La raíz está en el campo y no en el banquillo

Álvarez ya sabe que un plan osado es un suicidio con este grupo incapaz de juntar las líneas, jugar con ritmo y que ha perdido la fe

La raíz está en el campo y no en el banquillo
La raíz está en el campo y no en el banquillo
Juan Antonio Solís / Sevilla

29 de marzo 2010 - 05:02

¿Esbozaría Jiménez una sonrisa maliciosa con el resultado de El Madrigal? Si su orgullo profesional está por encima de su sentimiento sevillista, igual sí. Antonio Álvarez se estrenó con sus buenas intenciones, con ese fútbol que se anunciaba más alegre, como si a su antecesor no le gustara lo que a todos: juntar las líneas, apretar arriba, combinar con rapidez, con desmarques y rupturas. Y llegar. Pero el fútbol moderno está vedado para este Sevilla roto, que clama para el que lo quiera oír que la raíz de su caída libre está donde suelen estar las raíces, en el terreno de juego. ¿Adoptará el nuevo técnico un papel más pragmático al ver esa luz de reserva encendida?

Defensa

Esta vez tocó Stankevicius-Escudé-Dragutinovic-Fernando Navarro, de nuevo dos centrales zurdos que intercambiaron su posición en la primera parte. Fueron presa fácil de un Villarreal que se impuso, como casi todos, en el centro del campo. Renato y Romaric no exhiben el mínimo vigor para tapar, ganar balones sueltos, rechazos. Se vio en el repliegue tras el saque de banda de Stankevicius desde la posición del extremo derecho. Romaric perdió de vista a Rossi, el que inició el contragolpe, y cuando quiso rectificar ya era tarde para su pesadote cuerpo. Marcó el italiano.

Y luego, al Villarreal le bastó muy poco para zarandear al guiñapo que es hoy el Sevilla. Con Negredo y Luis Fabiano muy descolgados arriba y Renato y Romaric sin ritmo, los Bruno, Cani e Ibagaza se hicieron con la pelota y lanzaron a Nilmar y Rossi, que actuaron como falsos extremos con movilidad para crear superioridad en el medio, caer a la banda y llegar al área.

Ataque

Adriano está sin gas, y Diego Capel luchó casi siempre en inferioridad. Como por el medio la batalla estaba perdida, sólo quedaba que Luis Fabiano o Negredo cazaran alguna pelota suelta. Lo hizo Luis Fabiano hasta en tres ocasiones, dos de ellas clarísimas, pero falló. Kanoute juntó más las líneas, pero el estado depresivo del equipo lo arrastró.

Virtudes

La Champions sigue a dos puntitos y quedan 27 por disputar.

Talón de aquiles

Álvarez ya sabe que debe blindar más al equipo, que está para sopita y buen vino.

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