Un puñal que se afiló en Nervión

Los Palacios está en el Mundial más allá de los tres hermanos hondureños. Está presente en las botas de Jesús Navas, que si ante Suiza disputó su primer partido oficial con España, ayer se estrenó como titular en el duelo vital, y no defraudó. Puso la chispa y la velocidad a la selección cuando en los últimos minutos se impuso el trote indolente, conectó con Villa y amplió el campo por una banda derecha que fue, amén del delantero asturiano, lo más peligroso del combinado nacional.

Vicente del Bosque apostó por el palaciego y éste no defraudó. Aprovechó la seguridad que le daba otro sevillano en la cobertura, Sergio Ramos, y se despreocupó de mirar del medio para atrás para pensar únicamente en atacar. Tenía una autopista con un Izaguirre enfrente que siempre lo esperaba cerrándole el lado derecho y dándole salida por la izquierda. Pero ésas se las tiene bien aprendidas el sevillista, que no tardó en ver que su mayor punta de velocidad era la forma de volver loco a su defensor, que recibía continuas ayudas para frenar el dinamismo de el de Los Palacios.

Ni por esas. Si en la primera mitad el extremo hispalense casi siempre buscaba el centro de primera -en uno de esos Xavi estuvo a punto de conectar un cabezazo solo en el área chica-, que nadie acertaba a rematar, en la segunda parte, y aprovechando su poderío físico, condujo más el balón y se atrevió con algún uno contra uno. Con minutos, como es lógico, el sevillano cogió confianza. Tanto es así que de sus botas salió el contragolpe del segundo gol y la asistencia para Villa, cuando estando en el pico del área tras el pase de Xavi levantó la cabeza, vio a Fernando Torres y Xavi cubiertos dentro, y asistió al asturiano, desmarcado en la frontal.

Se vino arriba el sevillista en este periodo, tanto que se atrevió a tirar a portería y se sacó un penalti made in Jesús Navas con un recorte dentro del área en el que Izaguirre, una vez más, se lo llevó por delante.

También lo intentó con otra jugada que se ve mucho en el Sáncez-Pizjuán, esos balones rasos por delante de la defensa que tanto les gusta a Luis Fabiano y Kanoute, pero Villa no llegó a uno y en el segundo permitió que un defensa evitara su tercer gol. Aún tienen que conocerse un poco más. Y lo mejor es que seguro tendrán más oportunidades de asociarse.