Un regalo de 45 minutos

Decía Paco Chaparro que una de sus mayores satisfacciones como entrenador bético era que por fin la palabra permanencia parecía desterrada del vocabulario del beticismo. Unas semanas después, el deseo del técnico parece frustrado, unas veces por la falta de eficacia, como ayer o el día del Espanyol, y otras exhibe sus carencias defensivas. Pero el problema radica en que vuelve a ser un equipo que pierde más que gana y ahora ante los de su Liga.

El Betis adelantó los Reyes y regaló los primeros 45 minutos a su rival. Separación entre líneas, poca intensidad en la presión y el doble error de Casto en la jugada del gol volvieron a dejar al Betis por detrás en el marcador. Como ya ocurriera ante el Sporting o el Numancia, el equipo verdiblanco se veía obligado a jugar a remolque. Pero si en aquellas dos ocasiones el Betis reaccionó a tiempo, ayer se encontró con la mala suerte y su propia falta de acierto.

Parece empeñado el equipo verdiblanco en complicarse su situación en la tabla clasificatoria. El fatídico mes de diciembre encontró su continuidad en el primer partido de 2009, aunque la imagen ofrecida en el segundo tiempo sí que fue la de un Betis de más empaque y que hace suya la propuesta futbolística de Chaparro. El dominio del balón fue completamente suyo y las ocasiones se sucedieron ante la meta de Diego Alves, pero ahí volvió a reaparecer uno de los males endémicos de este Betis, su falta de gol. Quizás haría bien Lopera en hacer caso al técnico trianero en su petición de refuerzos y, sobre todo, en ese delantero que aporte cosas diferentes al resto del equipo. No sólo se puede vivir de los goles de Emana, más aún cuando el camerunés no tiene entre sus virtudes la de amarrar las ocasiones que se le presentan.

Uno de los temores de Chaparro cuando el Betis se colocó en la zona media de la clasificación era que apareciera la relajación, por aquello de carecer un objetivo más definido. A eso se le sumaba la intención del entrenador bético de apostar por la Copa del Rey, por lo que pretendía llegar al mes de enero con un colchón de puntos suficiente para apostar por la competición del K.O. Un mes después todos los deseos del técnico se ven frustrados. El Betis se coloca a cuatro puntos de la zona de descenso, y gracias al postrero gol del Athletic ante el Espanyol, y, además, esto le obliga a poner todos sus esfuerzos en el partido del domingo ante el Málaga, donde se juega algo más de tres puntos.

Lo mejor vuelven a ser las sensaciones, como tanto se apuntó en el comienzo de campeonato. Pero ya ha pasado casi una vuelta completa de la Liga y el Betis coquetea con los puestos de la zona peligrosa, un objetivo bien lejos del pretendido tanto por el entrenador como por el club, y ya no se habla de UEFA. Bien haría Chaparro en definir el estilo de juego que pretende para su equipo, pero atendiendo a las fichas de las que dispone. Su propuesta de buen fútbol se agradece por el espectador, pero en el fútbol mandan los resultados y éstos, hasta ahora, no acaban de llegar.

Para otro momento dejaremos el debate de la portería, o el no debate si se atienden a las palabras del propio técnico tras el partido. Pero en el regalo de los 45 minutos Casto jugó un papel principal.