun así, sólo invirtió unos 25 millones. Con el ojo futbolístico de Monchi en perfecto estado, el acierto de los fichajes fue casi pleno y en la final actuaron seis de los nuevos: Sergio Rico, Aleix Vidal, Kolodziejczak, Tremoulinas, Krychowiak y Banega. Y de los 14 que jugaron ante el Dnipro, sólo Coke y Reyes estaban en la plantilla anterior a la revolución de 2013. Varsovia refrendó el éxito del modelo de gestión y de la planificación, aunque ahora se presenta un nuevo panorama, el de la consolidación en la élite europea.

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