"Uno no puede imaginar el calor de los sevillanos hasta que lo siente"
Frederic Kanoute
El franco-malí, que anunciará esta semana su destino, hace su última reflexión sobre lo vivido durante siete años de éxitos en un club y en una ciudad que le dejan una gran huella.
Ésta no es una entrevista, es una extensa conversación de 55 minutos en la que se habla de la vida, de ciudades del mundo, de culturas... también de fútbol y del Sevilla. Frederic Kanoute prepara su marcha, pero hace una parada para visitar Diario de Sevilla y conversar, sólo conversar. ada importa. Ni siquiera dónde va a ir, aunque lo vaya a decidir esta semana. China, una liga árabe... Sus hijos, que ya hablan tres idiomas y conocen el árabe, entrarán en contacto con otra cultura. "El fútbol te ofrece vivir experiencias en ciudades en las que no vivirías nunca", afirma. Pero eso es el futuro. Echando la vista atrás, se va con buenos momentos en la maleta, amigos, compañeros, entrenadores... Marcado por Juande, de Jiménez se asombra con la pasión con que vivía el fútbol. "Creíamos que podía llegar a enfermar". Puro Kanoute.
-Agota sus últimos días en Sevilla. ¿Se encuentra raro?
-Sí, estos días tengo una sensación un poquito rara, después de siete años, me veo fuera del Sevilla. Pero permanezco en la ciudad resolviendo algunos asuntos, mis hijos terminaron el colegio el viernes y no he desconectado. Me sentiré completamente fuera del Sevilla cuando me vaya de la ciudad.
-¿Y sabe ya el destino a tomar?
-Espero anunciarlo en breve, quizá esta semana ya, pero aún no hay nada cerrado. La pretemporada, vaya donde vaya, va a empezar en julio y espero resolverlo todo.
-Y la gente en la calle le seguirá diciendo: "Fredy, quédate, ¿dónde va a estar mejor que aquí?"
-Sí, algunos inconscientes aún me lo dicen (risas), pero soy muy viejo ya. Siempre sigo recibiendo el cariño de la gente, me preguntan dónde iré y me piden que me quede.
Foto: Manuel Gómez
-El club ha anunciado que su homenaje será muy especial, como ningún otro, y quizá a usted, por su talante discreto, le hubiera gustado algo bastante más sencillo...
-No sé cómo va a ser, y si es llamativo me da igual con tal de que mi fundación entre. Si es un homenaje llamativo para una buena causa, está bien. Si lo fuera simplemente por ensalzar mi figura, me molestaría.
-Cuando oye que se marchará como el mejor futbolista de la historia del Sevilla, ¿cómo se lo toma?
-No deja de ser una apreciación subjetiva. He coincidido aquí con jugadores de muchísima calidad y a lo largo de los años será la gente quien lo decida, pero me da igual. Lo importante es que he podido participar en los mejores años del club y que he podido aportar lo mío. He dado lo máximo.
-Usted siempre fue dueño de su destino y recuerdo el título de una entrevista en Diario de Sevilla en 2009. "Sé que nunca jugaré un Mundial, pero lo que me da Malí no me lo puede dar Francia".
-A veces he sido un poco cabezón en mis decisiones, sobre todo cuando era más joven, pero siempre tomo las decisiones impulsado por mis principios personales. Y siempre va a ser así.
-Se lo digo porque su nivel ha sido para jugar en cualquier grande de Europa, Inglaterra, Italia...
-¿Me está diciendo que el Sevilla no es un gran club? (Sonríe). Estoy encantado con mi trayectoria aquí, no hace falta haber jugado en el Manchester United o el Milan para realizar una carrera profesional plena. Mucha gente lo demuestra. Veo bien que un jugador se sienta bien en un club y quiera seguir en él a pesar de que le lleguen ofertas de clubes más poderosos. Además, he ganado bastantes cosas aquí. No he permanecido aquí siete años sólo para pasearme, he vivido una experiencia deportiva y humana extraordinaria y no podía pedir más.
-¿Quién debe agradecer más a quién, el sevillismo a Kanoute o Kanoute al sevillismo?
-Siempre me sentiré muy agradecido al club, a la afición y a la ciudad por todo lo que me ha dado, por lo bien que me acogieron. Por eso he podido rendir tan bien.
-Fue providencial ese giro en su vida cuando estaba en Londres.
-Yo estaba a gusto en el fútbol inglés y quería permanecer en algún otro club de allí, pero no llegó ninguna oferta cuando el Sevilla llamó a mi puerta. Sólo conocía Sevilla de un torneo que jugamos en la Cartuja unos meses antes, pero apenas nos movimos del hotel durante esos días. Pero Sevilla me sonaba bastante bien, el sur de España... y siempre me han atraído los retos que pueden enriquecer mi vida personal. Me apetecía bastante.
-¿Y esa imagen preconcebida que tenía de Sevilla tiene mucho que ver con la que se lleva?
-¡No, no...! Uno no puede imaginar el calor de los sevillanos hasta que lo siente y disfruta.
-¿Le han propuesto poder colaborar con el Sevilla como asesor, embajador o de alguna otra forma?
-Siempre he dicho que estoy a disposición del club para lo que necesiten. No me interesa trabajar en el ámbito estrictamente deportivo, pero en otras cosas seguro que vamos a seguir colaborando. Veremos con el tiempo qué me proponen. Con mi fundación siempre han colaborado, y si podemos seguir haciendo cosas juntos, sería un honor. Y en el ámbito deportivo si me quieren consultar algo o puedo colaborar en algo, ya veremos. Hay que delimitarlo todo, pero de momento no es una prioridad.
-¿Y descarta ser entrenador ya a medio plazo?
-No lo descarto completamente, nunca se sabe, uno no sabe si va a volver al fútbol o no. De momento no me apetece trabajar de entrenador, pero nunca se sabe. No quiero cerrar esa puerta. El fútbol es mi pasión, pero ahora tengo ganas de hacer otras muchas cosas.
-Hay muchos futbolistas que sólo disfrutan del fútbol jugando.
-No es mi caso. Un futbolista evoluciona. Cuando eres muy joven sólo tienes ganas de jugar y a medida que vas madurando te vas interesando por otros aspectos del fútbol, como la táctica, la estrategia y la preparación del equipo. Yo me fijo ahora más en detalles que antes. Hace unos años me encantaba jugar, pero apenas me interesaba el trabajo del entrenador. Hoy sí me atrae más esa figura, pero orientado a los pequeños, no al fútbol profesional. Enseñar, adiestrar a los chavales lo veo tan apasionante como hacerlo con los profesionales. Y con menos presión incluso.
-¿Tiene decidido dónde va a fijar su residencia cuando se retire?
-Aún no, tengo unas ideas, pero nada fijo. Van a pensar que no sé nada de mi vida, que no sé dónde voy a jugar, dónde voy a vivir... (risas), pero es así. Mi vida es un poco así, pero no me preocupa. La vida siempre me ha llevado a sitios inesperados y siempre me ha ido bien. Confío en Dios y en el futuro. Me gusta Inglaterra pero no sé si viviré allí. Ya habrá tiempo de elegir.
-Demuestra no temer jamás lo desconocido y marcarse retos. En su biografía, 'Miradas al cielo', resulta curioso cómo en su primer viaje a Bamako con 9 años esconde bajo la cama esas zapatillas Nike de las que está orgulloso en Lyon y se obliga a jugar descalzo para sentirse uno más en el grupo de niños, para ser aceptado...
-A mí me encantan los retos, probarme para ver si soy capaz de adaptarme a lo que la vida me va proponiendo y ser uno más. En Sevilla fue un poco complicado al principio, porque al futbolista jamás lo van a ver como a una persona más. Aquí no puedo hacer cosas que me gustaría hacer tranquilamente por la ciudad. Igual lo puedo hacer dentro de muchos años, cuando la gente me olvide (risas). Me gustaría empezar algo nuevo, primero con mis dos últimos años de contrato que pretendo, y luego como futbolista retirado.
-¿Qué es lo que más le ha sorprendido de Sevilla y los sevillanos?
-El ambiente en general, la gente vive mucho en la calle por el clima, primero, y por su talante. Eso no se vive en todos los sitios. Hace un par de años viajé a París para ver a unos familiares y estuve en una zona muy comercial, de oficinas. Me crucé con una ola de gente que salía de trabajar, miles de personas que iban en dirección al metro... y no se escuchaba ni una palabra. Ni una. Sólo el ruido de los pasos acelerados. Y lo vi muy, muy triste. Apenas se hablaba la gente por la calle. Aquí lo hace todo el mundo aunque apenas te conozca. La gente es más abierta. Aquí palpo esa diferencia a otros lugares del mundo.
-¿Prefiere este contacto cercano?
-Me gusta el contacto de la gente, no me gusta la gente fría, pero cuando he dicho en otras entrevistas que soy reservado me he referido a que no me gusta que invadan mi privacidad, no me gusta que se metan en cosas personales. Pero que tenga un espíritu abierto claro que lo veo fantástico.
-En Malí vivirá un contacto similar.
-Sí, en África, como aquí, hay mucha cultura de la calle y se habla mucho. Es fundamental el diálogo para relacionarse.
-Pero Londres parece todo lo contrario, es paradójico que allí se sintiera tan a gusto.
-No, qué va, en Londres la gente es mucho más abierta que en Francia, por ejemplo. Por eso me gustó más. En Londres la gente tiene menos prejuicios. No es que te paren por la calle y te cuenten su vida, no me refiero a eso, allí el ritmo es frenético y no paran de trabajar, pero hay una mezcla de culturas tan intensa que nada extraña a nadie. Un blanco se relaciona con naturalidad con un indio. Y eso me gusta muchísimo, es un calor que valoro mucho, y no me refiero al clima.
Foto: Manuel Gómez
-¿Cómo le gustaría que lo recordara, no ya el sevillista, sino el sevillano?
-Me resulta muy difícil definir lo que me gustaría que la gente dijera de mí, que piensen lo que quieran, aunque si me recuerdan por cosas positivas mucho mejor. Sabemos que la fundación para mí es algo que pervivirá después del fútbol e incluso de mi vida, o eso espero, y que muchos niños se beneficien. Voy a mantener una oficina aquí.
-¿Se plantea asistir también a través de ella a niños sevillanos con problemas?
-Ya venimos colaborando con muchas entidades locales y de otros países, tenemos proyectos propios que tienen su trabajo, como Sakina, la Ciudad de los Niños de Bamako, pero al margen de esto tenemos otros frentes de colaboración.
-¿Un futbolista comprometido cómo se siente en un mundo en el que abunda la inmadurez, el dinero rápido, la diversión…?
-A veces no comparto la misma visión que algunos. Se puede hablar con ellos, bromear, pero a la hora de implicarse en otros temas no les interesa, pero no se puede forzar a nadie a ser diferente. Yo siempre lo he tenido por mi educación o por lo que he visto en la vida. Pero hay que adaptarse. Yo, cuando voy a un entrenamiento, voy a jugar al fútbol. Después, si hago amigos, está bien y si no, sigo trabajando. A veces sí me he sentido diferente, pero no creo que sea el único. Con la mayoría, sí me he sentido un poco así, pero tampoco soy un extraterrestre. No hay muchos futbolistas que se interesen en la actualidad. Es verdad que falta un poquito de interés. Después puede ser que llegue el compromiso también. El fútbol tiene un tirón fantástico y podría ayudar en muchos temas.
-Incluso como ayuda propia.
-Exacto. Siempre he dicho que la educación es para enriquecerse personalmente. Los padres es lógico que siempre quieran que sus hijos estudien bien para tener un buen trabajo, pero lo otro te abre muchas puertas como persona primero.
-¿Hay futbolistas que no son conscientes de que son referentes para la juventud y los niños?
-Ellos no se conciencian y la prensa a veces no ayuda. Están tan encima que se creen importantes de verdad. Para mí, alguien que limpia la calle es igual de importante. Creerse por encima de los demás es muy peligroso, sobre todo en chavales de 20 años que van a ganar mucho dinero.
-¿Qué siente cuando, por ejemplo, un policía trata de forma diferente a alguien de la calle que a Kanoute?
-Yo me acuerdo que en Lyon cuando era más joven los policías no tenían el mismo trato conmigo que ahora porque no era conocido. Había prejuicios raciales y me acuerdo que me paraban sin razón para pedirme los papeles. Es algo muy francés, parar a la gente y pedir papeles. Yo no los tenía siempre y me fastidiaban un poquito así. Luego cuando he sido profesional en el Lyon los mismos policías me paraban y me decían: "¡Kanoute! ¿qué tal?". Para mí fue un descanso, pero creo que tienen que tratar a todo el mundo de la misma manera. A alguien que ha hecho una infracción se le tiene que hablar con respeto también. Yo he visto que mucha gente abusa de su poder.
-Hablemos, por fin, del Sevilla. Ha perdido un poco de vuelo. ¿Puede arrojar un poco de luz de lo que pasó y de dónde puede estar la base para reaccionar?
-La base tiene que ser trabajar muy duro. No tenemos la plantilla del Real Madrid ni del Barcelona, pero tampoco se puede menospreciar. Hay que buscar un equilibrio de ser un equipo humilde dentro de los mejores. Si lo consigue, podrá empezar a trabajar de nuevo de forma positiva. No veo que el club lo haya hecho muy mal como para que bajemos el nivel, pero a veces hay que autocriticarse en el día a día.
-¿Eso quiere decir que piensa que ha faltado o falta autocrítica?
-No exactamente dentro del club, sino en su conjunto. También con los jugadores. Algunos no han conocido los títulos y tampoco pueden decir lo de que "ya lo hemos ganado todo" y relajarse. Lo han intentado y a lo mejor es culpa de todos, que no les hemos ayudado bastante o no hemos conseguido un ambiente de energía tan positiva como antes, no sé. No ha habido crisis interna ni nada. La coyuntura ha sido un poco negativa estos últimos años pero tampoco ha sido catastrófica. Hay que mirar que hay un club que empezó este año en Champions y que está en Segunda ahora y eso sí que es dramático. Nosotros tenemos materia para volver a aquello. No estamos tan lejos, pero hay que implicarse en cualquier profesión cada día.
-¿Y Míchel?
-Se queda, ¿no? (risas). No sé si ha habido un cambio. Ahora tendrá peso, llegó a mitad de temporada y no pudo hacer muchas cosas. Ahora podrá imprimir su estilo de juego y tendrá tiempo. Yo me acuerdo del Getafe de esos años que nos tenía cogida la medida. Había calidad y tampoco tenía los mejores jugadores de la Liga, pero hacían un juego a veces de alta calidad. Es un entrenador al que le gusta ver al equipo jugar al fútbol y tener el control. Puede que se vea un Sevilla más vistoso.
-¿Hubo mucha exigencia exterior?
-Creo que sí. Hubo años, cuando hemos estado cerca del título, en Champions, que cuando perdíamos un partido o cuando ganábamos pero el fútbol no era muy bueno, parecía que estábamos en crisis y había que cambiar cosas. Yo siempre lo dije, no podíamos vernos como el Madrid o el Barça. Estábamos cerca de ellos y ganábamos 1-0 y la gente no estaba contenta. Era positivo para crecer, pero hay que reflexionar y ver que tampoco somos eso.
-El Sevilla puede decirse que fue el último equipo que le peleó una Liga a los grandes. Ahora la diferencia es abismal, pero no hace mucho de eso. ¿Siente que se perdió una gran oportunidad?
-Es verdad. El Sevilla ha vivido momentos fantásticos. Los medios lo veían como uno de los casi grandes. Si no estábamos a dos puntos de ellos, recibíamos críticas. Para nosotros fue mucha presión, mucha exigencia y era positivo, pero no se puede exagerar. Cuando se ve que dos clubes pueden comprar lo que quieran y los otros no, es difícil y es una realidad que hay que entenderla.
-¿La Liga se está tornando un reflejo de esta sociedad en crisis? Cada vez hay más distancia entre los que lo tienen todo y los que tienen que vivir al día. De esa Liga que el Sevilla peleó han pasado sólo cinco años y esta temporada el campeón le sacó 42 puntos al cuarto.
-Es un poco triste. El interés de la gente cae. Cuando veo la tele veo que sólo hablan del Barcelona y del Madrid. Incluso en nuestros propios medios. Creo que eso empuja a la gente a fijarse sólo en esos dos. España es el único país en el que pasa. Y en el mundo hay muchos aficionados del Barça y Madrid que siguen sólo a estos dos equipos, lo demás ni siquiera lo conocen, y en los últimos años cada vez más. En canales de deporte se pasan horas hablando de detalles sin importancia. Ni siquiera es fútbol. En Inglaterra, por ejemplo, se habla de más clubes, no sólo del Manchester United. Están Arsenal, Chelsea, Tottenham, City…
-Cuente una anécdota que le haya marcado estos días. Por ejemplo, firmando libros los mayores se quedaban extasiados...
-Me gusta mucho el cariño de los mayores porque es algo que no existe en Francia o en Inglaterra. En Francia el fútbol es de una población un poco más joven. Aquí es de toda la familia. Al principio me hacía mucha gracia porque en la calle te para una familia entera y te conocen todos. Es normal que un hombre de 30 años te conozca y su hijo, pero la abuela también y que tenga colgado un escudo del Sevilla… Que las personas mayores te supliquen que no te vayas no ocurre en todos sitios.
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