El rival pone en duda cualquier conclusión

La debilidad técnica y física del Karpaty posibilitó una noche que, de plácida, se hizo hasta aburrida · Efectividad y segunda línea

Jesús Alba / Sevilla

05 de noviembre 2010 - 05:02

Que no sirva lo de anoche ante el Karpaty para sacar conclusiones que trasladar luego a la competición liguera, donde el Sevilla se juega sus objetivos más importantes, porque no tiene nada que ver. El Sevilla tuvo una noche plácida, demasiado, ante un equipo muy limitado que ya había mostrado en Lviv que lo era en lo técnico, pero que también lo exhibió en lo físico, justo lo contrario que en el partido de Ucrania, donde no encontró el equipo de Manzano tantas facilidades como en Nervión. Ni la goleada debe hacer olvidar la noche de Halloween que los blancos dedicaron a los suyos en el Camp Nou porque, por comparar, lo hace tremendamente más aburrido que el Barcelona. Pero, bueno, se trataba de eso. De ganar y pasar el trámite.

DEFENSA

Parece mentira, pero Manzano ante el Karpaty y en casa sacó un once infinitamente más equilibrado que en el Camp Nou ante el Barcelona, un equipo con seis nominados al Balón de Oro y ocho campeones del mundo. Zokora barría el más tímido intento del equipo ucraniano de inquietar a un Sevilla que basculaba y se comportaba en ataque y defensa de manera mucho más armoniosa bajo una especie de 4-2-3-1 escalonado y funcional.

El cuarteto defensivo apenas pasó por aprietos porque, a diferencia del encuentro en terreno ucraniano, la pareja de centrales sacó a los delanteros del Karpaty de su área y los llevó lejos a unos terrenos en los que Zokora era dueño y señor de la viña. Sin embargo, se dejó ir ya con el 4-0 y el rival tuvo demasiado el balón, aunque ya, evidentemente, no se corrían riesgos con un marcador tan claro.

ATAQUE

Una línea de tres cuartos netamente canterana, y lo que es mejor, con muchas ganas (Alfaro-José Carlos-Capel) llevaba el peso del partido con dos socios decisivos, uno por delante y otro por detrás. Negredo, ahora mismo el delantero más en forma del equipo, hacía de muelle para a veces acercarse a este trío y a veces alejarse para crear espacios. Cigarini, por su parte, aunque más limitado físicamente, trataba de dar criterio y salida al juego. Los goles iban cayendo y el Sevilla jugaba muy cómodo ante un rival que apenas presionaba y que dejaba metros a los hombres clave.

VIRTUDES

Bastaba con hacer correr el balón y aprovechar los metros que encontraba un comprometido Negredo y la segunda línea.

TALÓN DE AQUILES

Es difícil hacer una goleada aburrida y el Sevilla, que además se dejó venir en la segunda parte, lo hizo.

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