Ni el protagonista, ni el candidato

Rakitic nunca obtuvo ni la batuta del juego ni la posibilidad de guiar los contragolpes con acciones decisivas cerca del área Rafinha enseñó cartas sin ser capaz de arriesgarlas

Daniel Lagos

30 de marzo 2014 - 05:02

Celta y Sevilla comparten el privilegio de poseer una fuente inagotable de talento en sus filas. Dos piezas que ganan partidos, dos piezas capaces de desequilibrar al contrincante con un simple pase o un desborde. Rafinha desafió a Rakitic sobre el césped con el afán de inscribir su nombre sobre el papel protagonista en un duelo entre dos de los hombres del momento de la Liga.

Y ambos se vigilaron. Ambos frenaron la primera arrancada del otro como sabia decisión de dos técnicos conscientes del peligro que generaban. Eso sí, cada incidencia provocada por ambos se generó en campo sevillista. Rakitic, convertido en medio centro escorado al lado zurdo para vislumbrar desde ahí pases lejanos imposibles, controlaba a un Rafinha que pierde trascendencia pegado a la banda.

Los protagonistas se anularon y se resintió el juego de cada equipo. Sin Rakitic, la capacidad de transición del Sevilla fue nula y nunca logró conectar con sus dos delanteros a excepción de pases largos. El Celta, mientras, buscaba incidencia con Álex López entre líneas pero se topaba con dificultades cuando Rafinha se atrevía a encarar con demasiados adversarios sobre él.

Parecía que Rakitic mirase su reloj. Medía cada tentativa y no perdía su posición. En la primera vuelta, el Celta desarboló al Sevilla en el Sánchez-Pizjuán aprovechando los espacios y la presión; quizás por ello el internacional croata tenía la misión de no ceder terreno a su espalda.

El cambio de última hora debido a la baja de M'Bia tampoco ayudó a Rakitic. Junto al camerunés, mucho más móvil y creador que Iborra, consigue más capacidad de asociación. Ayer, levantaba la mirada con la única salida de un pase de larga distancia hacia Bacca o Gameiro.

Mientras, Rafinha busca la banda derecha y encaraba a todo rival que acudiese al rescate. Pero intentarlo no basta para obtener resultados y no fue su mejor día. Su hermano Thiago se lesionaba minutos antes con el Bayern Múnich y él debía jugar infiltrado por sus problemas físicos. Todo un freno en su afán de dejar su huella en un choque que nunca la tuvo.

El duelo privó a ambos de su mejor escenario. Rakitic brilla con el balón en sus pies y nunca lo tuvo. Rafinha se luce con espacios por delante y éstos nunca existieron. El gran protagonista de este Sevilla estaba mermado tanto por físico como por posicionamiento. El candidato a ser protagonista tiró de atrevimiento sin que éste estirara las consecuencias. El resultado fue que ni el protagonista ni el candidato supieron ejercer de líder en un choque determinado en última instancia por una acción polémica. Rafinha ni siquiera estaba ya sobre el césped para poder retar a Nolito en el lanzamiento.

Rakitic empezó lejos del área y terminó echándola de menos. Emery quiso priorizar en su planteamiento la opción de mermar opciones del Celta en ataque y lo consiguió, pero también dificultó el juego de su gran arma ofensiva. La que brilla en la mediapunta con espacios para disparar o inventar. La que brilla en la medular cuando es el dueño del balón. Ninguno de los escenarios se dieron y la batalla entre el protagonista y el candidato se quedó en un envite sin medallas.

stats