Los puntos no se los lleva el viento

Champions League. Juventus-Sevilla. El otro partido.

Sampaoli se traga su discurso en pro de un buen debut en Champions.

Evra y Mercado, en uno de sus múltiples duelos aéreos.
Evra y Mercado, en uno de sus múltiples duelos aéreos.
Eduardo Florido

15 de septiembre 2016 - 05:02

Jorge Sampaoli es un gran desconocido para el gran público europeo. Incluso Juanma Lillo, su alter ego en el banquillo, es desconocido en este gran escaparate, por mucho que sea más famoso de lo debido en España. Y para Europa, la lectura del partido entre la Juventus y el Sevilla es que el entrenador argentino que ganó la Copa América con Chile tuvo una notable presentación en la Champions. Pocos equipos pueden presumir de salir indemne del estadio del campeonísimo italiano, un equipo al que en los dos últimos años apenas han tumbado en Europa el Barcelona, en la final de 2015, y el Bayern, que lo eliminó en octavos después de que el Sevilla le birlase el liderato de aquel duro Grupo D.

¿Pero qué nota le dará el público sevillista? Más de uno lo aprobará por los pelos, porque un punto a domicilio en la Champions es un puntazo. Máxime cuando enfrente está la todopoderosa Juventus de Turín, que se gastó los 120 millones de Pogba en quitarles a los sureños Roma y Napoli sus estelares Pjanic y, sobre todo, Higuaín. Cómo trinan los terroni...

Lo que no va a reconocerle en ningún caso el público sevillista es que Sampaoli sea fiel a su palabra. Porque en su primera comparecencia en el gran escenario de la Champions sacó del baúl de las academias, de los manuales olvidados, todos los corsés tácticos que quiere quitarles a sus jugadores cada vez que les habla de amateurismo. El argentino fue capaz de engañarse a sí mismo, de tragarse sus palabras y de tirar por el sumidero del realismo su amor por el amateurismo. Todo por sentimiento, que es lo que pidió a sus futbolistas para intentar competir con la Juventus. Por el sentimiento de no cederle el paso a la Vecchia Signora, taimada, aguda y punzante como pocas señoras.

Sampaoli volverá a decir que su idea es jugar más en el campo contrario que en el propio, pero tendrá que explicar si quiere hacerlo con delantero centro o sin delantero centro. Tirando a puerta o sin tirar a puerta. Y lo hará, con concisión y sin arredrarse un pelo -que no tiene-. Porque, entre otras cosas, Sampaoli no tiene un pelo de tonto. El Sevilla intentó llevar esa idea romántica a Turín y se encontró, casi en tres bofetadas seguidas, con dos ocasiones nítidas de Khedira y con un mano a mano de Dybala que salvó milagrosamente Sergio Rico, enmendando su error al entregar el balón al contrario con los centrales abiertos.

Aquello era imposible, la salida desde atrás con tantos jugadores en campo de la Juve, con tanto medio centro puro y sin una referencia arriba, con Franco Vázquez como punta, invitaba al rival a producir un cortocircuito constante con riesgo de electrocución letal. Pero Sampaoli se rió de sí mismo y se tapó, se adaptó a las circunstancias. Reculó otra vez y ordenó ponerse el corsé del trabajo. Rectificó su discurso y su idea. ¡Qué cosas! El viento se llevará sus palabras. El punto no se lo quita nadie.

stats