De 5 a 10 puntos clave

El Sevilla cambia su discurso y clama contra los arbitrajes por la reincidencia de verse perjudicado por decisiones que podrían haber cambiado el curso. Europa estaría en su mano.

González González muestra la amarilla a Falcao por un alevoso codazo a Cala que incluso podría haberse estimado como agresión.
Eduardo Florido / Sevilla

23 de abril 2013 - 05:02

"Llueve sobre mojado". Ésta fue la expresión que utilizó el director deportivo del Sevilla para mostrar el sentimiento que invade al club, en términos generales, después de los nuevos errores arbitrales que perjudicaron claramente al equipo en un partido crucial frente al Atlético. La inmediatez con los perjuicios que causó Del Cerro Grande en el derbi hizo estallar a los máximos responsables técnicos del Sevilla, Monchi en primer lugar y posteriormente Unai Emery. Ambos coincidieron en la "indignación" y en que "ya no es casualidad" la reincidencia de los yerros arbitrales.

Unos días antes del encuentro ante el Atlético, en el que el Sevilla perdió gran parte de sus esperanzas europeas, José María del Nido fue más suave a la hora de enjuiciar la labor de Del Cerro Grande en el derbi. En su comparecencia en la Feria, el presidente blanquirrojo quiso poner el acento en las designaciones arbitrales y no tanto en la labor del colegiado. Y arguyó que para un partido de la tensión de un derbi el Comité Técnico de Árbitros debería haber designado a un colegiado con "más experiencia, que se haya visto antes con un miura como es un Betis-Sevilla o un Sevilla-Betis". Con el paralelismo taurino, el dirigente nervionense incidía en que para expulsar a un jugador en un encuentro así hay que estar muy seguro, y más aún para pitar un penalti sin haberlo visto. Los errores del colegiado madrileño en el encuentro de máxima rivalidad calentaron el ambiente y la cúpula sevillista, entre la indignación por los nuevos errores de González González y la ansiedad por ver cómo se va escapando el tren europeo, decidió cambiar el discurso y atacar directamente a los recurrentes perjuicios que el estamento arbitral está causando al equipo.

En el Sevilla son conscientes de que los arbitrajes han perjudicado al equipo en momentos clave, hasta el punto de que tanto con Míchel como con Emery podría haber sumado más puntos de los que presenta actualmente en su casillero. El arco de puntos va de los 5 a los 10, por lo subjetivo que es medir cómo una o varias decisiones arbitrales inciden en un resultado final. Pero en cualquiera de los dos casos tendría en su mano, sin depender de terceros, la opción de asir un puesto europeo.

Hay cuatro partidos muy determinados por estos errores: ante el Barcelona en casa, con el Espanyol en Cornellá y los dos últimos encuentros con Betis y Atlético. En el peor de los casos, si no hubiesen mediado esas erróneas decisiones arbitrales el Sevilla podría haber sumado al menos un punto con los azulgrana, tres frente al Betis y otro más ante el Atlético: cinco. Y siendo optimistas, podrían sumarse a estos cinco dos más por los supuestos triunfos ante al Barcelona y ante el Espanyol o el Atlético. El prisma de la subjetividad abre o cierra este arco de puntos birlados al Sevilla.

El primer encuentro en el que los sevillistas terminaron indignados fue el Sevilla-Barcelona, en la jornada sexta de Liga. El equipo de Míchel, tras ponerse con 2-0, aguantaba con firmeza las acometidas del Barcelona hasta que un roce de Medel con Cesc, en el minuto 71 terminó con la expulsión del chileno ante la simulación de agresión del catalán. Mateu Lahoz no vio la acción, pero su auxiliar le sugirió que Medel le había dado un cabezazo a Cesc. Aun así, y con diez, la jugada decisiva llegaría en el minuto 90. Thiago se lleva un balón con la mano en el inicio de la jugada del empate, obra de Cesc. Míchel acabó expulsado y el Sevilla perdiendo por 2-3.

Posteriormente, en la jornada decimoquinta, Muñiz Fernández protagonizó uno de los mayores esperpentos de esta Liga tan determinada por el paupérrimo nivel arbitral y por la facilidad con que el criterio se cambia según el escudo del equipo. Reyes vio la segunda amarilla por sacar una falta mientras Muñiz advertía que no quería agarrones en el área, pero tras usar su silbato para ordenar la ejecución. En ese momento, el partido iba empate a uno tras dos penaltitos decretados por el asturiano y el Sevilla tenía opciones de remontada. Al final todo quedó en empate a dos y hasta el inmisericorde Comité de Competición retiró la absurda segunda amarilla a Reyes.

Al Sevilla se le han ido escapando sus opciones europeas por su incapacidad para ganar fuera de casa. Pero eso no es óbice para que en dos partidos clave como el derbi y el Atlético se haya sentido perjudicado precisamente cuando estaba en plena remontada clasificatoria. El arbitraje de Del Cerro Grande encendió al sevillismo por su dispar criterio en la roja a Medel y la amarilla a Cañas y por el penalti que le sugirió el linier por presunta obstrucción de Fazio a Jorge Molina, en todo caso libre indirecto. Además, este mismo auxiliar decretó saque de puerta en el córner del 3-3. Luego llegó el numerito de Diego Costa y la clara mano de Mario Suárez previa al 0-1 del Atlético, además de algún posible penalti como uno de Cebolla Rodríguez a Cala en la jugada en la que Courtois le hace un paradón a Coke. Y detrás de todo está el tufillo de que, además de por sus propios errores, el Sevilla está siendo perjudicado por el declive del respeto que inspiraba o por su lucha contra el reparto de los derechos televisivos, en la que también estaba posicionado el Atlético... hasta este año.

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