El roce hace el cariño

El derbi sevillano. Gran angular.

La reducción de españoles en unas plantillas de por sí revolucionadas los últimos veranos merman la experiencia de los jugadores en partidos de rivalidad sevillana, y con ello el picante.

Juan Antonio Solís

20 de septiembre 2016 - 06:02

Ocho de veintiocho. Fue la proporción de españoles en los últimos partidos de Liga que han jugado Sevilla y Betis antes de que se vuelvan a ver las caras esta noche en Nervión. Los blancos incluso hicieron historia en Ipurúa con ese once sin un solo jugador nacional. Luego saltaron a la hierba Escudero, Vitolo e Iborra para salvar el honor patrio. En el caso bético, ante el Granada fueron titulares Adán, Fabián, Joaquín, Rubén Castro y Álex Alegría.

La sobreabundancia de foráneos marca los días en nuestro fútbol. En particular en el balompié sevillano, lanzado las últimas temporadas a una vorágine de fichajes con el foco puesto más allá de nuestras fronteras. Este verano han sido once los refuerzos sevillistas, con sólo un español en la relación, Sarabia, y diez los refuerzos verdiblancos, con sólo un nacional, Manu Herrera.

Los equipos sevillanos fichan muchísimo, revolucionan sus plantillas y encima echan las redes en caladeros lejanos. Todo eso resta picante en la hierba, qué duda cabe. Los derbis precedentes escasean entre los protagonistas. Los más veteranos en la plantilla sevillista son Carriço, Vitolo, Pareja e Iborra, que llegaron hace tres años. Y prácticamente la mitad de la nómina acaba de arribar, conque su experiencia en derbis se remite a sus anteriores equipos.

Kranevitter se mentalizará recordando los superclásicos con la banda sangre de River Plate en su pecho; en la liga tiene un balance negativo con Boca (dos victorias, tres derrotas), pero salió victorioso de dos importantes eliminatorias en la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana, que luego conquistaron. Mercado también bebió de esa acre rivalidad porteña. Como antes lo hizo durante tres años defendiendo a Racing ante Independiente (2007-10) y durante un bienio como pincharrata de Estudiantes ante Gimnasia y Esgrima.

Vietto, que salió de Racing, paladeó con 19 años ese derbi de Avellaneda, que perdió ante Independiente el 24 de febrero de 2013 (2-0). Luego, marcó el gol del empate ante el Real Madrid en el duelo madrileño de la pasada Liga en el Vicente Calderón (1-1).

Nasri, curiosamente, brilló más aún en el Arsenal que en el Manchester City, pero en los partidos de rivalidad londinense ante el Tottenham empató tres, perdió dos y no ganó ninguno, mientras que de citizen se impuso en seis de las ocho ocasiones al Manchester United y sólo cayó en las otras dos.

Correa jugó con Estudiantes de la Plata dos derbis ante Gimnasia y Esgrima. El primero lo empató a uno y en el segundo dio el pase de gol a Franco Jara. Ese 0-1 ocurrió el 16 de marzo de 2014, cuando el extremo tenía sólo 19 años. Luego, con la Sampdoria, ganó 2-3 al Genoa pero éste le devolvió la moneda en el último precedente (0-3), el pasado 8 de mayo, con dos tantos del gaditano Suso. Ganso cuenta con la experiencia de los encendidos derbis paulistas con el Sao Paulo, ante Palmeiras y Corinthians.

Franco Vázquez salió de Belgrano muy joven y ya en el Palermo se tuvo que conformar con ver desde el banquillo un partido de máxima rivalidad siciliana ante el Catania (1-1). Y de eso hace ya cuatro años. Sirigu sí que actuó en cuatro de esos derbis isleños cuando defendió la portería palermitana, en las temporadas 2009-10 (empate y derrota) y 2010-11 (victoria y derrota). Del último no guarda buen recuerdo: el Catania goléo 4-0 aquel 3 de abril del 2011.

Desde el prisma bético, hay más jugadores expertos en partidos de rivalidad sevillana. Joaquín, por supuesto, el que más. Hasta la pasada campaña, iba de la mano de José Antonio Reyes. Ya acumula 12 derbis de Liga de Primera en su historial, a los que hay que añadir los dos de la pasada Copa y los dos de Segunda de la Liga 2000-01. Rubén Castro ha jugado 8 de Liga en Primera, más los dos de Liga Europa y los dos de Copa. Adán, desde su debut en aquel derbi europeo en que lo paró todo en Nervión (marzo de 2014) ya es hombre avezado en estas lides. Y los Bruno, Petros, Ceballos, Piccini, Cejudo, Pezzella, Fabián o Musonda también se estrenaron, aunque su recorrido sea bastante corto.

Como corta es la experiencia de los últimos fichajes béticos en duelos de rivalidad. El chileno Felipe Gutiérrez jugó cuatro partidos con Universidad Católica de Chile ante su acérrimo enemigo, Universidad de Chile. Ganó dos, empató dos. No perdió ninguno. Siendo un prometedor cachorro del Brondby, Durmisi disputó con sólo 19 primaveras su primer derbi ante el Copenhague el 28 de septiembre de 2013. Lo ganó 3-2. Llegó a jugar siete, aunque del último no guarda buen recuerdo: perdió 0-1 en la vuelta de la semifinal de la Copa danesa y su equipo fue eliminado. Brasanac ha jugado seis partidos de altísimo voltaje en Serbia. Dos veces derrotó con su Partizán al Estrella Roja, otros dos empató y otros dos perdió. Y Donk, en espera de debutar de verdiblanco, recuerda aquellos tres partidos con el Brujas ante su vecino, el Círculo: dos veces ganó y una cayó. Con el Galatasaray, llega de disputar un derbi ante el Fenerbahçe, el pasado 13 de abril (0-0).

Muchos jamás han saboreado un derbi sevillano. Algunos han jugado apenas unos cuantos. El pulso de esta noche desplaza a la noche de los tiempos aquella época en la que los Esnaola, Francisco, Cardeñosa o Pablo Blanco se reencontraban cada año, los unos vestidos de Meyba y los otros de Adidas. Partidos con una temperatura disparada por tantos precedentes de piques, trifulcas, llantos y festejos. Y que luego se resolvían en terceros tiempos de convivencia: en el fútbol, el roce también acaba haciendo el cariño.

stats