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Al ritmo de una locomotora bajo el agua

Eduardo Zambrano Sánchez. Boya del Waterpolo Dos Hermanas e internacional con la selección cadete

Al ritmo de una locomotora bajo el agua
José María López

28 de marzo 2011 - 05:02

Las piscinas sevillanas, y concretamente las nazarenas, no paran de sacar de sus canteras waterpolistas que demuestran a nivel nacional e internacional un elevado nivel. Además de los triunfos a nivel de clubes, están los pequeños triunfos personales. Ése es el caso de Eduardo Zambrano, boya del Waterpolo Dos Hermanas y que a sus 15 años es un habitual de las convocatorias de la seleccíon española de categoría cadete.

El waterpolo pasó en muy poco tiempo en Sevilla de ser un deporte poco conocido a expandirese. De esa expansión tienen mucha culpa personas como Javier Cortés, técnico en Dos Hermanas, que solía pasar por los colegios dando a conocer este deporte. Y fue una presentación en el colegio Europa la que hizo que Eduardo Zambrano se interesara por esta disciplina. "Me pareció un deporte divertido y me sorprendió mucho con 9 años ver a la gente moviéndose en la piscina. Me apunté por probar con un amigo y desde entonces no he parado de jugar".

Tras un primera temporada en la que no disputó partidos por encontrarse en periodo de aprendizajo, en la segunda empezó a disputar partidos con el equipo cadete, pese a ser un jugador de categoría infantil. De esa época los mejores recuerdos proceden de los Nacionales disputados. "Nos clasificamos para el Campeonato de España y me convocaron para jugarlo. Fueron dos o tres años consecutivos en los que fuimos a este torneo haciendo un buen papel", rememora.

A sus 15 años, su físico impresiona y esta virtud es uno de los principales requisitos que un jugador de waterpolo debe tener para jugar en la posición de boya, además de templar los nervios en la mayoría de las situaciones: "Se necesita fortaleza física y tener envergadura. También hay que ser muy listo para saber cuándo luchar y cuándo no, para no desperdiciar fuerzas".

Con claridad, Eduardo Zambrano asume la dificultad de llegar a vivir profesionalmente del deporte, aunque lo asume con total naturalidad: "Intentaré practicar waterpolo lo máximo posible aunque no llegue a ser profesional. Si consigo dinero, bien, pero yo estoy ahí para disfrutar. Mi padre es maquinista y me gustaría llegar a conducir un tren, es algo que me llama la tención desde siempre cuando hacíamos algún viaje", afirma al tiempo que explica su manera de compaginar estudios y entrenamientos: "Lo llevo muy bien. Me dieron las notas la semana pasada y no me ha quedado ninguna asignatura. Entreno todos los días, y por la tarde como y me relajo un poco, pero a las 4 ya estoy estudiando hasta las 8, después entreno de 9 a 11".

La selección volvió a llamar a su puerta hace dos semanas y se marchó concentrado a Madrid, algo que tiene visos de repetirse habitualmente en las próximas fechas.

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