De repente, una final por Europa

El crecido Valencia de Pizzi amenaza el crédito de Emery, cuyo futuro a medio plazo en el Sevilla puede quedar muy tocado de no ganar a un directo rival.

De repente, una final por Europa
De repente, una final por Europa
Eduardo Florido / Sevilla

12 de febrero 2014 - 05:02

En pleno mes de febrero y en la quinta jornada de la segunda vuelta, hablar de una final es algo exagerado, pero el fútbol vive de sensaciones y la que ahora mismo afecta el Sevilla impele a pensar que Unai Emery se juega mucho más que tres puntos este domingo. Al Ramón Sánchez-Pizjuán llega un Valencia crecido que acaba de igualar en la clasificación a un equipo que, hasta hace poco, le sacaba ocho puntos. Pero las trayectorias de blanquirrojos y blanquinegros en los últimos encuentros han sido tan contrapuestas que ahora mismo sólo el goal average general, con más goles a favor para el Sevilla pero idéntico balance de +1, lo mantiene en el séptimo puesto. Juan Antonio Pizzi ha logrado dar un sustancial giro desde que sustituyó a Miroslav Djukic en Navidad y ahora se presenta como una amenaza para el técnico guipuzcoano.

Todo el crédito que había ganado Emery en los meses de noviembre y diciembre lo ha ido perdiendo desde que empezara el mes de enero con la loada exhibición ante el Getafe. Cuando el Sevilla, una vez que logró romper a domicilio gracias a que el técnico hizo más compacto el equipo, el deseado equilibrio se fue yendo al traste y ahora afronta la visita del muy crecido Valencia con el agua casi al cuello después de tres derrotas consecutivas. Pizzi, en cambio, está en su mejor momento desde que debutase en el último partido de 2013 con victoria en el derbi valenciano (2-0).

El campanazo en el Camp Nou (2-3) y la goleada sobre el Betis (5-0) han abierto de par en par las puertas de Europa en Mestalla. El técnico argentino ha logrado sacar de la depresión a un equipo que ha sufrido no sólo el cambio de banquillo, sino una sustancial permuta de futbolistas, con la salida, casi todos en forma de cesión, de Éver Banega, Helder Postiga, Canales, Guardado y Pabón, y la llegada de futbolistas contrastados como Senderos, Vargas y el ex sevillista Keita, y los jóvenes Vezo y Vinicius Araújo. Pero la pequeña revolución de Pizzi, que ha situado al Valencia el tercero en la clasificación de la segunda vuelta, se fundamenta más en el cambio de mentalidad y en la recuperación de futbolistas que no contaban para Djukic o que no estaban teniendo un papel relevante anteriormente.

El argentino le ha insuflado a su equipo más confianza y ha recuperado a futbolistas como Piatti, Feghouli, el canterano Alcácer (tres goles en los últimos dos partidos), o el ex sevillista Barragán, quien le está ofreciendo una dura competencia en el lateral derecho a Joao Pereira.

Sobre la base de la mentalización, Pizzi ha conseguido hacer un equipo más trabajador, más intenso en la presión y más rápido al contragolpe. Contra este rival crecido y contra sus propias carencias debe luchar el Sevilla de Emery para no verse descabalgado de esa séptima posición a la que tanto le costó engancharse desde que reaccionara a principios de noviembre en Cornellá.

Al Valencia le bastará un empate para quitarle la séptima plaza, pues el Sevilla perdería así el goal average particular, ya que cayó en Mestalla (3-1). Por ello, a Emery sólo le vale el triunfo para mantener el séptimo puesto... y su crédito. De no ser así, los nombres de sus posibles sustitutos, sobre todo los de Joaquín Caparrós y Juande Ramos, empezarán a sonar con fuerza en sus oídos.

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