Sara Fernández, volar más alto en cada zancada

Juegos Paralímpicos de París 2024

La atleta de Espartinas, doble diploma olímpico en salto de longitud en Río y Tokio, prepara un nuevo reto en París con la selección española de atletismo

Lourdes Ortega, resistencia, pasión y canastas

Sara Fernández
Sara Fernández, en el Mundial de atletismo de Dubái. / M.G.
Melissa Martínez

30 de agosto 2024 - 20:08

Sevilla/El deporte puede llegar a nuestras vidas de maneras inesperadas, transformándose en una pasión que nos guía a lo largo de los años. Con tan sólo nueve años rozaba los 165 centímetros. Sus zancadas despertaron el interés de Florencio Morcillo, seleccionador de Atletismo de ONCE Andalucía. Sara Fernández (5 de diciembre de 1994, Sevilla) comparte cómo el atletismo llegó a su vida de forma casual. Con una discapacidad visual y siendo parte de la ONCE, la organización que apoya a personas con deficiencias visuales, ella comenzó a practicar deporte desde muy joven, impulsada por la insistencia de sus padres. 

Sin embargo, fue durante una visita rutinaria al médico cuando su futuro deportivo comenzó a tomar forma, casi por accidente. Lo que inicialmente parecía una simple tarea familiar, terminó por convertirse en el primer paso de una apasionante carrera en el atletismo, en gran parte gracias a su notable altura y la intervención de un seleccionador que vio en ella un gran potencial. Así, sin planearlo, encontró en el deporte un camino que no sólo le permitió superar barreras, sino también descubrir su verdadera pasión.

Sara Fernández en el Mundial de Atletismo IPC en Londres
Sara Fernández en el Mundial de Atletismo IPC en Londres / M.G.

A lo largo de su vida, tuvo que enfrentar desafíos únicos y significativos debido a la ceguera y al albinismo. Estas experiencias, sin duda, han moldeado tanto su trayectoria personal como deportiva. “Yo tengo una discapacidad visual grave. Por suerte mis padres me criaron de forma que yo me pudiese desenvolver. He ido aprendiendo, por el tema de la visión, a base de caídas, de golpes y de muchos moratones”. 

Asimismo, la atleta mantiene una profunda relación con su entrenadora, Laura Real, una persona muy importante en su vida desde su adolescencia tanto a nivel personal como profesional. “Pues mi entrenadora es más que una entrenadora, puedo considerarla como familia. Llevo entrenando con ella desde los 16 años, y ahora tengo 29. Ha soportado llantos, alegría, ha soportado muchas cosas de mí”. 

Sara Fernández inició su trayectoria deportiva a una edad muy temprana, debutando en competición internacional con sólo 14 años en Vilna, Lituania. “Yo me lo tomé como un juego porque con 14 años, eres consciente de que vas a una competición pero no eres consciente de lo realmente importante que es”. A lo largo de una carrera deportiva ha vivido momentos que dejaron una huella imborrable y se convirtieron en recuerdos significativos. La sevillana afirma que guarda con gran emoción dos momentos únicos, los Juegos Olímpicos de Río y Tokio y una competición europea a la que acudió hace años, en la que ocupó la cuarta posición por un centímetro, pero que recuerda como su mejor competición internacional. 

Sara Fernández en los Juegos Paralímpicos de Tokio
Sara Fernández en los Juegos Paralímpicos de Tokio / M.G.

Lograr una plaza para participar en unos Juegos Paralímpicos es mucho más que un simple logro deportivo; es el resultado de años de esfuerzo, dedicación y planificación. “Fue una recompensa muy grande al esfuerzo de estos años atrás. Porque, a ver, se ve en la plaza que se ha conseguido, pero el trabajo que hay atrás ha sido todo el año. Pero es una planificación muy intensa, muy exhaustiva la que hemos tenido estos tres años para poder estar ahí”. 

El camino hacia el éxito en el deporte no se recorre en solitario. Detrás de cada logro, hay personas que le han brindado su apoyo incondicional. En este sentido, Sara reconoce aquellos que han sido fundamentales en su desarrollo personal y profesional. “Mi gran apoyo son mis padres, que han estado ahí desde pequeñita. Yo tengo discapacidad visual y no puedo conducir, obviamente cuando eres pequeña no, pero ahora de adulta tampoco. Yo, de pequeña, entrenaba en San Pablo y soy de Espartinas y, claro, imagínate casi todos los días de Espartinas a San Pablo en coche y ellos perdían toda su tarde para poder llevar a la niña a entrenar, quedarse ahí obviamente, porque no puedes volver. Casi toda su vida, hasta que yo sea más adulta ya me puedo convenir más, pero imagínate. Desde luego son mi apoyos más grandes”, concluye la espartinera a punto de luchar por un puesto en el podio en una de las competiciones más grandes del mundo. La final salto de longitud T12, categoría en la que compite, es este domingo 1 de septiembre.

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