El punto entre medir sin frenar

Previa · Sevilla-Deportivo

Entendido desde el jueves por dónde van los tiros en la gestión de esfuerzos en este tramo final, el Sevilla debe adecentar su papel en la Liga. Los de Emery suman 3 derrotas seguidas.

La plantilla sevillista, ayer en el calentamiento de la sesión que protagonizó sobre el césped del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán.
La plantilla sevillista, ayer en el calentamiento de la sesión que protagonizó sobre el césped del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán.
Jesús Alba

17 de abril 2016 - 05:02

Todo el mundo ha entendido a estas alturas de la película por dónde y en qué dirección van los tiros. En esta Feria que hoy termina el sevillismo ha acertado a comprender plenamente por dónde deben ir los esfuerzos a partir de ahora. Con una final en el bolsillo y a un paso de otra, ciertamente no pasará nada si el equipo de Unai Emery no acaba cuarto en la Liga, que, sinceramente, ya no lo va a hacer aunque queden opciones matemáticas. Pero sí es cierto que tampoco es cuestión de levantar las manos tan pronto. Ya se acercarán los duelos con el Shakhtar Donetsk en esa semifinal de la Europa League que tan merecidamente es un hecho ya para los nervionenses, porque el pan nuestro de cada día, o sea, la competición liguera, regresa hoy al Sánchez-Pizjuán y los profesionales que salieron coreados el jueves de este mismo escenario aún tienen once días y tres partidos oficiales por medio antes de que llegue el primer combate en Ucrania.

Mientras, el cuadro sevillista tiene la obligación de defender dignamente la plaza europea que nadie duda que va a conseguir por clasificación liguera. Si no pueden ser cuartos serán quintos y si no sextos y eso los muchachos que dirige el aclamado como a menudo discutido entrenador guipuzcoano lo tienen muy claro. Guardada en un cajón ya la munición para el Shakhtar para cuando llegue el momento, la pugna contra Celta y, precisamente, también el Athletic es suficientemente seria como para frenar el coche antes de tiempo.

Evidentemente, ya nada será igual y esta idea ha sido el arranque de esta previa, pero el gen competitivo va ligado a la materia de este club, de este cuerpo técnico y estos jugadores y nadie de los nombrados está cómodo sabiendo que el Sevilla no puntúa en la Liga desde hace cuatro jornadas, concretamente desde que se acercó más que nunca al Villarreal (a cinco puntos) al derrotarlo por 4-2 en Nervión. Desde entonces, tres derrotas, incluida la que sirvió para romper un récord histórico y triunfal de victorias en casa a manos de la Real Sociedad, podrían haber reconsiderado muchas cosas en este club de no ser por el campanazo de San Mamés.

Y, ciertamente, ese bendito triunfo ha dado mucho en medio de una secuencia nefasta que aumentaría hasta cuatro derrotas sumando la que el Athletic infligió el jueves para forzar la prórroga. Cabe hacerse varias preguntas. Por ejemplo, si el nivel físico con semejante acumulación de partidos no empieza a pesar en las piernas de los futbolistas o se trata de un cansancio también psíquico.

El Sevilla necesita recobrar cierta confianza perdida. Ha pasado más de un mes de su último triunfo liguero y salir de vacío ante Real Madrid (4-0), Real Sociedad (1-2) y Valencia (2-1) ha hundido a los blancos en esa séptima plaza momentánea que tan poco lustre merece.

La visita de un rival venido a menos respecto a ese Deportivo que en la primera vuelta tan buen nivel ofreció debe ser la excusa para que la parroquia sevillista retome como se merece los festejos del pasado jueves de Feria. Habrá que empezar a plegar velar, pero a su justa medida, para la Europa League y toda la gloria que esta competición ha dado y parece reservar aún para el sevillismo.

Emery ya habrá hecho sus cuentas con respecto al reparto de minutos en los partidos que quedan antes del primer choque con los ucranianos, pero lo que sí es cierto es que no se puede jugar con fuego a estas alturas ni en un sentido ni en otro. Es decir, ni deberá exponer a los suyos en exceso a una fatiga muscular en vano ni deberá tirar la Liga cuando aún es necesario amarrar la plaza europea para la próxima temporada. El curso, además, ha sido especialmente duro para un grupo de futbolistas más reducido de lo que se esperaba en un principio. Un complejo rompecabezas para que el premio gordo no se escape.

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