La referencia del Camp Nou
Real Madrid - sevilla · la previa
El Sevilla acude al Santiago Bernabéu en un buen momento anímico y con la intención de aprovechar las dudas del Madrid. Incógnitas sobre el once y el dibujo.
Estar más de un mes sin perder, con siete partidos a sus espaldas entre Liga y Europa, ha llenado de optimismo al Sevilla. Quizá esa ilusión que respira en estos momentos el grupo que dirige Unai Emery no se traslade aún a una afición lógicamente escéptica y a la expectativa, pero ese empujón anímico de verse más sólidos es indispensable para intentar la siempre dificílisima hazaña no ya de ganar, sino de puntuar en el Santiago Bernabéu. A ello se apresta un vestuario que, en boca de algún protagonista, ha puesto ya el ejemplo de lo que sucedió en el Camp Nou para creerse que sí se puede asaltar el castillo del tirano. Y para ello también puede ser un factor determinante las dudas que sigue presentando el Real Madrid de Carlo Ancelotti, más aún tras la derrota en ese mismo escenario donde el Sevilla perdió por la mínima y a punto estuvo de dar la sorpresa.
Ante el Barcelona fue la primera vez que Emery dio su brazo a torcer y dispuso un equipo más equilibrado con dos medios centro de corte defensivo y Rakitic más liberado. El técnico guipuzcoano, desde entonces, se ha prodigado en la búsqueda de recursos tácticos para dotar de más solidez, seguridad y llegada a un equipo que ha ido recuperando efectivos durante el mes de octubre. Ahora, Emery empieza a tener que realizar descartes en grupo, después de un periodo en el que apenas tenía lo justo para poder completar una convocatoria. Y éste es otro factor que puede ayudar al Sevilla en su lenta evolución hacia la idea que quiere plasmar Emery. Los nervionenses están en ascenso y eso impele a cierto optimismo ante la cita de hoy... Pero hay tantos precedentes históricos de circunstancias y contextos idóneos para asaltar Chamartín que luego quedaron en una nueva frustración que hasta parece atrevido hablar de puntuar siquiera.
No sólo el once titular, hasta el dibujo táctico con el que se plantará el Sevilla en el césped del Bernabéu es una incógnita. Después de la exitosa puesta en escena del novedoso 3-4-3 en Valladolid, frustrada a última hora por un empate que poco tuvo que ver con el sistema elegido, parece que hoy podría ser la opción de Emery para frenar al potente ataque madridista. El técnico sevillista, aunque sólo lo ha probado una vez, comprobó a ras de hierba que su equipo se mostró más sólido que nunca en el José Zorrilla y si hay un campo que requiere solidez, al margen del Camp Nou, ése es el Santiago Bernabéu.
Sin embargo, no está descartado que, como viene siendo habitual a domicilio, el esquema táctico vuelva a esbozarse sobre el 4-2-3-1 con el que casi canta bingo el Sevilla en el Camp Nou. Eso sí, con dos medios de cierre escoltando a Rakitic como en aquella ocasión, o al igual que en las últimas salidas de un equipo que jugará con su capitán fuera de casa por primera vez en varias semanas, tras su reaparición estelar ante Osasuna.
El alma máter del Sevilla adelantará su posición ante el Madrid y tendrá más libertad. Y poco más se puede decir con garantías de acertar antes de que Emery ofrezca la alineación definitiva al colegiado del encuentro, que en este caso es el mayor de los Teixeira Vitienes, José Antonio... El cántabro tendrá puesto cientos de miles de ojos sobre él después de la llantina vertida desde el entorno madridista por un presunto penalti a Cristiano Ronaldo ante el Barça. El resto de jugadas conflictivas del encuentro del denominado clásico han quedado en el olvido de la ceguera fanática para muchos y esa presión condiciona el partido desde el punto de vista arbitral. Y con este factor, determinante como es lógico, también debe contar el Sevilla.
Los de Emery ya sufrieron en sus carnes un flagrante error arbitral que los privó de mantener aún más vivo el pulso con el Barcelona en el Camp Nou, donde Muñiz Fernández anuló un gol legal a Cala. Pero, en lugar de recordar esa mala experiencia arbitral, el equipo debe centrarse en intentar ahondar en la herida madridista y en las dudas que no disipa Ancelotti, desde su propio crecimiento como equipo, desde la solidez y la confianza. El resto ya no está en su mano.
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